Recuerdo la primera vez que la vi, me pareció hermosa, no demasiado pero tampoco me fue indiferente. Creo que logró mi atención al notar a mi novio riendo nervioso por una broma de ella. Es alta, siempre lleva un moño de esos que deberían verse desordenados pero en ella siempre queda perfecto. Tiene ese tono de piel blanco pero un poco bronceado, siempre quise saber si su piel es tan suave como se ve. No es delgada, diría que es voluptuosa, todo en ella parece perfectamente acomodado. Ella bromea pero es tímida, un poco torpe de pronto pero es muy buena bailando a pesar de no tomar en serio las clases. Es la clase de mujer que no te resulta sensual en persona. La vi por primera vez en clase de danza africana, yo iba en las mañanas y ella en las noches, ese día quise acompañar a mi novio a clase nocturna. Sé que ella no me notó, jamás obtuve su atención. Me atrevo a decir que inconscientemente me esforcé por que ella no notara mi presencia. Me resultaba absurdamente delicioso observarla hablar con los demás, incluido mi novio. Recuerdo que al llegar a casa decidí buscarla en Instagram. Fue una gran sorpresa, su perfil era una invitación a desearla locamente. Recuerdo que pasé semanas observando sus fotos sintiendo una enorme excitación. Las mujeres no me son indiferentes, pero hace algunos años no estoy con una. Así que desearla a ella de la manera en que lo hacía, me abrumaba un poco. Pasaron algunos meses y ella se esfumó, con ella se fueron mis ganas. Mi novio hablaba de vez en cuando de sus clases y la mencionaba. Ese asunto me era para ese entonces indiferente. Recuerdo un sábado, estaba en pijamas, decidiendo si iba a la fiesta que habían organizado algunos compañeros de danza. Realmente no tenía ganas pero al mismo tiempo quería salir de casa. Mi novio era probable que llegara al final de la fiesta, estaba con unos amigos. Decidí ir impulsada por la necesidad de respirar algo más que trabajo. Me encontré con algunos amigos, tomábamos sentados en una banca a la entrada del local. Yo ya tenía encima algunos whiskys, así que estaba un poco ebria. Ella apareció de pronto, y lo noté. No le fuí indiferente. Saludó y siguió hasta donde servían el alcohol. Decidí cambiarme de lado para poder observarla y me emocionó notar que ella me observaba también. Pero ella era tímida y bajaba la mirada si se encontraba con la mía. Un amigo me ofreció un trago dulce como lechoso. Me encantó y quise ir por uno, cuando llegué a la barra pregunté si podían darme de eso que tomaban los demás. Ella me ofreció rápidamente su trago y me explicó que lo había preparado en casa. Lo tomé y no sé por qué lo hice, solo me fuí agradeciendo con indiferencia. Me arrepentí, quería quedarme ahí en medio de todos hablando con ella pero no pude. Me observaba, nadie notaba la manera en que nos observábamos, yo no quería, soy muy discreta, siempre lo he sido y además todos conocen a mi novio. Decidí ir al supermercado por más alcohol. Eran las 10 pm ya, mi novio aún no llegaba y yo realmente estaba ebria. Fuí al vestidor para descansar un poco mientras esperaba me pasara la ebriedad y ahí estaba ella, sentada en un pequeño sillón. No había nadie más, todxs estaban en la fiesta ya muy ebrixs así que no esperaba que alguien entrara. Me arrodillé de golpe frente a ella y la besé. Ella me tomó muy fuerte por el cuello y me besó violentamente. Quería quitarle la ropa, quería morderla, besarla, quería penetrarla. Quería probarla, realmente quería eso. Lo había deseado durante meses. Alguien abrió la puerta, era una chica de las clases matutinas, estaba muy ebria así que solo se tambaleó hasta el otro sillón y cayó dormida. Escuchaba venir más personas así que me levanté y salí. Daniel (mi novio) estaba en la barra. No somos especialmente cariñosos en público así que solo nos abrazamos y salí a la calle a tomar aire. Ella bailaba con algunxs, Daniel se unió al grupo. Era evidente que ella no le era indiferente a el. No podía culparlo. A la 1am la mayoría se habían marchado incluido Daniel, quería continuar la fiesta en otro bar con sus amigos.

Yo me sentía menos ebria así que decidí manejar. Me despedí y empecé el camino hacia mi casa. Estaba a punto de doblar la calle y la encontré. Ella estaba en dirección opuesta, caminaba lento mientras fumaba, sabía que vivía cerca del edificio así que decidí ofrecerle llevarla a su casa. Al detenerme a su lado ella se exaltó. Nos reímos por su reacción y le ofrecí llevarla a su casa. Era menos de un kilómetro y no fuí capaz de soltar una frase. Al llegar, se hizo un silencio incómodo. Ella abrió la puerta y antes de bajar se detuvo y me preguntó si no haría lo mismo. No lo dudé, la seguí obediente hasta su cama. Pensé que tomaríamos algo para relajarnos pero al cerrar la puerta se quitó la ropa. Mi preguntó tímidamente si no haría lo mismo. Antes de quitarme la última prenda, noté una foto en una repisa. Por la cercanía, parecía ser su novio. Me sentí enormemente excitada por ese detalle. Tenía novio pero me quería en su cama. Nos besamos, ella parecía desesperada por sentir. Gemía, gemía mucho y solos nos besábamos. Desnuda era aún más deliciosa a la vista de como la imaginaba y su piel realmente era suave. Me subí sobre ella para observarla mejor y solo pude sentir como entraban sus dedos en mi. Perdí el control, mordía sus labios, su cuello, sus senos…

Me suplicó que me sentara en su rostro, lo hice. Ahora la que gemía era yo. Nunca había experimentado tanta excitación, acabé, acabé en su boca mientras me tomaba con fuerza de los muslos. Acabé en gran parte porque la idea de estar sobre el rostro de la chica que no me determinó antes y me suplicaba ahora que no me bajara me volvía más que loca. Me sentía como un animal, todo era violento, todo era primitivo. Sin decir nada ella adivinaba mis deseos, estaba de cuatro frente a mi. Introduje mis dedos, los saqué y la obligué a lamerlos. Eso la volvía loca. Me dijo con que intensidad y rapidez penetrarla. Antes de su orgasmo pude sentir como sus músculos vaginales se contraían y apretaban mis dedos.

Ella no se detenía, se sentó frente a mi y me obligó a abrir mis piernas. Me penetraba con tanta fuerza que podía imaginar cuanto dolería la mañana siguiente. Pero no quería detenerme. La forma en que me observaba mientras lo hacía me nublaba por completo. Nada era tan intenso o tan estimulante como su mirada. Acabé de nuevo, la duración me pareció dolorosamente eterna. Ella sacó sus dedos, los acercó a mi boca y empezó a chuparlos también. Yo solo pensaba en buscar una próxima vez.

Etiquetas: erotismo mujeres

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