¿La ultima pieza?

La noche había caído dejando una oscuridad llena de luces artificiales, la música sonaba, los bajos retumbaban bastante bien, la ingeniería de sonido se había implementado de manera adecuada dentro del lugar, las luces eran tenues y los bailes más alocados ya habían concluido, el DJ había puesto a pie canciones relajadas para comenzar con los bailes más íntimos de la noche, donde los corazones hacen sincronía, la tranquilidad se apodera de los cuerpos para mostrarse en calma, y así poder sentirse entre sí con lujo de detalle.

Algunas parejas ya no podían más y se sentaron, algunas otras optaron por irse, o simplemente por desinterés en el baile, solo quedaban unas cuantas parejas que aún podían y sentían lo lindo de compartir su ritmo entre sí.

Entre tanto ruido apacible, contrastes de personas y luces de colores, se encontraba una parejita que destacaba de entre las que estaban sentadas:

-Un último baile, ¿Qué dices?, total, la noche aún brilla, mis zapatos y los tuyos aún tienen suela para dar lo último- Comentó Gabriel.

-Pero, estoy cansada, me duelen los pies, creo que tengo algunas cortadas – Daniela emitió una pequeña y apenada sonrisa.

-Déjame ver tus pies, veré si puedo hacer algo por ellos.

Ella asintió y el revisó sus pies.

-No están tan mal, podemos acoplarnos, ¿Qué dices? ¿te quitas los zapatos y bailamos?

-Me da pena estar descalza.

-Me los quitaré también para no dejarte sola, así seremos dos descalzos.

Ella sonrió, le dio un beso y procedieron con el viaje a la pista para dar pie a su baile de amor.

Ella colgó sus brazos con delicadeza en el cuello de y postró su cabeza en le pecho de Gabriel, él rodeó su cadera dejando descansar sus brazos en ella con cariño y delicadeza, comenzaron a bailar al ritmo tranquilo de “Nothing´s Gonna Hurt You Baby de Cigarerttes Afer Sex”, la canción los abrazaba sutilmente, y así, ellos se comunicaban mediante movimientos relajados, movimientos sincronizados que decían palabras que endulzaban el momento.

De un momento a otro, el DJ hizo un cambio de ritmo, pero con la misma esencia.

– ¿Otra más? – De puntitas, Daniela le susurró al oído.

Gabriel se separó ligeramente de ella y la vio a los ojos, sonrió, besó su frente y se pegó a ella con un poco más de fuerza, mientras le decía, – hay que ajustar mi amor- ella lo abrazó más fuerte mientras sonaba “Bailar de Leonel García”.

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