Estoy al borde de la desesperación. 
Cada pensamiento se incrusta en mi cuerpo, gritando,
gritando desde mis adentros, deseando huir.
Mis pies no se mueven, mi boca no emite sonido alguno,
en mi garganta se estanca cada letra, cada sílaba, cada grito.
¿Ustedes también lo escuchan?
Porque yo lo escucho; desdichado, desgarrador.
Mi corazón quiere quebrarse y no lo permito.
Porque si algo de la humanidad he heredado es el orgullo.
Se me clava en el intestino como una pequeña daga.
Más sin embargo, no dejo que sangre.
No desesperes pequeño filo, no te sacaré de ahí. Tarde o temprano, te aseguro, me harás daño.
Pero hoy no.
No mostraré mi agonía, de algo me servirá algún dichoso día.
¿Ustedes también lo escuchan?
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