Blair se encontraba en una sala de té localizada en la planta alta, que tenía una excelente vista del nevado, pero también del campo de entrenamiento; su institutriz le estaba enseñando algún tipo de bordado, pero no podía prestarle suficiente atención, desde su ventana alcanzo a ver todo el espectáculo que acababa de acontecer, Molly, la líder del gremio Totocalli, acababa de traer a una joven, unos cuantos años mayor que ella, pero por lo que alcanzó a ver, dejo a todos asombrados por sus habilidades en batalla, una demostración corta, pero convincente, todos, tanto adultos como niños, parecían asombrados ante tal demostración, podía escuchar claramente los gritos de Lucy.

– Señorita Blair, este es un hechizo que no le enseñara Marie – la institutriz, contrario a la mayor parte del tiempo, estaba especialmente alegre -, la clave está en tener en la mente muy bien definido el diseño que desea que la aguja realice… ¿Señorita Blair?

– Lo siento, si… el diseño… – Blair había sido atrapada en medio de su divagación.

– ¿Qué es lo que la distrae de tan importante lección? – el bordado terminó en la mesa, al tiempo que la institutriz se levantó de la silla, y caminó hacia la ventana a presenciar el espectáculo por ella misma – por todos los cielos, esa mujer, ¿Acaso no está contenta con ser ella misma un escándalo? Ahora está atrayendo a más jovencitas a las malas costumbres que ella tanto se empeña en difundir, no es más que una mujer vulgar ¿Cómo es posible que Lord Henderson permita esto? Ahora si deberá escucharme, esto no puede ser admitido, por lo menos no mientras usted este bajo este techo señorita Blair.

Acto seguido cerro la ventana y prosiguió a prender unas lámparas para poder compensar la pérdida de luz; el resto de la tarde siguió el hilo de su tejido, el cual era guiado por la actitud escandalizada de la institutriz, a raíz de la presencia de Molly y Johanna; Blair no se quitaba las imágenes que había visto, todos parecían fascinados con ellas, todos parecían querer estar cerca de ellas. Pero no lo entendía, si su institutriz no lo aprobaba, seguramente su padre, Lord Dumont tampoco, por lo tanto, ella no podía fijarse en ellas.

– Aunque tal vez exista una mejor solución – las palabras de la institutriz captaron nuevamente la atención de Blair –, se acerca la fiesta de compromiso de su hermano mayor, podría ser la oportunidad perfecta para demostrar todo lo que ha avanzado en su educación como señorita de sociedad, y entonces podríamos pedirle que nos lleve de regreso al castillo Dumont, ¿no sería eso una verdadera bendición señorita Blair?

– Claro – Blair no sabía que pensar, así que no tuvo otra opción más que una respuesta corta y convincente.

No conocía otro hogar más que el castillo Henderson, pero su verdadero padre y hermanos se encontraban en otro castillo, toda su vida se sintió confundida, no entendía el por qué su padre había decidido que ella debía crecer en otro lugar, pero tal vez ahora podría regresar, pero regresar ¿a dónde?

Después de unos cuantos hilos, fueron convocadas a cenar, así que emprendieron su camino hacia el comedor, cuando estaban cerca se encontraron con sus amigos y una de las invitadas, la conversación parecía girar en torno a Johanna, y todos parecían bastante felices y fascinados con los eventos de la tarde.

– ¡Blair! Mira, te voy a presentar a alguien – Lucy se acercó rápidamente a Blair y tomo su mano para después llevarla con los demás –, ella es Johanna y es muy fuerte, debiste verla esta tarde.

– Mucho gusto, mi nombre es Johanna Geller.

    Fueron unos instantes que parecieron una eternidad, una joven que no sobresalía en belleza, su cuerpo parecía tonificado a raíz de los intensos entrenamientos a los cuales seguramente estaba sujeta, su cabello lacio y negro, estaba sujeto por una coleta, en cuanto a su ropa, vestía pantalones, algo poco común para una mujer, inadmisible en las señoras y damas de las más importantes familias del país. No supo que responder, y antes de que pudiera decir por lo menos “hola”, su institutriz, para no faltar a la costumbre, con gran altanería, se adelantó a ella.

    – Señorita Blair, debemos apresurarnos a tomar nuestros lugares en la mesa, Emily, ¿no deberías estar ayudando en la cocina?

    – Debemos irnos – fueron las únicas palabras que pronuncio Blair.

