Unas palabras sobre Neuromante

Unas palabras sobre Neuromante

Asier

04/08/2022

Tal vez la imagen más próxima que pueda tener alguien que haya leído o que conozca por abordaje indirecto a Neuromante es la célebre descripción del cielo de Chiba: «El cielo sobre el puerto era del color de un canal desintonizado en la pantalla de una televisión», pero ¿realmente estábamos imaginando el mismo cielo que Gibson? Tal vez, si al igual que muchos, y me incluyo dentro de ellos, estuvimos imaginando el persistente ruido blanco de los televisores de los 90s entonces es posible que estuviésemos equivocados.

Ruido blanco de TV

Ahora mismo quizás estén un poco confundidos, pero con mayor certeza la mayoría están, además, enfadados. Y no es para menos, pues acabo de meterme con uno de los, acaso, más memorables recuerdos de toda la obra ciberpunk existente. Total, la imagen mostrada arriba, estampada sobre el cielo de un archipiélago, no es sólo contundente, sino también memorable. Diría inclusive que a su modo es una preparación para la avasallante capacidad creativa de Gibson para dar cabida a nuevas y constantes tecnologías usadas en su novela, muchas de ellas de patente suya y que implícitamente carecen de descripción. Pero, entonces, ¿por qué sigo insistiendo en lo equivocado de nuestra evocación? La razón es un tanto evidente, pero al mismo tiempo fácilmente pasable por alto. Sucede que la evocación refiere a un canal muerto cualquiera de una tv… ¿cualquiera? Ahí recae el asunto, ¿en qué tv se basó Gibon para dar vida a tal canal desintonizado? Evidentemente, no es ni por asomo el mismo modelo que el de nuestros recuerdos. Y digo nuestros recuerdos porque al igual que nosotros Gibson también recurre a sus recuerdos para la metáfora de ese cielo grisáceo. Sí, grisáceo, no como la lacerante imagen de arriba, al menos no en su misma intensidad.

Gibson no emplea un modelo contemporáneo a su etapa de escritor, es decir, Gibon no piensa en el canal desintonizado de la tv que ve mientras escribe su manuscrito, sino que se retrae a su infancia. En una entrevista hecha a Gibson en el año 2004, cuyas palabras aparecen el prólogo hecho a Neuromante por la editorial Minotauro, nos dice lo siguiente:

Tarde casi una década en darme cuenta de que muchos de mis lectores, ya incluso en 1984, nunca había experimentado la primera línea de Neuromante como yo pretendía que lo hiciesen. La había creado con esa imagen de la lluvia de la estática en blanco y negro de mi infancia en mente, de un tono plateado como el sodio y hasta lacerante, un anacronismo descomunal justo al principio de mi carrera en el futuro imaginario.
     Pero uno imperceptible, uno que manifiesta cierta elegancia común a todos los futuros imaginarios a medida que avanza la cronología y revela el futuro real, ese al que nos dirigimos todos. El lector nunca se paró a pensar que yo imaginaba, de manera inconsciente, la textura y el color de un canal desintonizado en la pantalla de un mueble de madera Motorola de altavoces cubiertos de tela. Los lectores compensaron esa imagen y añadieron su propia experiencia al colectivo imaginario con lo que para ellos era esa estática, para de ese modo asimilar la melancolía de la expresión «canal desintonizado».

A decir verdad, sí que he hecho un poco de trampa al aseverar tal color grisáceo del cielo, pues es la misma idea de ruido blanco de la tv (aquella de lluvia en blanco y negro) que Gibson emplea, aunque hay un detalle que agrega más datos a aquella imagen. Aquel modelo de tv, por ejemplo, ya insalvable en el tiempo, posiblemente se parezca a esta:

O para no caer en un exceso de anacronismo es más seguro que se parezca más a una de estas:

Estas pantallas de aquellos modelos de gabinete comparten la característica de ser de color grisáceo, pero no es a este color particular al que me refiero, sino a la estática a veces vista en este tipo de colores que también son en blanco y negro como el ruido convencional, pero al ser visto bajo este tipo de pantalla daba como resultado una imagen parecida a esta:

¿Será una imagen atenuada del ruido blanco de toda la vida la que Gibson imaginó? Personalmente también me siento un poco confundido porque Gibson empieza el párrafo con «La había creado con esa imagen de la lluvia de la estática en blanco y negro de mi infancia en mente«, lo que me lleva a pensar que estoy mal y es el ruido blanco de toda la vida, pero inmediatamente, sin ningún inciso de por medio, nos coloca esto: « de un tono plateado como el sodio y hasta lacerante, un anacronismo descomunal justo al principio de mi carrera en el futuro imaginario». ¿De qué color es, entonces, el sodio?

Ahora tiendo a pensar por la segunda opción, más por el apelativo que usa de «anacronismo descomunal» como si hiciera referencia a una tv muy antigua, incluso para su época. Sin embargo, una de las razones que me llevó a pensar en ello fue Chiba misma como ciudad. ¿Qué tan factible es que el cielo «real» de Chiba tenga la forma, el color, de un canal desintonizado como la primera imagen mostrada arriba? No por el hecho de ser una novela ciberpunk significa que el avance de la tecnología sea la respuesta a todas nuestras preguntas. ¿Es posible ver el cielo así, con la lacerante lluvia de pixeles en blanco y negro? No creo que sea posible, al menos no en la Chiba del mundo real. En su versión en la matriz esto es fácilmente posible en cambio, pero no es el caso. Esto sumado a que tanto Chiba como Ciudad Nocturna son ciudades portuarias en un clima propenso a las lluvias me lleva a pensar que el cielo es siempre gris, opaco. Y, por supuesto, también hay una tercera opción, la más obvia de todas, tan obvia que no me doy cuenta hasta ahora que la escribo, puede que esta comparación sea solamente eso y no una aseveración real como tal, «el cielo sobre el puerto era de un color que me recordaba a un canal desintonizado de un televisor» o algo semejante, una descripción estética o una metáfora, sin embargo, tampoco quedo conforme con eso. 

No quiero terminar esto sin decir que esta idea me venía rondando la cabeza conforme iba leyendo la novela y justa ahora, que acabo de terminarla nuevamente (la primera vez fue de muy niño), persiste en mi mente. Y sin nadie con quién compartir estas dudas me vi en la necesidad de escribirlas por este medio, donde con seguridad nadie lo leerá tampoco. Aún así con esto desfogo y, quién sabe, quizás a quince años cuando las redescubra me saque algunas sonrisas… Eso sí, si me dan a escoger a mí, me quedaría con la imagen de ruido de toda la vida, así de hiriente a la vista como de la primera imagen y de ser posible a modo de bucle infinito para más placer. No creo que haya mejor cielo para una ciudad ciberpunk.    

P. S. No saben lo genial que me sigue pareciendo aún ahora el inicio de Neuromante, novela de la que a fin de cuentas no he escrito nada, pese a tener todas las ganas, pero que a su vez tengo todo el cansancio luego de haberla terminado. Esto no significa que no tenga ganas de hacerlo, sino que no tengo las fuerzas, cosa muy diferente. En vista de que no puedo hacerlo, me gustaría decir qué me gustaría hacer. Me gustaría ir hablando sobre el uso de la tecnología en la novela, en cómo es un gran acierto lo poco que se detienen en explicarla con respecto a otras obras no ya ciberpunk, sino de ciencia ficción. También quisiera hablar del legado que dejó al mundillo del subgénero. Algún día quizás.

    URL de esta publicación:

    OPINIONES Y COMENTARIOS