Cada persona que me cruzo y me saluda, cada persona con la que me encuentro y hablamos, cada persona cercana a mí cree conocerme; algunos conocen de mí un nombre, otros sólo una imagen y otros creen conocer hasta mi edad; piensan que pueden juzgarme porque me conocen, creen saber como voy a reaccionar ante una nueva situación, porque dicen conocer mi personalidad; pero no se plantean que la persona que tienen delante, podría ser alguien diferente hoy.

Algunos me conocieron en lo que hice ayer o la semana pasada y otros me conocerán en lo que haré mañana o la semana que viene; pero nadie conoce mis heridas y todos se equivocan si creen conocerme, pues yo no soy ese nombre, yo no soy esa imagen, tu no puedes saber mi edad, porque ni yo misma recuerdo cuanto tiempo tiene mi alma; no puedes juzgarme sin condenarte; no puedes saber nada de mí, si no te conoces ni a ti mismo, porque ni yo misma sé tampoco quién seré mañana.

Cada día que vivo me marca, me cambia y me moldea; hoy no soy la misma de ayer, ni  mañana seré la que soy hoy; si cada día que vivo es diferente, pues entonces yo no puedo ser la misma en cada uno de ellos.

Si crees que me viste ayer y me conocías, a lo mejor estabas en lo cierto, pero hoy ya no me conoces, pues podría haber elegido esta mañana ser alguien diferente; y sin embargo, todos los que me saludan, los que me hablan, los que me juzgan, los que convivieron conmigo y los que me han tratado alguna vez, todos creen conocerme.

A la persona que seré mañana.

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