– ¡Kai! – Ushio llegó felizmente al jardín y corrió a abrazarlo.
– ¡Espera! Ya te he dicho que no hagas eso – él trato de apartarse de ella, pero no le fue posible del todo.
Kai se sentía intimidado por la situación que afrontaba, habían pasado dos meses desde que lo habían llevado a la ciudad, y su vida había cambiado drásticamente, y aunque había sido para bien, no le dejaba de parecer extraño y ajeno, y tenía miedo de que todo se esfumara de un momento a otro, y regresara a la vida que tenía con su padre, se suponía que Kakashi se haría cargo de él por un tiempo, pero nadie le había dicho hasta cuando, o si tendría que hacer algo a cambio, o si después se iría a algún otro lugar, no sabía nada con certeza, pero le daba miedo preguntar, y verse separado de la vida que milagrosamente había obtenido.
Entre todo lo que acontecía dentro de su vida, estaba el hecho de que, por alguna extraña razón, Ushio seguía intrigada por él, así que hacía lo posible por estar cerca, a pesar de que él luchaba por mantener una distancia entre ambos, ella insistía en evadirla, no era la intención de Kai ser grosero, pero no sabía cómo corresponder la amabilidad de la niña.
– Pero eres mi amigo.
– ¿Y siempre llegas atacando a tus amigos?
– No te ataque, no seas grosero, además no tengo muchos, solo mi amiga Tomoyo, y mi primo.
Ushio dio un par de pasos para quedar frente a él, y al mismo tiempo que sonreía continúo hablando, estaba más entusiasta que de costumbre.
– ¡Oye! ¿Adivina qué haremos hoy?
– Cómo voy a saberlo.
Evitaba constantemente mirarla a los ojos, eso le pasaba con todas las personas que había conocido desde que llegó a la ciudad, que de todas formas no habían sido muchas, solo con Kakashi comenzaba a sentirse un poco más en confianza, había sido muy amable desde el momento en que se conocieron, pero Ushio era un caso especial, cada que veía a la niña, podía ver la herida en su frente, que se había curado rápidamente, pero seguía estando presente una pequeña cicatriz.
– El día de hoy iremos de paseo con mi abuela al lago que está a las afueras de la ciudad – Ushio hablaba alegremente mientras hacía ademanes exagerados con sus manos -. En ese lugar hay una cabaña, y estaremos todo el día en ese lugar, mi mamá, mi abuela, mis hermanos, tú y yo.
Ushio no dejaba de sonreír, la cabaña junto al lago era uno de sus lugares favoritos, y sería la primera vez que Kai los acompañaría. Ella no esperó una respuesta de su parte, tomó la mano de Kai y se lo llevó corriendo al interior de la casa.
– ¿Cómo lo está haciendo Kai?
La casa de Kakashi era más pequeña que la de la familia Furukawa, pero de un estilo y antigüedad similar, se habían construido casi al mismo tiempo, y en esos momentos agradecía que pudiera estar en compañía del pequeño, ya que por muchos años se había encontrado solo en ella; él y Nadeshiko estaban en la mesa, con una taza de té frente a ellos, ella estaba muy al pendiente del niño que habían rescatado, lo seguía considerando su responsabilidad.
– A decir verdad, yo creí que me iba a costar más trabajo entrenarlo, pero pareciera que tiene talento – le contestó Kakashi en el otro extremo de la mesa.
– Yo me preocuparía más por cómo se relaciona con los demás.
– ¿Los demás? ¿A quién te refieres? Kai solo se relaciona con Ushio, tú y yo.
– Y es por eso por lo que estoy preocupada, no puede estar encerrado en tu casa para siempre.
– ¿Es por eso por lo que te lo llevarás el día de hoy?
– Así es, que se relacione con otros niños es lo más normal.
– No creo que Shisui Furukawa esté de acuerdo en que sus nietos se relacionen con Kai.
– Y a mí no me puede importar menos lo que ese hombre quiera o no.
Kakashi siempre había estado sorprendido con el carácter de Nadeshiko, cuando llegó con Yamato a la ciudad, dijeron que era una campesina que se había encontrado en su viaje, se enamoraron y ella decidió seguirlo. Pero era sorprendente la actitud desafiante que tenía, la gran confianza en sí misma y el carácter fuerte e inquebrantable que demostraba en cada una de sus acciones, eran muy pocas personas las que no le tenían miedo a Shisui Furukawa, y todos eran personas de familias igual de influyentes, militares de alto rango, o políticos importantes, pero ahí estaba Nadeshiko, con un espíritu que era difícil de ver incluso en shinobis de elite, y que se atrevía a desafiar de esa manera al líder de la familia Furukawa, la mujer escondía algo en su pasado, que no querían que se revelara.
– Bueno, si insistes en que es lo mejor te haré caso – Kakashi se mostraba dudoso –, pero ten cuidado Kai aún es muy reservado y callado, apenas si habla conmigo.
– Y esa es la razón por la que no estás invitado, no estarás siempre con él, así que es mejor que aprenda a ir por su cuenta antes de que se apegue demasiado a ti.
