Querido monstruo en mi reflejo

Monstruo realmente esa palabra me genera terror y miedo, bueno, supongo que no soy a la única que le pasa. Después de todo los seres humanos teme a lo desconocido y más si es aterrador.

Un día me encontraba aterrada, con la horrible sensación de estar siendo observada. La oscuridad y el silencio aterrador que estaba instalado en mi habitación hacia que todo fuera más espeluznante, en especial en el momento que escuche unos golpes en la ventana.

En ese momento quería salir corriendo de mi habitación, pero tenía tanto miedo que no podía moverme.

Y entonces el silencio aterrador fue interrumpido por una risa macabra.

—Basta, silencio, por favor me estás asustando— murmuré con miedo pero la risa se hizo más fuerte.

—Ya por favor— volví a murmurar.

Pero la risa continuaba resonando en mi habitación.

Con todo el coraje que pude reunir en ese momento salí corriendo de mi habitación. Cuando llegue al pasillo que daba con la cocina un fuerte relámpago lo iluminó, mostrándome a una horrible criatura con forma humana con el rostro arrugado y una mirada asesina, con unas uñas demasiado larga hasta el punto de parecer cuchillas, estaba llena de sangre, al final del pasillo.

—hah— un jadeó de sorpresa y terror escapó de mis labios.

Cómo pude corri hasta el sótano de la casa y cerré la puerta con seguro. Pero entonces nuevamente la risa escalofriante se hace presente, pero está vez habían más risas aterrandome por completo.

—Ya no lo soporto más, por favor alguien que me ayude— susurré conteniendo el llanto.

Podía sentir como mi cuerpo temblaba de miedo.

Pero extrañamente las risas se volvieron llantos y sollozos.

Otro relámpago resonó haciendo estremecer mi cuerpo del susto y a la vez iluminando el sótano, me giré rápidamente al sentir que estaba siendo observada y entonces mis ojos se encontraron con la horrenda criatura.

—Un, un mons, un monstruo— murmuré con dificultad.

Y caí al suelo llorando.

Pero entonces la bombilla del sótano se encendió, mostrándome una escena aterradora.

Una chica de mi edad estaba tirada en el suelo llena de sangre, murmurando “por favor, me estás asustando» esas fueron sus últimas palabras.

Habían otras personas que estaban en la misma situación de la chica que había muerto frente a mi. Ellos eran los que habían estado llorando.

Mire mis manos al sentirlas mojadas y al verlas con atención descubrí que mis manos estaban llenas de sangre.

—Debi haberle hecho caso a mi hermano, tu eres un monstruo malvado—dijo con dificultad un chico de unos 13 años tal vez.

Me levanté del suelo y mire al lugar donde estaba el monstruo pero no había  nadie solo un espejo, dónde podía ver el reflejo del monstruo.

Por alguna extraña razón me acerque al espejo y mire mi propio reflejo sin creer lo que estaba viendo o más bien decir, había una aterradora y siniestra verdad en mi reflejo.

Entonces yo soy el Monstruo.

El ruido de cristales rompiéndose se hizo presente, enseguida tome una sábana y cubrí mi cuerpo casi por completo. salí del sótano y me encontré con un policía con una pistola en la mano en medio del pasillo y entonces comencé con mi cacería, regla número 1 poner una buena carnada.

—A-ayudad, por favor. Mi hijo está adentro tiene que salvarlo— le suplique señalando la puerta del sótano, fingiendo desesperación.

—Tranquila, debe calmarse señora, ¿Podría explicarme la situación? Para poder ayudar a su hijo— dice el policía tratando de calmarme, guardando la pistola. Jajjaj grave error señor justicia.

Me acerque temblando, como si estuviera muriendo de miedo.

Al estar lo suficientemente cerca murmuré “Gracias por ser una de mis ofrendas de halloween” al mismo tiempo que clavaba el estómago del policía con mis largas uñas.

No había tiempo para sorprenderse del hecho que todo el tiempo yo había sido el monstruo aterrador, y no la inocente chica asustada.

Nota de la autora:

Por celebración del halloween me tocó escribir está historia para presentarla en una actividad que hicieron en la escuela.

Fotito de cuando la estaba leyendo⤵️