      No les sorprendía la actitud de Blair, cuando estaba presente la señorita odio el sol, parecía una persona totalmente distinta. Al mismo tiempo Emy se alejó rápidamente para llegar a la cocina, seguida de Jack.

      – Por favor perdónala – le dijo Nate a Johanna, con la esperanza de borrar una mala primera impresión –, se comporta de esa manera por su institutriz que es muy estricta, pero estoy seguro de que podrían llegar a ser buenas amigas.

      – Si bueno, no sería la primera vez que alguien me ve de esa manera, no hay problema por un par más.

      – ¿La primera? ¿De esa manera? – los tres habían quedado confundidos ante la respuesta de Johanna, pero solo Tom se atrevió a decir algo.

      – No se preocupen por eso, olvídenlo, ¿Por qué no mejor entramos?

        Al entrar ya estaban los adultos y Blair, en esta ocasión, en celebración de las invitadas, también Jefe Topo, quien prefería tomar sus comidas en la cocina en compañía de su esposa y su hijo.

        La cena estuvo bastante animada, las únicas que parecían estar incomodas con la conversación y las risas eran Blair y su institutriz, quienes se retiraron en cuanto terminaron, a diferencia de los demás que se quedaron hasta altas horas de la noche, incluso los niños estuvieron después de su hora de dormir, hasta el momento que Lucy no pudo mantener los ojos abiertos por más tiempo, en ese momento Nate y Tom también se retiraron, y por ser tan tarde las invitadas se quedaron a pasar la noche, por lo que condujeron a Johanna a donde se quedaría a dormir. Mientras Lord y Lady Henderson se quedaron a seguir conversando con Jefe Topo y Molly.

        – Y ahora que todos los chiquillos se han ido a dormir – Jefe Topo comenzó a hablar.

        – Y que tú estás a punto de hacer lo mismo en este instante, te estas volviendo viejo – arremetió Molly en su contra.

        – No digas tonterías mujer, jamás cometería tal imprudencia en la casa de Lord Harry Henderson… Aún recuerdo el preciso momento en el que…

        – Basta con tus tonterías, esa historia nos la sabemos todos de memoria – le respondió Molly.

        – Bueno, bueno, ya está, lo que quiero saber de una vez por todas es, si vas a buscar a Helena, si o no.

        – No entiendo para que buscarla, ella decidió emprender un camino lejos de nosotros, del gremio, de su camino como tlamini, y no pienso que debamos irrumpir en su vida solo para darle malas noticias.

        – Entiendo tu punto de vista Molly – intercedió Lord Henderson –, a decir verdad, concuerdo contigo, realmente no veo la necesidad de hablarle, si ella eligió irse, debemos respetar su decisión.

          La partida de Helena Collins fue un duro golpe para muchos, creían que ella ayudaría a abrirle el camino a otras mujeres para convertirse en tlaminis, ya que, a pesar de que estaba permitido, seguía sin ser una práctica común, en especial en otros estados, con gobiernos más estrictos y misóginos. Era una lucha que Molly no quería abandonar hasta el último de sus días, pero le gustaba la idea de tener más personas en quien apoyarse, y una tlamini tan hábil como Helena, era una gran esperanza.

          – Molly, tengo una duda ¿Por qué no pensaste en alguno de tus hijos para ser tu sucesor? – Jefe Topo rompió el silencio para evitar que cayeran más los ánimos – tu padre te dejo el cargo a ti, ¿Por qué no hacer lo mismo con alguno de esos tres?

          – ¿Mis hijos? A decir verdad, no creo que ninguno de ellos sea apto para semejante puesto, Lara, tal vez por ser la mayor tiene un gran sentido de la responsabilidad, pero su corazón es muy blando, no podría controlar la banda de salvajes del gremio. Fred es lo contrario, tiene un carácter fuerte, pero no conoce la responsabilidad, es igual a su padre en ese sentido, además su espíritu de aventura es muy grande, jamás podría estar atado a un solo lugar, insiste en que su vida está en el mar, y no dudo en que un día simplemente voy a verlo partir.

          – Es algo triste, pero siempre debemos de estar a la expectativa de ver partir a nuestros hijos – Lady Henderson le dijo aquellas palabras para tratar de consolarla.

          – Y finalmente Gael, el más pequeño de mis hijos, siempre se deja llevar por las locuras e imprudencias de su hermano, no podría separarlos.