En ese momento entraron los niños corriendo.
– Oye, ya te dije que me sueltes – se quejaba Kai.
– Supongo que Ushio ya te contó los planes que tenemos para hoy – le dijo Nadeshiko a Kai, en cuanto aparecieron frente a ellos.
– Sí… – le contestó Kai mientras agachaba la mirada, y se escondía detrás de Kakashi.
– Bien, entonces debemos irnos – Nadeshiko se levantó de su lugar.
Kai dirigió su mirada a Kakashi, estaba confundido y tenía miedo de ir sin él.
– Siento no poder acompañarlos, pero tengo algunos asuntos que resolver en el departamento de policía. Pero estoy seguro de que te divertirás.
Kakashi le dijo las palabras a Kai con una sonrisa mientras ponía su mano sobre su cabeza, y entonces no le quedó más remedio que seguir a la mujer. Ushio lo tomó una vez más de la mano y lo llevó corriendo felizmente hasta la calle. Nadeshiko se encontraba caminando detrás de ellos cuando Kakashi le dirigió unas últimas palabras.
– Sabes, siempre me ha sorprendido el cómo Yamato y tu encontraron tan rápido a Ushio, a pesar de que estaba muy lejos de la aldea, y en un lugar tan escondido.
– Podrías decir que fue el amor de unos padres por su hija lo que logró un milagro.
Nadeshiko no esperó por una respuesta, caminó rápidamente hacia la calle donde encontró a los niños, no solo su actitud era lo intrigante, ella afirmaba haber nacido en un país del sur del continente, y que ni siquiera sus padres, a pesar de ser originarios de Iztlán, podían usar magia, pero los recientes acontecimientos estaban llenos de misterio.
El mismo día en que habían regresado con Ushio, fueron a la cabaña, para tratar de localizar a los delincuentes, pero el lugar estaba vacío, y no había algún indicio que revelara su identidad o donde podrían estar, Kai solo les había proporcionado los nombres, pero realmente no sabía mucho más. Lo que llamó su atención fue la lejanía del lugar, difícilmente pudieron haber ido y regresado en el tiempo en el que lo hicieron. Después de eso, Yamato había ordenado que no se indagara más en cómo era que habían logrado el rescate de la niña, y por respeto a su familia se dio por cerrado el caso, pero no se podía evitar pensar en que había pasado algo que trataban de ocultar.
Caminaron a través de la ciudad. Kai había tenido muy pocas oportunidades de ver la ciudad, de hecho, era la primera vez que estaba en una ciudad tan grande como Ritorufurawa, mientras avanzaban Ushio le hablaba de los lugares que conocía, cerca vivían muchos de sus familiares o conocidos de su familia, cuando se acercaron a la zona donde abundaban los comercios, le habló sobre los lugares que solía visitar con su familia, o donde le gustaba comprar dulces, al estar sobre una de las calles más grandes y amplias, le contó que era donde se realizaba el festival de primavera, su época favorita del año.
Continuaron hasta llegar a la salida del lado oeste, donde ya estaban la abuela y los hermanos de Ushio, y poco después dejaron atrás la ciudad. Durante el trayecto dentro de la ciudad habían caminado solos, pero al llegar al camino en el exterior, algunos guardias se mantuvieron a una distancia prudente de ellos en todo momento, pero todos en la familia, parecían consientes y cómodos con la compañía. Llegaron a un hermoso y pequeño lago, rodeado casi en su totalidad por árboles, y entre ellos había una cabaña, que se veía algo vieja, pero estaba bien conservada.
Kai se sentía como un extraño, sabía que no pertenecía a esa familia, Ushio corría alegremente con su hermano Taichi, mientras Hikari y su abuela observaban algunas plantas que se encontraban en el lugar. Kai se había quedado con Nadeshiko, sentados debajo de un árbol.
– Ushio, ven – la llamó su hermano – ¿recuerdas que te enseñe como localizar los puntos cardinales?
– ¡Si! – respondió alegremente – se utiliza la posición del sol, son norte, sur, este y oeste…
Ushio y su hermano seguían con la clase, mientras Kai los observaba con curiosidad, parecían tener una relación muy cercana y estrecha, él se mostraba paciente con ella, a pesar de lo fácil que podía llegar a distraerse, y se preguntó que se sentiría tener hermanos.
– Podrías acercarte a ellos si tu quisieras – le dijo Nadeshiko.
Él no pudo decir nada, tenía miedo de hablar y decir lo que sentía, así que Nadeshiko le explicó un poco de lo que seguramente estaban hablando.
– Mamá tengo hambre – Ushio corrió hacia el lugar donde estaban, porque quería tomar el almuerzo, y después llamó a los demás.
Después del almuerzo, Ushio obligó a Kai a ir con ella y sus hermanos, que aun mostraban algo de reserva con él, pero a petición de su papá, le estaban dando una oportunidad. Esta vez fueron Aoi y Nadeshiko quienes se quedaron bajo el árbol.
– El día en que trajiste de vuelta a mi nieta y a Kai, me prometiste que me darías una explicación acerca de lo sucedido.
