– Me duele mucho el pié

Volvió la cabeza para mirarlo sin dejar de andar, un poco fastidiado.

-Ya falta poco, mira, la cima está cerca, un pequeño esfuerzo y ya estamos.

El Mediterráneo brillaba, con el color del medio día. Al frente, el peñón de Ifach se alzaba majestuoso.

  • Pero es que me duele mucho, papá, y, mira, el zapato está hinchado.

Se detuvo con un suspiro. Efectivamente en el zapato del niño había un gran bulto. ¿Una piedra? Le dijo -Siéntate, vamos. Se sentaron en el pretil y comenzó a desanudarle los lazos del zapato. No era una piedra. Con un salto inverosímil se lanzó sobre su cara algo que no tuvo tiempo de ver.

Al día siguiente, el periódico de Alicante informaba que un padre y su hijo de ocho años habían muerto en el peñón de Ifach por mordeduras de serpiente

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