            En realidad, no eran sus hijos, la vida había decidido que Molly no podría llevar vida en su vientre; muy joven tuvo la ilusión de ser madre, pero una madrugada el destino se lo arrebato, sin más explicaciones, se desvaneció. Jamás se recuperó del duro golpe y no quiso volver a intentar ser madre por el miedo de que volviera suceder, no obstante, adoptaron a tres niños que habían quedado huérfanos, debido a malas decisiones, y así fue como Molly y su esposo Edward decidieron criar a los pequeños Lara, Fred y Gael.

            A la mañana siguiente Molly y Jo partieron de regreso al gremio muy temprano, dejando muy emocionados a Nate, Tom y Lucy por su próxima visita al gremio.

            Lady Leah ya había ido a ver a los niños como cada mañana, e iba de camino a la cocina, cuando se encontró con Susan, y ambas terminaron el trayecto juntas.

            – Muy buenos días, Leah.

            – Buenos días, Susan.

            – Ryan se ha despertado muy temprano el día de hoy.

            – Así es, quería despedirse de nuestras invitadas, y las acompañó hasta el gremio – Lady Henderson ya había decido hablar con ella sobre el entrenamiento del pequeño Jack, pero no encontraba las palabras, ya que no quería que pensara que era imprudente –. Susan, quiero hablar contigo sobre algo.

            – ¿Qué pasa? ¿Hay algún problema?

            – No, no, para nada, es sobre Jack.

              hecho alguna travesura, lo que era bastante recurrente, en especial cuando solo se encontraba con Lucy, que era la de las ideas, y su hijo generalmente se dejaba llevar por ellas.

              – Ryan, y Gil, me han expresado su deseo por que comience a entrenar – continuo Lady Leah -, Lucy comenzará su entrenamiento, creo que hoy mismo, y…

              – Leah, perdón que te interrumpa, pero no creo que sea lo mejor, Jack tiene deberes en el castillo, y no creo que sea oportuno.

              – Yo creo que deberías considerarlo, no entrenan todos los días, y todos los niños se llevan de maravilla, todos tienen deberes por hacer, y se acomodan sus horarios, por lo menos prométeme que pensaras en darle una oportunidad.

              – Claro que sí, lo pensaré detenidamente.

                No había dado una respuesta afirmativa, pero tampoco era una, Jack tenía nueve años, un año más, que la edad en que Nate comenzó a entrenar. Se habían criado los seis juntos, y a Lady Leah le gustaba la idea de que todos pasaran el tiempo juntos, ya que prácticamente no convivían con más niños, fue una lástima que Emy no hubiera entrenado, era algo que jamás le había interesado, pero Pettygrew había arreglado un entrenamiento por separado, él mismo se encargaba de que aprendiera lo necesario, lo que no le impedía convivir con los demás, así que estaba tranquila.

                Esa misma tarde Lucy salió animadamente de la habitación donde Susan o Lady Leah realizaban labores de costura, y en su camino al patio de entrenamiento se encontró a Blair quien se escandalizó al verla.

                – ¡Lucy! ¿Qué traes puesto?

                – Era ropa de mi hermano, Susan la tuvo que arreglar para mí, y ya me queda perfectamente bien – le respondió con una enorme sonrisa.

                  Lucy no podría entrenar con vestido, por lo que recurrió a la solución de tomar vieja ropa de Tom, y pedir que la arreglara, lo que utilizaban para entrenar, eran pantalones y camisa, un poco holgados, de manta o algodón.

                  – No es posible que tú también vallas a ir por la vida vistiendo pantalones.

                  – Solo serán para los entrenamientos, aunque son bastante cómodos, podría considerar usarlos más tiempo.

                  – Por favor no digas eso.

                  – Pero si los voy a usar yo, no tú, no te alteres.

                    Después de eso se alejó saltando alegremente, pero Blair seguía sin poder creer lo que acababa de presenciar, su institutriz se escandalizaría en cuanto se enterara, pero no iba a ser ella la causante de su histeria, se reunió con ella sin mencionar el asunto.

                    – Ya llegué ¿cómo me veo? – dijo Lucy al llegar con los demás.

                    – Te vez increíble pequeña Lucy – le dijo Jefe Topo –, toma, ya tengo lista tu espada, para que puedas comenzar.

                    – ¿Eso no era mío? – preguntó Tom.

                    – Sí, tuve que pedir que lo ajustaran, pero a mí me quedan mejor – le contestó.

