Me acuerdo de los anteojos de mi maestra de tercer grado, eran redondos y enormes cual la luna vista desde el patio de mi casa.


Me acuerdo de los petardos que mis primos llevaron una vez a una fiesta de navidad, aquellas bolitas blancas con las que casi me quemo.


Me acuerdo de los labios pintados de morado de mi maestra favorita de inglés los cuales usaba así por sus gustos góticos.


Me acuerdo de que en mi guardería había un juego de memoria con animalitos de la granja.


Me acuerdo de los juegos de madera del jardín de niños que me parecían enormes.


Me acuerdo de los chapulines que salían huyendo cuando algún niño daba una patada a la hierba alta de mi escuela.


Me acuerdo de la alfombra en la casa de la señora que me cuidaba mientras mi mama trabajaba, era roja con florecitas y un borde café.


Me acuerdo de mi primera bicicleta con la cual me consideraba el más rápido de toda la calle.


Me acuerdo de una pelota azul con la que se usaban unas ligas con una bola en el centro, la pelota se pasaba entre los jugadores; esta era mi única forma de relacionarme con los niños grandes, ya que les gustaba mi juguete, aveces me lo pedían y salían a la calle a jugar con sus amigos de su edad.


Me acuerdo de las casas con puentes colgantes de los niños del kinder de mi segunda escuela, nunca tuve la oportunidad de subirme.


Me acuerdo de unos tenis con una rueda en el talón, eran amarillos con rojo y tenían la figura del rayo McQueen.


Me acuerdo de haberme emocionado cuando salió una película animada de transformers, sin embargo, al ir a verla al cine me quedé dormido al iniciar la película.


Me acuerdo de unas piedras de cristal de distintos colores el la fuente dentro de la enorme casa de una amiga de mi hermana.


Me acuerdo de batman en el museo de cera en veracruz, era mucho mas alto que yo al la edad a la que fuí.


Me acuerdo del enorme árbol entre el edificio de ladrillo y las casitas donde los niños de primaria tomábamos clases, es ese lugar había una subidita cubierta de pasto donde todos los compañeros de clase nos tirábamos para rodar cuesta abajo. Tiempo después pusieron piedras al rededor del árbol y prohibieron la entrada a esa zona, la única forma de entrar era escondiéndose detrás de unos arbustos y esperar que no hubiese nadie, y dejando a alguien vigilando, seguíamos rodando cuesta abajo.

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