Incluso dentro del carruaje se podía escuchar a Jefe Topo entonar una alegre canción, aunque nadie alcanzaba a distinguir lo que decía.

– Parece que Gil está muy feliz esta mañana – les dijo Lord Henderson a los niños.

– Yo también estoy muy emocionada, no recuerdo la última vez que estuvimos en el gremio – le dijo Lucy.

    Para poder llegar al castillo desde la ciudad, primero se encontraba el gremio, nombrado Totocalli por Harry Henderson, en el antiguo lenguaje significaba, casa de animales, nombrado así por estar ubicado en una zona natural protegida. Los límites del gremio alguna vez tuvieron la intención de estar delimitados por una muralla, pero los esfuerzos se desvanecieron rápidamente, por lo que solo se podían encontrar pequeños registros de los cimientos y algunas partes construidas, que habían sido abandonadas por los humanos, y reclamadas por la naturaleza, a excepción de la entrada, donde aún se mantenía en pie una enorme reja, que nunca se cerraba, y junto a ella, sobre un muro de piedra, se encontraba una enorme placa de bronce grabada con la leyenda “Totocalli” gremio de tlaminis y magos del estado de Coitleua, bajo las órdenes de la casa Henderson, y a un lado, el símbolo del gremio, conformado por lo que parecía una “T”, sostenida en uno de sus lados por un muro de piedra, y una pequeña ave posando en la parte superior, muy parecida al ave sagrada de la antigua civilización, el quetzal.

    Al final del camino que nacía en la ciudad capital del estado, Meztli, y que ayudaba a subir por la enorme diferencia de altura, se encontraba el gremio, el camino se llamaba Tlatui, que significaba amanecer en el antiguo lenguaje, y que al mismo tiempo funcionaba como mirador de la ciudad, ofreciendo una espectacular vista de la urbe, y las montañas que se alzaban más al sur. A lo largo de su extensión, se encontraban ubicadas algunas casas, principalmente de tlaminis, incluyendo el hogar de los Johnson, que se encontraba casi al final, muy cerca del gremio.

    Era un gran edificio que estaba a poco menos de un kilómetro de distancia del lago; de forma cuadrada, contaba con tres niveles, y en el centro había un patio interior, con una enorme fuente de forma rectangular, forrada en su totalidad de cantera gris, además de una cantidad considerable de plantas que le otorgaban vida y una agradable vista al lugar. En la entrada principal, orientada hacia el suroeste, había un gran espacio para que las personas que llegaban de visita pudieran dejar sus caballos, carruajes o carretas, y después se podía apreciar el volumen donde se encontraba el lugar del vigilante, al entrar por la puerta principal, se encontraban unas oficinas del lado derecho, y después de un pasillo que conectaba hacia el exterior, un enorme salón de doble altura, que servía de comedor, con mesas para que magos y tlaminis pudieran pasar su tiempo libre, de un extremo se encontraba una barra que conectaba a la cocina, y del otro se encontraba un pequeño escenario, ya olvidado.

    Del lado contrario del edificio, se encontraban algunas oficinas, incluida la de Molly, algunos salones, y las escaleras que conectaban con los otros dos niveles, detrás de ellas se encontraba una salida para llegar a los establos, después estaban la enfermería y la armería, que daba hacia un patio cubierto donde podían practicar cuando el clima no daba otra opción; y finalmente del lado noreste una salida más hacia los campos de entrenamiento. En la planta alta había unas habitaciones, para estudiantes que necesitaran alojamiento, y la biblioteca, y en el tercer nivel se encontraba el dormitorio y laboratorio de Alby, un mago, hermano gemelo de Marie, al que le gustaba la investigación, pero su verdadero trabajo era ayudar a Molly con la contabilidad y administración del gremio.

    A pocos metros de distancia en dirección hacia el norte se encontraban los establos, un edificio largo, con algunos pocos caballos pertenecientes al gremio, y varios lugares para que los tlaminis pudieran dejar los propios. Después se encontraba una gran porción de terreno hasta llegar al lago, y la arboleda que marcaba el límite del castillo hacia el este, gran parte era utilizado para los entrenamientos y prácticas de los tlaminis y magos que llegaban a enlistarse en el gremio.

    Desde el castillo se podía llegar por una extensión del camino principal que conectaba hasta la ciudad, o por uno secundario, casi a orillas del lago, que era el que generalmente usaban la familia Henderson y quienes habitaban el castillo, y que llegaba hasta los establos del gremio.