                      Lucy no se detuvo a esperar la respuesta de su hermano, se acercó rápidamente a tomar la espada que Jefe Topo tenía preparada para ella, y comenzó a blandirla siguiendo sus instrucciones.

                      – A veces es demasiado directa – le susurró Tom a Nate.

                      – Solo un poco, lo es más contigo porque no haces más que molestarla.

                        Tom se quedó reflexionando hasta que acudió al llamado para comenzar a entrenar. Ellos ya tenían algo más de experiencia, por lo que Lucy prestaba atención a lo que hacían, solía observar los entrenamientos, pero a partir de entonces sería diferente, estaría involucrada porque también estaría aprendiendo.

                        Mientras tanto, Susan se encontraba con su hijo, y recordando la plática que había tenido aquella mañana, comenzó a hablar.

                        – Jack, hijo.

                        – ¿Sí?

                        – Hoy la pequeña Lucy comenzará a entrenar con Nate y Tom, y bueno, Leah me comentó esta mañana, que tú también podrías…

                        – ¿Entrenar? ¿con los demás? – a su hijo parecía gustarle la idea.

                        – Si, supongo ¿te gustaría?

                        – Bueno, parece divertido, y es mi papá quien los entrena, la verdad es que sí ¿puedo?

                        – Lo pensaré.

                          Jack no tenía intenciones de presionar a su madre, o podría decir que no, así que decidió esperar pacientemente su permiso para poder entrenar con sus amigos. A veces su madre se tomaba muy enserio los papeles que cada uno tenía dentro del castillo, se había casado con Gil, el mejor amigo de Lord Henderson, cierto era que estaba muy enamorada, pero aún le parecía un escándalo estar casada con alguien importante dentro del castillo. Ella había llegado años antes por recomendación de la antigua ama de llaves que se había jubilado, cuando Lady Leah estaba embarazada. Sentía que, sin importar la situación, ella seguía siendo una empleada, pero entonces quedaba su hijo en medio, y en ocasiones no sabía cómo manejar la situación.

                          Por la noche, durante la cena, Lucy no hacía más que hablar del entrenamiento, estaba muy entusiasmada y no dejaba espacio para que los demás pudieran comentar. Pero la institutriz, que tenía un asunto importante, aprovecho un pequeño momento de silencio para interrumpir.

                          – Lord Henderson, tengo una gran petición que hacerle, si me lo permite

                            Lucy frunció el ceño ante la interrupción, pero no se atrevió a competir, así que aprovechó el momento para comer, ya que su plato estaba casi intacto.

                            – Claro, ¿necesita algo?

                            – En realidad, no yo en específico. Como usted bien recordará, el compromiso del primogénito de la casa Dumont ha sido anunciado, y pronto se hará una fiesta para poder celebrarlo, una ocasión de especial importancia ya que será el primer evento social en el que la señorita Blair se presentará; quería pedirle me conceda permiso de ir a la ciudad para poder mandar a hacer un vestido que este a la altura de la ocasión, no podemos permitir que asista con una vestimenta poco apropiada.

                            – Claro que sí, no veo ningún inconveniente.

                            – Muchas gracias, mi Lord, es usted muy amable.

                            – Valla, es cierto, han solicitado también nuestra presencia – Lady Henderson se percató que había olvidado por completo la celebración –, tal vez sea buena idea que las acompañe, así podré escoger algo yo también.

                              Lady Henderson nunca había sido cercana con su único hermano, por lo que no prestaba mucha atención a lo relacionado con los Dumont, en cuanto tuvo la oportunidad de escapar de esa familia, la tomó, pensando que jamás tendría que regresar, lo que no pudo lograr del todo, en especial con la llegada de Blair; la celebración del compromiso del primogénito sería opulenta, una enorme y elegante fiesta a la que todos los gobernadores y personas importantes asistirían; siempre considero esas fiestas como la viva representación de la fachada social que se esfuerza por aparentar empatía y amistad, nunca se sintió cómoda con tantas personas alrededor de ella, pero ahora que la pequeña Blair iba a asistir, no quería dejarla sola, así que tendría que prepararse para el evento.

                              Era una mañana soleada, cuando partían dos carruajes del castillo, en el primero iban Lady Henderson, Blair y su institutriz, en el segundo, Lord Henderson, Nate, Tom y Lucy, con Jefe Topo como chofer.

