En una mañana fría y silenciosa, donde la luna va descansando y el sol despertando, un joven se haya entre una pila de libros, inconsciente que de pronto, abre los ojos de golpe, volviendo en sí, acalorado y empapado de sudor por estar ahí se pregunta ¿Cómo ha llegado a ese lugar?, o ¿Porqué hay tanto desorden?.
Saliendo de aquel cuarto, mirando al rededor de los pasillos largos y monocromático, es desconcertante y algo atemorizate estar ahí, observando a través de los vidrios de las oficinas se da cuenta que ni una sola alma está cerca, al entrar a una de estas oficinas logra asomarse por el gran ventanal, ve que se encuentra a lo alto del edificio, al menos a unos sietes pisos, donde podía divisar el sol resplandeciente indicando un nuevo día.
Logra distinguir a lo lejos la ausencia de personas en las calles, o de vehículos circulando en lo que debía ser una mañana concurrida de ello, pues todas las mañanas son así.
Al llegar al final del pasillo, logra ver un elevador donde tomándolo, suena una distorsión por la bocina donde normalmente se reproduciría una melodía, parece como si fuera estática.
Al pasar por la recepción un fuerte dolor de cabeza viene a él, seguido por un mareo haciendo que, pequeñas visiones recorran por su mente haciéndolo escuchar…¿Qué es? Es una voz gritando una advertencia, pareciera ser su propia voz, “no importa lo que encuentres, busca las señales, sigue las pistas, debes encontrarla” – ¿Por qué diría tal cosa? Y ¿ a quien debo de encontrar? – se pregunta confundido.
Eso no es muy alentador, pues deja muchas preguntas girando en la cabeza, ya pasando por la puerta, recorre las calles solitarias que le acompañan los rascacielos y tiendas vacías, el nervio recorre por su cuerpo con la pregunta ¿Qué a pasado en esta ciudad?.
En lo alto de observa un rótulo de una propaganda del gobierno, tal parece que escogerán al nuevo alcalde de esa ciudad “Eldham City” es el nombre de aquel lugar.
Vagando sin rumbo, con la esperanza de encontrar a alguien, llega a un pequeño parque, donde los árboles le cubrían del sol abrasador y una pequeña brisa acompañada de un viento silbador, fue que, sentándose en un banquillo para tomar un pequeño respiro, notó un pequeño puesto de comida rápida, tenía hambre, y no creo que viniera alguien a reclamar, luego de comer lo poco que encontró de ese lugar, se dirige a una tienda, busca algo de ropa nueva, pues este lleva un traje elegante de tres pieza lo que lo hace pensar ¿Podría ser el edificio en que despertó, su lugar de trabajo?.
No toma mucha importancia y sigue con su cometido, mas no deja de pensar en ello pues en algún momento regresará para averiguar mejor.
Habiéndose cambiado de ropa y cargado una mochila con alimentos, se embarca en un viaje que espera lo desconocido para contestar la pregunta del porque no hay personas en la ciudad.
Pintorescas calles adornados de algunos rascacielos y en su mayoría edificios viejos pero cuidados como si el pasar del tiempo no fuera enemigo, es extraño que una ciudad vacía esté tan bien cuidada, puestos de comida, tiendas abiertas, algunos lugares iluminados como si los comensales a la espera de su orden estuvieran.
Habiendo pasado el día, comenzando la noche, las calles iluminadas da un espectáculo a simple vista, la falsa realidad que se percibía en el ambiente, como si de un evento se realizase, pues todo parecía estar colorido, lleno de vida, a excepción de la falta de las personas.
Llega a un departamento para poder descansar, no es tanto el cansancio, es mas agotamiento mental, difícil procesar esto aún.
Al despertar se prepara para viajar en vehículo, así será más rápido encontrar algún signo o señal y al avanzar nota una pequeña parvada de aves que, por instinto sigue hasta donde puede, dirigiéndose hacia los limites de esa ciudad.
Llegando a un pequeño pueblo a las faldas de una montaña, adornada con mucha historia y cultura en las viviendas, se nota la tradición en sus calles pero sigue lo mismo, no hay personas en ellas.
Recorriendo por los caminos angostos, maravillado por la vista, sube un camino hacia la montaña sin vehículo, llega a una casa grande, de aspecto victoriana, parece ser la única así, tal vez era de un excéntrico millonario, por lo que entra para echar un vistazo, adentro, vé con asombro un gran salón lleno de estantes con libros de aspecto viejos pero ninguno de ellos cubiertos de polvo, mesas llenas de papeles como si alguien buscara algo, como si hubieran estado ahí no hace mucho.
Revisando los cuarto a ver que puede encontrar de bueno, pasa por un corredor que da hacia la parte trasera de la casa donde se aprecia un vivero en ella, al entrar, varias filas largas de lo que fueron una vez plantas, ahora ya marchitas y sin vida esconden hacia el final una gran puerta roja, que roba la atención de quien la mire y llama aquellos curiosos a pasar por ella.