    El carruaje se detuvo en la entrada del establo, y fueron recibidos por Edward Johnson, el esposo de Molly, quien al tiempo que los veía llegar, apagaba su cigarrillo para dejarlo caer en un bote sucio y oxidado, y caminó hacia ellos, trastabillando por culpa de la pérdida de su pierna izquierda, habían tratado de convencerlo de que utilizara una prótesis más cómoda, pero jamás la acepto, solo usaba algo más parecido a un pedazo de leña, que a una prótesis de verdad. Era un hombre alto de espalda y hombros anchos, de cara redonda y cabello negro, que comenzaba a teñirse de blanco.

    – Valla ya era hora de que llegaran – los saludó.

    – ¡Edward! Cada que te veo estás más viejo – le dijo Jefe Topo mientras bajaba del asiento del conductor.

    – ¡Tío Ed! – los tres niños abrieron la puerta impacientemente, bajaron a saltos y corrieron en dirección a Edward, pero una banda de perros los interrumpió.

    – Oigan ustedes, apártense ya de los niños – Edward trataba de darle órdenes a los perros, pero todos estaban demasiado animados para escuchar u obedecer.

      Tras los inútiles intentos de Ed para que los perros se calmaran, los tres solo se resignaron a ver a los niños reír mientras acariciaban a los perros, y estos lambian sus rostros.

      – Esto será una imagen poco agradable para alguien de regreso en el castillo – reflexionó Lord Henderson, mientras imaginaba los gritos de la institutriz de Blair.

        Ed tenía la costumbre de llevar al gremio los perros que encontraba abandonados por la ciudad, y generalmente vivían en los establos, acompañando a los caballos, por lo que siempre había una buena cantidad de ellos, dispuestos a reclamar la atención de todo aquel que se acercara. Después de que lograron que los perros dejaran en paz a los niños, procedieron a entrar al edificio por la puerta que daba hacia las escaleras, y en el camino fueron interrumpidos.

        – ¡Lord Henderson, Lord Henderson! – Alby se acercó rápidamente al grupo, con unos papeles en la mano –. Buenos días mi Lord, Gilbert, joven Nate, joven Tom, Señorita Lucy, todos sean bienvenidos a Totocalli.

        – ¡Alby! Me da gusto verte, la última vez que estuve aquí no pude saludarte – respondió Lord Henderson.

        – Ofrezco una disculpa mi Lord, pero como bien sabe, una vez que me encuentro absorto en los nobles artes de la ciencia y el conocimiento no tengo cabeza para nada más, además del trabajo del gremio, claro está. Lo que me lleva a preguntarle mi Lord, ¿acaso tiene algo para mí?

        – Por supuesto que sí, Marie ha enviado algo para ti, Nate por favor.

        – Claro – Nate traía una mochila consigo de la cual saco un libro, con un montón de papeles entre las páginas –, esto lo manda Marie.

        – ¡Esplendido! Comenzaré a leer lo que ha escrito de inmediato, ahora, espero no abusar de nuestra confianza joven Nate, pero podría enviar esto como respuesta a mi adorada hermana, con el mensaje “espero que encuentres esto tan gratificantemente enriquecedor a tu mente como lo hice yo al momento de descubrirlo, querida hermana, espero con ansias tus observaciones, las cuales estoy seguro servirán para engrandecer la investigación” – le dijo Alby al tiempo que le entregaba varios papeles a Nate.

        – Espero que encuentres esto tan gra… ¿qué? – Nate trato de repetir el mensaje que acababa de recibir, pero su memoria a corto plazo no era tan buena, miro a Tom, y luego a Lucy, quienes parecían tan confundidos como él -, lo siento, pero creo que debería escribir esa parte también.

          Jefe Topo y Edward, se echaron a reír y Lord Henderson solo puso su mano sobre la cabeza de su hijo, mientras él guardaba los papeles en la mochila. En otros tiempos, los hermanos Marie y Alby Bennet habían sido académicos, investigadores y maestros en la universidad de Calitenco, Alby de física, y Marie de matemáticas, por lo que siempre compartían los conocimientos que lograban.

          – No te preocupes Alby, tu hermana recibirá tu mensaje, pero te reiteró una vez más la invitación de Leah, deberías ir personalmente a visitar a tu hermana al castillo, ella siempre disfruta conversar con ambos.