                              – Lady Henderson me alegra mucho que haya decidido acompañarnos, esta será una ocasión muy importante, será anunciado el compromiso del primogénito y heredero de la casa Dumont – la institutriz no podría contener su alegría por más que tratara, habían pasado muchos años desde que llego con Blair al castillo Henderson, pero no podía acostumbrarse – ¿Acaso no le emociona regresar al que alguna vez fue su hogar?

                              – Cierto es que han pasado muchos años desde la última vez que estuve en el castillo Dumont – Lady Leah estaba absorta en sus pensamientos mientras miraba por la ventana.

                                No quiso mencionarlo, pero la última ocasión en la que estuvo en aquel castillo, fue cuando ocurrió la muerte de la madre de Blair, y también, cuando se decidió que ella se criara en el castillo Henderson, en varias ocasiones se les había invitado a bailes y fiestas, pero siempre los rechazaron. El camino continuó sin más cambios, hasta que llegaron al cruce donde se separaron, Lord Henderson y los niños irían al gremio, mientras Lady Leah, Blair y su institutriz irían a la ciudad. En el lugar se encontraron con un tlamini que tenía la misión de acompañarlas como escolta, se subió a un lado del chofer, y después de despedirse continuaron.

                                Al llegar a la ciudad se dirigieron directamente a la tienda más prestigiosa de ropa para dama, las tres se bajaron del carruaje junto con el tlamini, de nombre Oscar Morán, mientras el chofer continuo para poder estacionar el carruaje.

                                – Me quedaré aquí afuera, mi Lady, cualquier cosa que necesite hágamelo saber de inmediato – le comunicó al mago al tiempo que hacía una reverencia.

                                – Gracias Oscar, pero por favor, ya te he dicho que nos seas tan formal.

                                  Oscar solo sonrío algo avergonzado, llevaba tiempo de ser el elegido para acompañarla cuando iba a la ciudad, y a Lady Leah le estorbaban las formalidades, pero para él era difícil acostumbrarse. Las tres entraron a la tienda, no solían ir ya que a Lady Henderson no le gustaba visitar la ciudad, prefería que fueran las modistas y costureras al castillo, pero la institutriz insistió en que en esta ocasión debían de ver todo el catálogo disponible en la tienda para poder elegir lo mejor.

                                  – Lady Henderson, muy buenos días, me alegra tanto verla, es muy extraño que nos visite, ¿acaso necesita algo para una ocasión en especial? – una señorita se acercó a ellas de inmediato y con toda la amabilidad que tenía disponible las atendió.

                                  – Buenos días, en realidad sí, hemos venido por que el hijo mayor de mi hermano, Lord Dumont, tendrá próximamente su fiesta de compromiso…

                                  – Queremos ver lo mejor, lo más fino que tengan en su tienda, telas, encajes – antes de que Lady Leah pudiera terminar su explicación, la institutriz estalló de emoción y comenzó a dirigir el episodio -, y sus mejores modelos, en especial para una jovencita como la señorita Blair, aquí presente, quien tiene que lucir radiante.

                                  – Por supuesto, con mucho gusto, les mostraré lo mejor que tenemos para ofrecerles, acompáñeme por favor.

                                    La señorita las dirigió hacía una sala en la parte posterior de la tienda, durante el trayecto Blair pudo observar todos los modelos que había en exhibición, todos eran hermosos, los colores, los detalles, sus pequeños ojos no podían terminar de digerir todo lo que estaba a su alrededor, su tía solía usar vestidos muy hermosos, pero siempre sencillos, sin embargo, en esos momentos tenía ante ella lo que podía considerar verdaderas obras de arte, ninguno igual al anterior, y todos captaban su atención, no podía esperar por crecer y poder usar todo lo que se encontraba a su alrededor.

                                    Después de recorrer la tienda, llegaron a un lugar muy amplio con sillones colores crema, y con hermosas flores bordadas en sus cojines. Se sentaron y les ofrecieron té y algunos bocadillos, al tiempo que comenzaron a llegar personas con diversas opciones de vestidos para ellas.

                                    – Señorita Blair, debemos elegir con cuidado su vestimenta, no debemos permitir que se presente con algo que no sea del agrado del señor Dumont, debemos aspirar a cumplir por completo sus expectativas.

                                      La institutriz tenía un brillo especial en sus ojos, ella y Blair solían visitar el castillo Dumont, pero siempre era más el tiempo que pasaban viajando que el que pasaba con su padre, era un señor muy ocupado como gobernador, mientras que sus hermanos no dejaban sus actividades, por lo que tampoco era mucha la convivencia con ellos.

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