Ryan Henderson se encontraba en el patio de entrenamiento junto con Jefe Topo, era una tarde como cualquier otra, y estaban esperando la llegada de la líder del gremio, Molly Johnson. El gremio era una institución militar perteneciente al gobierno, cada estado contaba con un gremio, y lo administraba directamente el gobernador como mejor convenía. En el gremio se entrenaban los magos para convertirse en guardias o tlaminis al servicio del estado, para combatir a los youallis, criaturas pertenecientes al Yauhco, y que amenazaban de manera constante a la población.

– Bueno, esta mujer dijo que debía hablar contigo, pero no entiendo porque la sorpresa, te pudo haber dicho desde un principio, cuál era el motivo de su visita – Jefe Topo estaba con él, dando vueltas sin parar.

– Deberías calmarte un poco Gil – le respondió su amigo, mientras caminaba hacia él y desenvainaba su espada –, tal vez debería mostrarte, una vez más, quien es el mejor de los dos mientras esperamos.

– No seas ridículo, han pasado años desde que tuviste una batalla real, y yo me dedico a tratar de que los vagos de tu hijo y Tom aprendan algo.

Su verdadero nombre era Gilbert Stark, fue Nate cuando era muy pequeño, quien lo nombro Jefe Topo al ver cómo podía esconderse fácilmente en la tierra, a su corta edad la idea le pareció graciosa, y desde entonces los niños lo llamaban de esa forma, no le molestaba, todo lo contrario, podía sentir un gran cariño y apego de su parte cada que llegaban gritándole, y llamándolo de esa manera.

– Y dime, ¿no has pensado en entrenar a Jack? – le preguntó Lord Henderson -, ya tiene más edad de la que tenían Nate y Tom cuando comenzaron a entrenar.

– ¿Jack? Aún es muy joven, y Susan no considera que deba tener entrenamiento – Jefe Topo se quedó reflexionando un momento -, además, las cosas fueron diferentes con esos dos.

    Cuando Tom llegó al castillo, un par de veces lo encontraron llorando por los rincones, no le gustaba llorar frente a su hermana, y para tratar de mantenerlo distraído y de mejor ánimo, Jefe Topo comenzó a entrenarlo junto con Nate.

    – Deberías insistir – le dijo Lord Henderson -, no creo que sea buena idea que yo le diga algo, pero tal vez Leah pueda conseguirlo. Y hablando de eso, la pequeña Lucy también me comento su deseo de entrenar, ¿tienes algún problema?

    – Para nada – le respondió Jefe Topo con gran alegría –, todo lo contrario, me parece una estupenda idea, incluso si quisieras Blair también podría incluirse.

    – Eso es un poco más complicado, necesitaríamos la autorización de su padre, y su institutriz no lo vería con buenos ojos, ya sabes que es una mujer bastante… estricta.

      Mientras los dos hombres seguían absortos en su conversación, un par de caballos llegaron a los terrenos del castillo, y al llegar a la entrada principal los recibió el mayordomo, Josh Pettygrew.

      – Muy buenos días, Molly, señorita.

        Finalmente había llegado, Molly era una mujer cerca de los 45 años de cabello negro, y tez morena, y junto a ella, estaba una joven de 16, de nombre Johanna Geller.

        – Buenos días, Josh, hemos venido a ver a Ryan.

        – Por supuesto, se encuentra en el patio de entrenamiento, junto con Gilbert, esperando por ustedes, por favor, acompáñenme.

          A pesar de los años de conocerse, Pettygrew conservaba su actitud educada. Ambas lo siguieron a través de los pacillos, Molly conocía a Lord Henderson de todo la vida, eran amigos cercanos, y sus trabajos se prestaban a estar en constante comunicación, por lo que no era la primera vez que recorría el castillo; pero no era la misma situación para la joven, nunca había estado en un lugar tan grande y lujoso como aquel, no podía dejar de mirar por todos lados, estaba absorta por todos los detalles, por las pinturas y las decoraciones, y de pronto, apareció lo que parecía ser una decoración viviente.

          – Molly, cuanto gusto de verte

          – Leah, hola, ¿Cómo haz estado? – Lady Leah las sorprendió en uno de los pasillos, la joven hizo una reverencia como era debido, pero Molly la abrazo cariñosamente.