          – Claro, de lo poco que una persona común puede entender, cuando estos dos están absortos hablando – dijo Jefe Topo al aire mientras volteaba los ojos.

          – Mi Lord, su propuesta es muy generosa – Alby le contestó a Lord Henderson ignorando el comentario de Jefe Topo –, le aseguro que muy pronto los visitaré.

          – Me alegra escucharlo.

            Después de esa promesa, se despidieron, Alby corrió alegremente de regreso a su hogar en el tercer piso, y los demás siguieron su camino hacia el gran salón. Al entrar lo primero con lo que se encontraron fueron las risas de todos los que se encontraban en el lugar, incluso uno que otro pequeño youalli andaba rondando por ahí. El lugar era enorme, y rara vez se ocupaban muchas mesas dentro, y aquel día no era una excepción.

            – Este lugar nunca cambia, ha sido el mismo desde que tengo memoria – dijo Jefe Topo en cuanto entraron –, hasta las polillas.

            – Tío Ed, ¿Dónde está Johanna? – Le pregunto Lucy.

            – ¿Jo? Déjame ver, si mal no recuerdo hoy llegó temprano, y si no está por aquí tal vez esté en el campo de entrenamiento, con los Torres.

            – Papá ¿podemos ir? – pregunto Nate, pero la pregunta era de los tres.

            – Claro, pero no se metan en problemas, y si no está ahí regresen de inmediato – las últimas palabras tuvo que gritarlas, porque los niños ya se encontraban corriendo camino al campo de entrenamiento.

            – ¡De acuerdo! – le gritaron a la distancia.

              El gremio era un lugar seguro, pero tampoco significaba que rondaran niños como si fuera un parque, a pesar de eso a ellos les gustaba visitar el gremio, viendo de cerca una parte de la vida de un tlamini.

              – Tío Ryan, tío Gil, me da gusto verlos por aquí – cuando giraron la cabeza hacía la voz que los estaba saludando, se encontraron con una linda joven de cabello negro chino y ojos cafés, de piel morena, con una mirada muy dulce, era la hija adoptiva mayor de Ed y Molly.

              – Lara, hola, también me da gusto que estemos aquí – respondió Lord Ryan.

              – Traíamos tres pequeños latosos con nosotros, pero ya se han ido corriendo – le dijo Jefe Topo, mientras señalaba en dirección a donde habían ido corriendo Nate y los demás – fueron a buscar a Johanna ¿sabes si está en el campo de entrenamiento?

              – Pude verlos, son tan enérgicos como siempre, y si, encontraran a Jo sin problemas – contesto Lara, mientras comenzaban su camino a la parte posterior del comedor – ¿les gustaría algo de tomar o comer?

              – Pues antes de tomar algo me gustaría ver a Molly – le respondió Lord Henderson.

              – Ella está en su oficina, ¿les gustaría ir con ella, o puedo mandarla llamar?

              – Dile que venga, no es como si viniéramos a tratar algo de especial importancia – le dijo Jefe Topo -, solo estamos aquí porque los niños no dejan de hablar de Johanna, y como hoy fueron Leah y las demás a la ciudad no nos dejaron más opción, que traerlos.

              – De acuerdo, iré por ella.

              – Gracias Lara – le contestó Lord Henderson, para después dirigirse a la mesa que estaba reservada para el uso exclusivo del gobernador -, creo que lo que dice Molly es verdad, Lara parece demasiado noble como para convertirse en la líder del gremio.

                Al tiempo que caminaban las personas que se encontraban en el camino saludaban a Lord Henderson, y otros más incluso se levantaron de sus mesas para poder saludarlo. A pesar de que él no mantenía las exigencias que los demás gobernadores, las personas cuidaban sus modales y comportamiento cerca de él. Pero el ambiente seguía siendo el mismo a pesar de su presencia, por lo que en cuanto terminaron los saludos, se permitieron hablar de asuntos más privados.

                – Ni que lo digas – le contesto Ed –, Lara tiene mucho talento con la magia, y una guerrera excepcional, me atrevo a decir que sobrepasara a Molly, pero no le gustan los conflictos, y a decir verdad tampoco me gustaría verla enfrentada con los líderes de los otros gremios, se necesita un carácter igual o incluso más fuerte que el de Molly para hacerles frente. Por cierto, lo que les dijo Molly hace unos días en el castillo, nadie está enterado, solo ella y yo, y los Torres, creo… así que es mejor no comentar nada por el momento.

