El llanto nace y me abandonas… Me abandonas, cuando el invierno se vuelve cálido y el hielo de mi corazón se quiebra. Me abandonas, cuando las suplicas fallidas hacen temblar tu trono y mis sueños ya vencidos caen al vacío. El silencio se alberga en mi corazón, el rencor crea raíces en mi alma y la soledad retoña. Floreciente y sedienta ante tu partida como primavera van fluyendo mis días. Me abandonas aun cuando las hojas caen y la piel quema. Aun cuando el tabernáculo brilla y la vida se empeña en desgarrar la fe. Me abandonas cuando mis manos caen y mis pies se cansan. Cuando rechazo la vida sin elección cuando me rindo ante tu furor y pido perdón. Me abandonas cuando las cadenas del tiempo me atan y el castigo de la moral me ataca. Me abandonas sin elección, sin temor, sin nada mas que ofrecer expresando la verdad en su total desnudez. ¡Me abandonas… en una encrucijada! me abandonas. Ante lo inexorable del destino y ante el desfallecimiento de lo perdido. El tiempo corre y se detiene sin respuesta. La soledad abruma, tu silencio otorga, mi elección condena y todo final comienza y todo principio no es nirvana.
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