          – Muy feliz de que nos visiten – dijo las palabras dirigiendo una sonrisa a la joven, quien quedo sorprendida de lo hermosa que era, pero había algo en su andar, en su sola presencia, que imponía su autoridad -. Estoy segura de que tienes muchas cosas de que hablar con Ryan y Gil, pero por favor dime que se quedaran a cenar.

          – Por supuesto, no me lo perdería por nada.

            La mujer parecía imponer su presencia, a pesar de su actitud calmada y amable, parecía que había algo detrás, un poder poco aparente, y difícil de descifrar. Después de eso, Jo y Molly, terminaron su recorrido para llegar con Lord Henderson y Jefe Topo, quienes se encontraban parados en medio del patio, con la espada en mano.

            – Valla, veo que por fin se les ha olvidado como es que se usan – se dirigió de manera divertida hacia ellos, mientras señalaba las espadas en sus manos –. No me extraña, llevan años sin entrenamiento, falta poco para que vuelvan a ser los mismos vagos que eran de jóvenes.

            – ¡Molly! Valla forma tuya la de saludar – le respondió escandalosamente Jefe Topo –, pero voy a decírtelo claramente, aún puedo enseñarte un par de cosas, así que no me provoques.

            – Escucha lo que dice, todos los días se enfrenta a un par de formidables enemigos, que no hacen más que ingeniárselas para burlarse de él y escaparse del entrenamiento.

              Johanna veía atónita la conversación entre ellos, su conversación se veía divertida, e inocente, pero se decía que cada uno tenía una fuerza monstruosa, capaces de derrotar ejércitos enteros y youallis feroces, por lo que se sintió confundida, en el gremio nunca se habían mostrado tan cercanos, supuso que para conservar la formalidad y seriedad de sus trabajos.

              – Pero bueno, no has venido hasta acá para humillarnos ¿o sí? – le pregunto Lord Henderson.

              – Claro que no, vengo a algo mucho más importante – Molly volteo hacia la joven y estiro la mano en gesto de que se acercara -. Ella es Johanna Geller, ¿la recuerdan? está preparándose para convertirse en tlamini.

                La joven se acercó tímidamente, y ambos asintieron, la conocían, pero no de manera cercana,

                – Buenas tardes – respondió al tiempo que hacia una reverencia.

                  Johanna se sentía extrañamente cohibida, sería la presencia Lord Henderson, lo había visto con anterioridad en el gremio, pero nunca había tenido la ocasión de que hablara personalmente con él.

                  – La he traído para que puedan ver ustedes mismos la capacidad que tiene…

                    Molly era una mujer de estatura media, con una larga cabellera negra, que solía mantener en un recogido, como era la costumbre de las mujeres mayores de edad en el país, con rostro redondo y ojos cafés, tenía un carácter fuerte, siempre supo cómo destacar, poseía un talento natural para el liderazgo, y se ganaba la confianza de las personas fácilmente. Estaba hablando cuando de pronto se escucharon los gritos de unos niños, como era costumbre Nate y Tom competían por ver quien llegaba primero y Lucy se encontraba detrás, gritando lo injustas que eran sus competencias.

                    – ¡Criaturas por todos los cielos! Porque siempre tienen que estar corriendo, ¿que acaso no conocen lo que es caminar?

                    – Lo siento Jefe Topo – dijeron al unísono los tres.

                    – Déjalos en paz, son niños, tienen mucha más energía en un dedo, que tú en todo el cuerpo.

                    – ¡Molly! – Lucy salió corriendo a abrazar a la mujer – ¿Por qué no vienes más seguido a vernos? Nate y Tom son malos conmigo, siempre hacen competencias de quién llega primero, pero yo soy más pequeña y lenta.

                    – No te preocupes pequeña, yo estoy segura de que cuando crezcas podrás darles su merecido – le respondió gentilmente –, de hecho, hoy he traído alguien que podría hacerlo en este preciso momento.

                    – ¿Ella? – preguntó Lucy, al tiempo que señalaba a Johanna.

                    – Hola, mi nombre es Johanna.

                    – ¿Ella es muy fuerte? ¿Tan fuerte como tú? – le preguntó la pequeña a Molly.

                    – Es a lo que aspiro, a llegar a ser una mujer tan fuerte como ella – le respondió Johanna, a lo que Lucy respondió con una enorme sonrisa.

