Salió al anochecer de este agosto angosto, que le rima… angosto en su aire, agosto estrecho que le ahoga, le aprieta. Salta bajo una lluvia escasa, de gota gorda solitaria y la jalea. Unas pocas gotas se alejan, casi no le tocan, se las quiere beber, se quiere empapar con ellas, salta y corre tras ellas. Se moja las patas con algunas que se quedan a dormir en el jardín. Caminamos por la manzana que se torna fresca unos minutos. Cuanto han tardado esas gotas, cuanto hemos deseado esos rayos y truenos.

Jadea en las noches y mira hacia el pasillo, me mira a mí, mira al mando. Sigue jadeando y entiendo su mirada, que juega a la oca y mira porque le toca, mirar para expresar sin ladrar. Rozo el mando, cierra la boca y se coloca. Suspira, ya no me mira y sé que piensa, bendito acondicionado, bendito. Sueña y sueño, con rayos y centellas, soñamos con agua y aire helado. Queremos despedirnos de este agosto angosto y caliente, de llamas ardientes y no vemos el fin, para poder decir por fin, adiós agosto adiós. Queremos un septiembre o mejor un octubre con las hojas muertas, como banda sonora y una sábana que nos tape. Ya no queremos largos e hiper cálidos veranos. Igual nos mudamos por fin al polo muy del norte y allí soñaremos con el sur. Siempre a contracorriente, siempre contradictorios, siempre mirándonos y entendiendonos. Que remedio…🙄

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