– No entiendo porque el constante cuestionamiento, Kakashi también me insinuó algo esta mañana, y por ser mi marido quien es no me interrogaron en la policía, pero sé que tenían intenciones.
– No eres una mujer común, eso lo supe desde el primer momento en que te vi.
Nadeshiko no sabía qué decir o hacer, no era de su agrado ocultar su pasado, pero esa había sido su decisión al seguir a Yamato, la historia que contaron podía llegar a ser poco creíble, o demasiado ambigua, al igual que pasó con el secuestro de su hija, simplemente se dio la orden de no investigar más allá, pero Aoi siempre había sido muy amable con ella y la aceptó desde el principio, a pesar de todo, a diferencia de Shisui Furukawa y gran parte de la ciudad. Tal vez sería prudente contarle la verdad, tal vez poco a poco.
Kai entró por la puerta de la casa y encontró a Kakashi ocupado leyendo unos papeles, a veces parecía que era lo único que hacía, no entendía bien cuál era su trabajo, pasaba casi todo el día en casa, y solo iba por pocas horas al departamento de policía.
– Vaya, ya regresaste ¿Qué tal te fue?
– Bien – le respondió poco convencido.
– Me da gusto, es bueno que convivas con otros niños – respondió Kakashi, convencido de su mentira.
– Es el hermano de Ushio, Taichi – Kai se sentó cerca de él –, parece que no confía en mí, y en parte no lo culpo.
– Puede que estés malinterpretando las cosas – Kakashi se alegró que Kai accediera a contarle cómo se siente, en muy poco tiempo se había encariñado con él –. Taichi algún día se convertirá en el líder de su familia, una de las más importantes de la ciudad, y tal vez del país, por lo que ha aprendido a siempre estar alerta, pero las cosas cambiarán cuando se dé cuenta de que no representas un peligro.
– ¿Cómo lo sabes? – le preguntó Kai mirándolo a los ojos.
– Pues es un joven muy inteligente y prudente, así que el mismo…
– No – Kai lo interrumpió bruscamente, pero después se arrepintió, y continuo con más calma -¿Cómo sabes que no represento ningún peligro?
– Porque confío en ti – le respondió –. Y también en Nadeshiko que es quien te trajo.
No sabía qué responder, no comprendía porque confiarían en él, pero dentro de él sabía que quería ser aceptado, y pensaba esforzarse en lograrlo, comenzaba a darse cuenta de que podía confiar en las personas que lo rodeaban. Estuvo un momento callado, pero entonces recordó algo que le dijo Ushio y lo dejó intrigado.
– El día de hoy Ushio me contó de un lugar, al que ella va todos los días… donde aprende cosas y…
– ¿Te refieres a la escuela?
– Si, ella me dijo que el día de mañana regresará, que había tomado este tiempo de descanso, por lo que sucedió… ¿Qué es una escuela?
– Bueno – Kakashi entonces comprendió que Kai no debía conocer el concepto de escuela, siempre estuvo viajando con su padre, y apenas si sabía algo sobre escribir y leer –, es un lugar al que van los niños, y aprenden cosas como leer y escribir, y algunas otras cosas, – Kai se quedó pensativo – ¿Acaso te estás preguntando si iras a la escuela?
– Yo… bueno… – Kai no sabía qué esperar, si iba a la escuela conocería a más niños, pero tenía miedo de que lo rechazaran, tenía un montón de emociones encontradas.
– Lo siento, pero una de las condiciones de Shisui Furukawa para no correrte de la ciudad, es que yo te eduque aquí y no salgas.
Kai tomó las palabras con bastante calma, le intrigaba conocer como era una escuela, pero supuso que de todas formas ya había tenido suficientes cambios en su vida, pero entonces se dio cuenta de que no identificaba el nombre que le acababan de mencionar.
– ¿Shisui Furukawa?
– Creo que no lo conoces, es el abuelo de Ushio, y líder de la familia Furukawa, es un hombre con mucho poder en la ciudad. Es muy estricto, frío y calculador, realmente no les agrada a muchas personas.
Kai estuvo un momento inmerso en sus pensamientos, hasta que decidió que no tenía caso hacer más preguntas.
– Deberías de ir a descansar – finalizó Kakashi.
El niño asintió, siguió las instrucciones y se fue sin decir más, Kakashi notó que comenzaba a ganar peso, y se preguntó si algún día su corazón también se recuperaría.
Kai entró a su habitación y vio algo diferente en la pequeña mesita que estaba frente a la ventana, era un cuaderno y unos lápices.
– Me di cuenta de los garabatos que haces en la libreta donde estudias, espero que te ayude más una libreta así.
Kakashi no esperó a que contestara, se fue después de ver su expresión llena de confusión. El niño se sintió avergonzado, no tenía nada en especial lo que hacía, solo eran unos pequeños trazos que hacía sobre lo que recordaba, los paisajes en el bosque, los animales que solía perseguir, no era su intención que Kakashi los descubriera, pero era cierto que le ayudaban a dejar escapar sus emociones, y agradecía que lo comprendiera.
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