María

Con el rostro iluminado por la sabiduría,

con su caminar lento llega María,

A visitar a sus hijos amados, cada día,

Soleado o lluvioso, siempre cumplía María.

Mujer bella, amable y amorosa,

Madre diligente, sacrificada y laboriosa,

Hija sensible, protectora y cuidadosa,

Trabajadora incansable, honesta y dadivosa.

Esta tarde, todos lloran por María,

La abrazan y la extrañan, quien diría,

Si ayer al pasar, nadie la veía,

Y hoy por su ausencia, todos lloran a María.


El dolor de un pueblo

Un poblado triste, adolorido,

La guerra lo ha vencido,

Como niño en el desierto, perdido,

Llora su historia, lo vivido.

Cómo explicar lo que fue su ayer,

Un joven laborioso y alegre,

Vestido de blanco y verde,

Un viejo condenado a la muerte.

¿A dónde irán sus habitantes?

¿Por qué lo marca esta suerte?

¿A dónde huyó la esperanza?

¿Cómo sembrar la confianza?

Sus casas pintadas de rojo,

El canto es gemido y llanto,

Sus calles tristes y solitarias,

Sus habitantes parias.


El dolor Inocente

Enarbolando la bandera del dolor,

Tiene pocos años, mira el horror,

No sabe porque tiene que perder,

A su edad debería reír y correr.

Con el rostro herido, llora,

Extendiendo sus manos, mira,

Ya no hay padres, no hay casa,

Su voz se escucha, llena de ira.

unos brazos lo levantan,

lo abrigan, lo consuelan,

sus lágrimas enjuagan,

y comida le brindan.

A un lejano refugio arribaban,

Los niños de guerra llegaban,

Igual que él, sus recuerdos ataban,

Una nueva vida les recomendaban.


Inolvidable

El amarillo cubre los árboles de mandarino,

las flores de mango esparcen su aroma fino,

El cielo celeste, me evoca tu recuerdo,

Tarde perfecta para andar por tu olvido.

Por un instante viajé a nuestro ayer,

caminar de tu mano, mirando el atardecer

Reíamos del futuro, no teníamos nada que perder

No había afán, teníamos mucho en que creer.

Nuestros pasos se fueron para no volver,

Tomaste el tren que te llevaría a trascender,

No pude ir por tu camino, me tuve que devolver,

Tus huellas se borraron, de ti, no volví a saber.

Quisiera de tu mano, nuestro pasado recordar,

Recrear los bellos momentos, al caminar,

Detener el tiempo en tu mirada, volver a empezar,

Pensar en un atardecer, para los dos contemplar.


Lluvia

Noche calurosa, cae la lluvia saltarina,

Formando una hermosa canción,

cortina suave, delicada y muy fina,

gotas que tocan el corazón en una oración.

Melodía nostálgica de piano y violín,

Mezcla de sentimientos al pasar,

Corre por la pradera como un chiquilín,

Juguetón hace sonar las gotas al brisar.

Lluvia que otorga vida y esperanza,

Al agricultor que feliz siembra su plantío,

Al bosque le impregna arrullos y danzas,

Renacen los caudales de la ciénaga y el río.

Caminata por el mundo

Se ven vagando sin rumbo por las calles,

Parece que la esperanza ha huido de ellos,

Rostros que buscan desesperados,

un camino, palabras amables.

Reflexiones de atardecer

Admiro en el horizonte el mar y el cielo,

arreboles que se mezclan con el azul infinito,

afloran los sentimientos de amor y recuerdo,

Vuelan a mí, momentos lejanos.

Es mejor no abrir el cofre del pasado,

Muchas veces se lo he impedido,

Aquellos amores que he vivido,

Y que deje guardados en el olvido.

Tempestades que echaron a perder,

Los campos del amor ayer,

Inundaron con dolor el amanecer,

Pintaron con colores oscuros el ayer.

No es grato recordar los momentos,

Que dejaron sinsabores escritos,

Amores que volaron en olvidos

Es mejor al mar arrojarlos.

Cuando mires el horizonte y el mar,

Una sonrisa enorme deja brotar,

Ilumina de arreboles tu mirar,

Que el azul inunde tu vida para amar.

Armonía y alegría

Después de la tempestad nocturna

El sol coquetea con la mañana,

Están de fiesta toches y azulejos,

con la fruta madura.

El mirlo con su son acompaña,

a los bullangueros cucaracheros,

al que se une el arrullo de la paloma,

y tamborileo de los carpinteros.

Trinan hermosas melodías los canarios,

Bailan los loros y la guacamaya,

Al remate de la fiesta llegan los jilgueros

A la maravillosa sinfonía de la vida.

La realidad

Camina con la mente divagando,

en las historias de ayer,

que templan su alma, al ir andando,

como mendigo al atardecer.

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