Como buen investigador se dirige a ella, dentro ve lo grande que es, con un desorden similar a la entrada de la casa, pero es oscuro y no se logra divisar con detalle, tras buscar el interruptor parece un laboratorio de un científico loco con grandes maquinas que no tiene el joven ni la más mínima idea de para que servirán.
Curioso por un libro de entomología, lo toma y de él cae unas notas del que fue su dueño, con una caligrafía algo legible logra leer que el dueño llevaba a cabo una investigación sobre el brote de una rara enfermedad que tienen los insectos, era una especie de hongo que se propagaba rápido, a través del aire de otros insectos infectándolos, al leer esto, levanta el rostro y vé por la ventana hacia el patio como un invernadero donde se vé las sombras de los insectos volando dentro de ese hermético lugar, él ya sabe donde no pasar.
Rebuscando un poco más en los papeles tirados de un escritorio, encuentra un mapa, señalando un lugar especifico no muy lejos de donde se encuentra, ¿Será posible que haya personas en ese lugar? Solo hay un modo de averiguarlo.
Tomando algunos libros de interés propio, tal vez para matar el tiempo leyendo en algún momento, se dispone a partir de ese lugar, no sin antes terminar de revisar las habitaciones rápidamente.
Dentro de un armario en una de las oficinas se queda estupefacto, pues como si de un cazador perteneciese, encuentra muchas armas de fuego, cuchillos y camuflajes, así como un botiquín de primeros auxilio, toma un arma larga, el botiquín, una pistola con su funda y muchas municiones, pues no sabe como utilizarlas así que tendrá que tomar un momento para practicar en el aire libre.
Tomando el vehículo y prendiendo marcha se dirige sobre la carretera, aveces encontrándose con carros en medio de la vía, como si las personas habían salido de sus vehículo sin más y dejarlos ahí, como si hubieran salido para tener que huir a pie, es extraño, ¿dejar los carros para huir a pie?.
No suena nada lógico, a menos que hubiera algo que les impediría avanzar, como…¿mucha gente en la carretera?
A simple vista no se vé que haya una estampida de personas corriendo, pero tampoco se dispone a bajar e investigar más.
Cayendo la noche, a lo lejos se observa las luces de una iluminada ciudad, parece que por fin ha llegado a su destino, esta ciudad es muy bonita, presiente una corazonada de que ha estado aquí en el pasado pero no puede recordar; – ¿Por qué no puedo recordar? – se pregunta preocupado, pues es como si el lugar lo llamara, es muy extraño al igual que confuso el no saber, que fue de él en el pasado.
Tal parece que ha perdido la memoria, deteniendo el vehículo de golpe, hace una pregunta que jamás había pasado por su mente – ¿Quién soy yo? – un escalofrío recorre por todo su cuerpo, el temor lo invade en cada parte de su ser, pues una pregunta tan importante había pasado de alto, con lagrimas en los ojos a punto de salir, se reprende así mismo, pues no es momento de sucumbir a sus emociones, pronto sabría la respuesta, o al menos es lo que quiere.
Al voltear su cabeza, mirando a través de la ventana, un hotel cinco estrellas muy elegante he iluminado a simple vista, pareciera estar esperando a un invitado importante, no creo que haya problemas hospedarse ahí por una noche sin pagar, no es como si fuesen a reclamar.
Tratando de mejorar su estado de animo entra en aquel hotel, casi silbando en el momento, ya en el ascensor un sonido de estática lo interrumpe por un momento, pues es el mismo sonido que escuchó en aquel edificio de oficinas en el que despertó, siguió su camino sin poner más caso, llegando hasta el ultimo piso, “la suite presidencial”.
Es extraño que haya aún electricidad y agua en un mundo donde, hasta ahora no ha encontrado otro ser vivo, decide tomar una ducha, antes de ir a dormir, pues momento oportuno para relajarse no se desaprovechará.
Habiéndose bañado, comido un poco y fumado un puro como todo un magnate, se desplaza en la cama, apreciando su textura y suavidad toma el control del televisor, esperanzado de poder ver algún canal disponible, pero no, solo es visible estática, no hay nada conectado y era de esperarse, se acurruca debajo de las sabanas un tanto feliz y algo triste, ya que disfrutar de este lujo no es divertido en soledad.
En lo más profundo de su sueño, un ruido abrasador lo despierta de un golpe, pues es desconcertante lo que escucha, el teléfono del cuarto esta sonando, habiendo dudado un segundo salta de la cama con mucha agilidad y tomándolo, contesta, no había de terminado de decir “Hola” cuando una distorsión se escucha, pero esta vez no era del todo uniforme, más bien era como si tratasen de decir algo, se podría comprar como la voz que escuchamos de la persona que nos atiende en la ventanilla de boletos en el cine, por aquella bocina que no se podía entender bien que decía, algo así experimentaba el joven, que de un salto abre la puerta de la habitación directo al ascensor para ir al lobby del hotel, llegando a ella sin encontrar a nadie, saliendo a la calle mirando a todos lado para asegurarse que no está solo y que no ha perdido la cordura.
Desafortunadamente no encuentra a nadie, no logra explicar lo que sucedió, duda por un momento si ha perdido la razón y sobra decir que el resto de la noche no pudo conciliar el sueño.