                      Al momento Molly sugirió que Johanna enfrentara a Jefe Topo en un pequeño combate para que todos pudieran ver sus capacidades. Ryan Henderson y Jefe Topo se mostraron un poco escépticos ante la petición, pero accedieron, a fin de cuentas. Lo que presenciaron a continuación dejo impresionados a todos los presentes, la joven mostró un talento excepcional con la espada, pareciera que había nacido con un talento natural.

                      – Con un demonio ¿Cómo es que nunca te habíamos visto entrenar? – le dijo Jefe Topo, sorprendido por la demostración.

                      – Yo solía practicar sola en la granja de mis padres, y después comencé a entrenar con Edward, pero por las tardes – respondió Johanna.

                      – Tu marido no debería mantener en secreto algo tan importante – le dijo Lord Henderson a Molly.

                      – ¡Esplendido! – Jefe Topo había quedado impresionado, y como siempre, no se reservaba sus emociones –, siempre es bueno encontrarse con jóvenes con tanto entusiasmo y talento, deberías pasar más tiempo con este par de holgazanes que solo buscan pretextos para escaparse del entrenamiento. Y de la pequeña Lucy que comenzará pronto su entrenamiento.

                      – ¿Enserio? ¿Enserio tengo permiso de entrenar tío Ryan? – preguntó con gran entusiasmo la pequeña Lucy.

                      – Así es, a partir de mañana puedes comenzar a practicar con Gil, Nate y Tom – le dijo Lord Henderson –. En cuanto a ti Johanna, es cierto que Edward siempre ha tenido un buen ojo para percatarse del talento de otros, en verdad me alegra que haya acertado en entrenarte desde que eras una niña.

                      – Gracias, espero nunca decepcionarlo, ni a él, ni a Molly… ni a ustedes.

                        – Confío plenamente en que no será así.

                        En cuanto vieron un momento de paz, los tres acorralaron a la aspirante a tlamini, para poder interrogarla, habían quedado fascinados con el espectáculo.

                        – ¡Oye! ¡Oye! ¿Cómo es que puedes esquivar a Jefe Topo tan fácilmente?

                        – Bueno niños – les dijo Molly -, ¿Por qué no se quedan entrenando un rato más? Estoy segura de que Jo puede enseñarles unas cuantas cosas, mientras nosotros podemos ir a discutir algunos asuntos.

                          Después de las palabras de Molly, Ryan Henderson la llevo a ella y a Jefe Topo a su despacho, en el camino se encontraron a Lady Henderson y también los acompaño.

                          – Esos dos crecen demasiado rápido, si tan solo sus padres pudieran estar aquí para verlos – dijo Molly al tiempo que se sentaba en la sala que se encontraba en el despacho de Lord Henderson.

                            Su esposo, Edward, y Jefe Topo fueron quienes buscaron a los pequeños Tom y Lucy en medio del bosque; todos escucharon una explosión en la madrugada, los que vivían cerca se apresuraron, Molly incluso tuvo una confrontación con un viejo enemigo, cuando llegaron los refuerzos la batalla terminó, y continuaron hasta la casa de sus compañeros y amigos, pero solo encontraron los cuerpos sin vida de Alan y María afuera de su casa; cuando les preguntaron a los niños no tenían idea de que había pasado, lo último que recordaban era que su madre los había acostado, y al momento siguiente estaban siendo despertados lejos de su hogar.

                            A diferencia de los demás castillos de los gobernadores, que tenían una enorme cantidad de guardias por todos lados, el castillo Henderson estaba bastante deshabitado, ya que Lord Harry Henderson, padre de Lord Ryan, redujo el número de ellos, y cuando llegaron Lucy y Tom, se redujo aún más el número y, se asignaron rondas para los tlaminis en los alrededores, preferían no tener una gran cantidad de personas dentro del castillo, ni siquiera contaban con sirvientes que estuvieran todo el tiempo, solo iban tres días a la semana a encargarse de lo necesario, de lo demás, se encargaba principalmente Susan, con ayuda de los niños.

                            – Aquí están protegidos, nunca les faltará nada – le dijo Lady Henderson –, incluso el cariño que lamentablemente Alan y María no pudieron darles.

                            – De eso no me queda duda – le respondió Molly.

                            – Pero dime Molly, no creo que hallas traído a Johanna solo para mostrarnos sus habilidades, eso bien pudiste haberlo hecho en el gremio. ¿Qué es lo que pasa?

