Me hacen prisionero los poemas,
que sin pensarlos aún,
saltan de mi mano por puro azar,
caen en el folio desde esa altura,
y al llegar el murmullo con el que chocan,
se van formando frente a mí,
una montaña de versos, de sus palabras rotas.
Me hacen prisionero los poemas,
que sin pensarlos aún,
saltan de mi mano por puro azar,
caen en el folio desde esa altura,
y al llegar el murmullo con el que chocan,
se van formando frente a mí,
una montaña de versos, de sus palabras rotas.
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