Ya en la mañana siguiente con una taza de café y otros de estos puros, se prepara el desayuno, pues ansioso quiere esperar un poco más para ver si de nuevo vuelven a llamar como lo hicieron la noche anterior, pero ya pasado algunas horas se resigna que volverá a suceder, así que toma sus cosas y se va del lugar, no sin antes destrozar todo en aquella habitación, pues le resulta satisfactorio hacerlo por demasiado estrés en él.
Explorando aquella ciudad desértica, disfrutando de las pequeñas cosas que puede ofrecer el lugar, piensa que no hay apuro para contestar sus preguntas pues una parte de él cree que no volverán, pero otra parte esperan encontrar respuestas sus preguntas, al llegar a un pequeño restaurante, con temática de los años ochenta, una sensación de nostalgia viene a él, como si algo faltara, la necesidad de entrar el lugar es grande que lo empuja, como si lo conociera con anterioridad, sentado en un mesa una hoja de papel arrugado lo acompaña que dice:
mi querido amor:
¿como estas? Las horas han pasado y cada momento que pasa mas te extraño, se que has estado ocupada, lo entiendo, es un trabajo muy exhaustivo. Me encuentro ahora en nuestro lugar especial, ha cambiado mucho desde la ultima vez que vinimos, o tal vez solo lo noto yo, ya que desde el momento que te conocí, las cosas a mi alrededor era secundario, pues tus ojos hermosos de azul claro me hipnotizaron.
Aveces suelo verte en todas partes por las calles, es traidor la mente cuando mas te extraño.
Espero con ansias tu regreso, o tal vez de sorpresa yo llegue a ti. Sinceramente tuyo. A
Una hermosa carta de un loco enamorado, ¿Qué habrá sido del remitente? Púes estaba sobre la mesa, un poco de esperanza le da aquella carta, así que la guarda en su mochila, dirigiéndose a la roconola del lugar y poniendo al una música, se acuesta en medio de la tienda, pues comienza a cuestionar de lo que quiere buscar en realidad.
Habiendo pasado solo un momento, rápidamente se pone en marcha, antes que el sueño le invada o la tristeza lo atrape; mirando el mapa nuevamente para llegar al lugar marcado, se dirige caminando con calma pero atento a cualquier señal de vida, llega a un ver un paisaje poco alentador, pues a unas cuantas calles del lugar fijado, como si de una guerra se tratase, barricadas de carros, puestos de control y mallas de seguridad obstruyen el paso, volviendo sombrío al su alrededor.
Siendo cauteloso se dirige a los puestos de control, pasando por encima de los carros, no encontrando la forma de abrir las puertas, decide escalar las vallas para continuar su marcha, cada vez que se acerca al punto estimado, más preocupante es el panorama pues parece una zona militarizada, a una calle de distancia se divisa un gran edificio, lo que parece el ayuntamiento de la ciudad, entrando por las grandes puertas reforzadas, mantas y camas improvisadas roba la atención de quien consternado, se adentra al lugar en busca de lo que sea que pasó en aquel sitio.
Al registrar las oficinas, tratando de averiguar del por que albergaban gente ahí, unas ordenes con sello presidencial advertía de la eminente llegada de un virus, utilizando el lugar como un albergue temporal de personas y provisiones, ya que la ayuda tardaría un par de días en llegar, el método de distribución se hizo de un día para otro, habría caos a las afuera del recinto en los primeros días, tal parece que la ayuda si llegó.
Saliendo del lugar se dirigió a el hospital mas cercano, con ayuda del mapa, busca la ruta mas cerca, pero le hes algo difícil de cruzar gracias a las vayas de contención, logrando cruzar y caminando una par de cuadras, llega al hospital, un rastro de disturbio ronda el lugar, pues camillas, sillas de ruedas, muchos carros y ambulancias estaban en medio del camino y al rededor del hospital, entrado en él, es desorden era de esperarse, pues pareciera que hubo muchos pacientes que necesitaban atención médica y poco el personal capacitado.
Pobre de aquellas personas que estuvieron en ese lugar, no logra imaginar lo complicado de esa situación, pero no puede explicar que fueron de esas personas, pues en los informes solo mencionaban de ayuda, pero no del lugar que se dirigían. Ya cansado y sin alguna pista que lo dirija a un nuevo destino, se adentra en la ciudad, busca algún refugio en lo alto de un edificio, pues el paisaje que contempla en el anochecer de las iluminadas calles lo relajan de buena manera, logrando conciliar el sueño mejor.
A la mañana siguiente, le es difícil mantener el positivismo, pues no hay nuevo indicio que trate de resolver el problema al su alrededor, mirando por el balcón de la habitación, a lo lejos, una figura casi fantasmal camina por en medio de la calle – ¡¿Es una persona?! – se sacude el rostro y de una bofetada vuelve a ver entrecerrando los ojos para ver con más detalle, no logra ver nada, tal parece su mente proyecta ilusiones, la fatiga mental de no estar rodeado de personas le empieza a cobrar factura.
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