                  Los tres se quedaron platicando mientras esperaban que la líder del gremio pudiera atenderlos. Al mismo tiempo, los niños llegaron corriendo al campo de entrenamiento, y encontraron a quien estaban buscando, Jo se encontraba entrenando con Karen Torres, una tlamini veterana. Se encontraban en un duelo, el cual veían animadamente hasta que Karen logro desarmar a Johanna, a lo cual los niños aplaudieron y celebraron.

                  – ¿Desde qué momento llegaron? – pregunto Johanna sorprendida y cansada por la práctica.

                  – Si no te habías dado cuenta de su presencia quiere decir que aun te falta mucho por aprender, y entrenar, pudo ser un youalli, y encontrarte con la guardia baja por estar entretenida con otra cosa – le reprendió Karen.

                  – Para empezar, tú no eres simplemente… otra cosa – decía mientras trataba de que sus pulmones se llenaran de oxígeno – segundo, tus entrenamientos tampoco son cualquier cosa, un día simplemente no volveré a ver la luz del sol.

                  – Eres una exagerada, descansemos un poco.

                    Jo se dejó caer en el suelo y al momento Nate, Tom y Lucy se acercaron rápidamente, para poder interrogarla.

                    – Eso estuvo increíble – Tom fue el primero en hablar – enserio, fue más que increíble, ustedes son increíbles, ustedes…

                    – Tranquilo, trata de respirar un poco – le contesto Karen -, ¿cómo han estado?

                    – Bien, pero tío Ryan sigue sin dejarnos venir mucho – respondió Lucy.

                    – Recuerdo cuando sus padres los traían, aun eran muy pequeños – la nostalgia invadió a la veterana, ella y su esposo, Gildarts, formaban parte del grupo de amigos de Lord Henderson, por lo tanto, habían sido cercanos a los Gómez -, me alegra ver que conforme crecen se parecen cada vez más a María, enserio, espero que sean como María y no cómo Alan – Karen lo dijo en tono divertido y nostálgico al mismo tiempo, los niños se preguntaron cuál sería el significado detrás de esas palabras, pero antes de que pudieran preguntarle, llegó más compañía.

                    – ¡Mamá! – una voz se escuchó a lo lejos, se acercaban un hombre, y un niño.

                    – Vengan – les respondió Karen haciendo un ademán para que se acercaran.

                    – ¡Wade! – le grito Lucy mientras levantaba sus brazos para saludarlo.

                      Wade era el hijo de Gildarts y Karen, de la misma edad que Blair, que solía pasar el tiempo en el gremio, a pesar de no tener mucho interés en las actividades que ahí se realizaban, tenía más interés por los libros y los estudios. Wade evitaba mirar a las personas a los ojos, le causaba cierta incomodidad que era difícil de explicar, y a pesar de no tener muchos más amigos, conservaba cierta distancia de Nate y los demás, aunque tampoco solía verlos con mucha frecuencia, tenía una complexión delgada, su cabello castaño oscuro ondulado estaba revuelto, y estaba a punto de cubrir sus ojos grises. Antes de que Tom fuera llevado al castillo, solía pasar el tiempo con Wade, incluso asistieron a la misma escuela., aunque a veces tenían ciertas diferencias, porque a Wade no le gustaban las actividades que implicaran mucha actividad física, al contrario de Tom.

                      – ¿Te gustaría venir a jugar con nosotros? – le dijo Tom.

                      – Esta es la hora en la que voy a la biblioteca – respondió Wade.

                      – Podemos acompañarte – le dijo Lucy con emoción.

                        Tom se disponía a alegar con respecto a ir a la biblioteca, pero Nate le dio un codazo, por lo que sus intenciones se vieron frustradas.

                        – Vamos, yo iré con ustedes – Jo se incorporó y tomó a Wade del brazo, para después dirigir la cruzada.

                        – De acuerdo, pero recuerden que en la biblioteca no se puede hacer mucho ruido – respondió mientras sonreía, parecía que con Jo se sentía más en confianza, y los demás decidieron tomar el asunto con tranquilidad.

                        – Estaremos en el gran salón – les dijo Karen mientras veía como entraban al gremio.

                        – Te preocupas demasiado, es bueno que conviva con ellos, son sus amigos – su esposo trató de tranquilizarla mientras se encaminaron al comedor.

                          Etiquetas: aventura magia

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