2001.
Y un “pescadito”.
Corrían de un lado a otro.
Siempre se habían movido mucho, pero ahora había en aquellas extrañas entidades algo distinto.
Las enormes caras que se posaban sobre la pared de la realidad que le contenía y aseguraba, de un día a otro ya no estaban, de hecho ya casi no lo miraban, a veces ni siquiera se acercaban a darle alimento.
A veces, dejaban todo el mundo que se encontraba por afuera de la pared de la realidad completamente obscuro, y lo hacían por mucho tiempo más de lo que solían hacerlo habitualmente… ¿Qué estaba pasando? Había pasado un largo tiempo desde que fuera castigado, según teorizaba, como un castigo por alguna cosa mala que no recordaba haber hecho, aunque claramente había molestado lo suficiente como encerrarle aquí.
Pasaban largas horas congregadas delante de una extraña pared de vidrio donde otras cosas similares a ellos parecían comunicarse. ¿Por qué estarían encerrados ellos? ¿Habrían hecho algo malo también? Sea como sea, debían ser entretenidos. Especialmente para pasar tanto tiempo viéndoles.
Moviéndose en su limitado espacio, nadando de una punta a otra, pasaba sus días contemplando a las gigantescas figuras que regían este excéntrico mundo.
Era consciente de que había otros como él en aquel lugar. Ocasionalmente algunos eran sacados del lugar por “los entes”, pero desde hacía largo tiempo que no lo hacían… de hecho, hacía mucho tiempo que casi no venían entes más allá de aquellos que era recurrentes, ¿Habría pasado algo? La última vez que uno había venido, las cosas se habían tornado muy extrañas. Se movía de forma violenta, errática, especialmente cuando le entregó una extraña piedra brillante al otro entre y este se la devolvió, ¿Era posible que su piedra no funcionara? Los entes eran raros, ocasionalmente cuando querían llevarse algo de aquel lugar, entregaban oh bien una suerte de plantas, o las extrañas piedras coloridas. A veces esas piedras eran devueltas. Eso… ¿Enojaba? Tal parece que sí.
Aquel día en particular el ente se había enojado tanto que comenzó a agitarse de forma errática. Primero solo parecía estar molesto, pero luego activamente empezó a tocar y empujar cosas. El ente que habitualmente estaba en el lugar, también parecía estar violento. Señalando muchas cosas e inflando el pecho de una forma chistosa.
Lo que no fue tan chistoso, es que la ira de aquel sujeto fue tal que comenzaron a pelear. Rompieron varias cosas a su alrededor, incluso pudo sentir como el agua de su entorno se movía cuando las paredes que contenían su realidad y le mantenían alejado de los entes temblaron por completo. ¿Acaso había chance de que esas paredes se rompieran en algún momento?
De cualquier modo, luego de aquel incidente, casi no habían venido más entes al lugar. De algún modo todo afuera de su pequeño espacio parecía haber cambiado. De algún modo todo se sentía cada día más vacío, más solitario… ¿Era posible? Los entes pasaban cada vez más horas viendo a los entes pequeños de la caja, incluso parecían enojarse con ellos. A veces gritaban tanto que hacían que el agua temblara. A veces se distraían tanto que ni siquiera se acordaban de darle comida como solían hacerlo.
El mundo debía estarse acabando. Cada vez le costaba más nadar, cada vez sentía más cansancio. Intentaba irse, buscar un mejor espacio para habitar, pero parecía que las paredes se lo impedían. El agua estaba cambiando de color, se estaba estancando. La muerte era inminente… y al parecer no solo para él.
Un día todo empezó a temblar, absolutamente todo temblaba. Y comenzó a temblar más, cuando uno de los entes de la caja se metió en una extraña cosa negra y simplemente se fue. De algún modo eso les molesto, debió molestarles mucho porque desde ese momento todo tembló el triple… y muchos entes apurados, erráticos y violentos entraron.
Y atacaron todo lo que pudieron, atacaron al ente que habitaba este lugar. Le sacaron las plantas que habitualmente parecía admirar y mover de un lado a otro muy celosamente.
En el caos las paredes de la realidad se rompieron… y mientras el agua le arrastraba hasta afuera del local, en sus últimos momentos pudo ver muchos entes, muchísimos. Parecían estar migrando…
Quizá iban a buscar al ente pequeñito que se había ido. ¿A dónde iban? Hasta el final quiso seguirlos, pero era tarde.
Pronto dejó de respirar.
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