Que
no esperan los que trituran almas con los dientes
y
esa veloz circunferencia cuyos radios existen desasosegadamente
y
ese labio inferior cuyo ferulado inconsciente suma su agradecida
postura
anti
bélica, las razones por las que arguyen su cometido
diosas
y dioses perfectamente disueltos en la mejoría de un rostro azulado
por
momentos, por instantes, la casuística se acumuló en mis pétreos
pozos.
Oh
lastimeramente, mi cansada autonomía proclama la intervención
ruidosa
de
los largos cabellos crepusculados: mi manía absorbe el mundo en su
intención los vestidos de un aumento de dólar. Me gustaría
esperarme
un
contrario equipamento, raudos manteles, obsequiosas transitorios
pájaros,
aves
de un milagro producto en el espadañar de los lacrimales; me irritan
los antojos, las racionadas parcelas, los estatutos de un criminal
nervio óptico acumulándose en los invisibles omóplatos, mis
secuelas.
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