                            – Pues bien, se los diré directamente, quiero que ella sea la siguiente líder del gremio.

                              Los tres se quedaron sin habla, estaban ante una decisión que parecía apresurada, pero la verdad era que Molly no tomaba decisiones a la ligera, y había decidido tratar el tema en el castillo, para evitar que otros en el gremio escucharan de su decisión, y sus otras preocupaciones.

                              – Molly ¿Cómo puedes pensar eso? – preguntó Jefe Topo – ¿Cuántos años tiene? No es posible…

                              – No estoy diciendo que será mi sucesora en este preciso momento – la expresión de Molly era de preocupación –, han pasado casi 14 años desde aquella batalla en el valle del Yauhco, y Ed y yo estamos cada vez más viejos y cansados…

                              – Bueno de eso no cabe duda – Jefe Topo hizo el comentario burlón, pero su expresión de risa se esfumo en cuento vio la mirada severa de Molly.

                              – Eso también te incluye a ti, lo digo por todos. Ya no somos los que éramos hace 14 años, además, la magia de fuego se manifestó ya en tu hijo.

                              – Así es, hace ya más de un año.

                              – Eso quiere decir que queda poco tiempo para que tú la conserves, y cada día se debilitará más… y si me lo preguntan, Nate era muy joven, tenía solo 12 años, tu tenías 16, y tu padre tampoco era tan joven, el hecho me preocupa, y debería preocuparnos a todos – al ver que nadie respondió ante sus argumentos ella prosiguió –. Todos los aquí presentes sabemos que, en aquella batalla, de ambas partes hubo perdidas, pero también… hubo quienes se salvaron. No hemos sabido nada de Tlacal desde entonces, pero saben tan bien como yo, que aún están allá afuera, haciéndose fuertes. Y lo único que quiero es estar segura de que nuestros hijos estarán preparados para lo que se presente.

                              – Entiendo lo que dices Molly, – Lady Henderson fue la primera en hablar –, pero los acontecimientos que culminaron hace catorce años fueron terribles, no quiero ni pensar en que Nate, o cualquiera de ellos pueda enfrentarse a lo mismo, a todos los he criado como mis hijos.

                                Molly entendía la preocupación de Lady Henderson, ella también tenía la mala costumbre de ver a todos los miembros del gremio como parte de su familia. Pero no podía permitirse el no dejarlos preparados para enfrentarse a cualquier obstáculo que pudiera presentarse ante ellos. Tlacal fue un grupo de magos y tlaminis que por muchos años aterrorizaron al país, nunca tuvieron en claro cuál era su propósito, pero años atrás habían tenido un enfrentamiento con ellos, y las secuelas de la batalla aún persistían.

                                – Lo entiendo, te recuerdo que yo también soy madre, es por eso por lo que no quiero que se enfrenten al mundo, sin las armas, que seguramente necesitarán. Es por eso por lo que, después de que recibí la noticia de Nate, comencé a preparar a quien ocupará mi lugar.

                                – No creo que estés pidiendo mi permiso para que Johanna sea tu sucesora, es una decisión que ya has tomado.

                                – Lo siento Ryan, pero así es, mis esperanzas en Helena se han desvanecido por completo, no se ha comunicado con nosotros, ni siquiera sé si sigue con vida, no tengo forma de comunicarme con ella si no es con un mensaje Nahuatilli, pero no sé si al hacerlo pudiera exponerla a algún peligro, además, no sabría qué decirle.

                                – ¿Eso quiere decir que no sabe lo de Alan y María? – le pregunto Jefe Topo –. Ya han pasado más de cuatro años y ¿sigue sin saberlo?

                                  Pero Molly no dijo ni una sola palabra, simplemente negó con un ligero movimiento de la cabeza. Helena Collins alguna vez fue lo que en ese momento era Johanna, una joven promesa, valiente, decidida, y excelente guerrera, se convirtió en una tlamini excepcional. Molly tenía esperanza en dejar el gremio en sus manos, pero ella decidió tomar otro camino. Algo con lo que nadie estuvo de acuerdo, ella y María Gómez habían sido mejores amigas, pero la decisión de Helena fracturo su amistad, y en ese momento, ni siquiera sabía que su amiga y compañera había fallecido.

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