I
Los recuerdos de antaño nuevamente han aparecido
En el baúl de los recuerdos
Una rosa, una carta y tus besos
Son los antagonistas de mis sueños.
El alba está plagada de lamentaciones,
Colérico deseo,
Donde el perfume de azahar
Impera en cada anhelo mío.
Un suspiro deseado,
Casi desquiciado.
¡Cordura, amiga mía!
Te he abandonado,
Dejada a la deriva, mi alma
Sin más, me despido.
Los recuerdos de antaño nuevamente han aparecido
Mas, humo fue la visión de tu cuerpo
Y el mío,
Una mañana soleada,
En la memoria se perderá
Una mañana soleada,
Que no volverá.
II
Oda a su fuerza y su grandeza,
Astucia e inteligencia sin par.
Mas fue su destino
Beber la última copa de vino
Bajo el manto estelar.
III
Agotado me encuentro
De tus besos,
Como un oasis en el desierto, bebo.
Agotado me encuentro
A tus sombras,
En tu fino pecho,
Mi cabeza recuesto
¡Sueño placentero!
Agotado me encuentro
De andar,
De buscar
Y no encontrar sosiego
En este mundo, ajeno al tuyo.
IV
Caballero de plata,
Caballero errante.
A tus espaldas cargas con coraje,
Tus desdichas y desamores.
Caballero de plata,
Caballero solitario,
No hay senda ni camino
Que no hallas recorrido.
Caballero de plata,
Caballero del destino,
Un honor el haberte conocido.
Caballero de plata,
Amigo,
Padre mío
A tu encuentro me dirijo.
V
Me gusta hablar de la oscuridad
Porque
Es la única que me reclama,
Y proclama como suyo.
Atesoro la soledad, como nadie
Porque
Sólo ella comprende
Quién es mi verdadero ser.
Escribo del dolor, pues
Es el único que
Pronto
Atiende a mis súplicas,
Limpiando mis lágrimas
Con dulzura.
Soy devota,
De todo aquello que
La sociedad
No nombra.
Por el amparo
Y poder otorgado
A sus hijos amados.
VI
Ya lo decía el tiempo,
Ya lo decía la distancia,
Que mi amor por ti
Olvidaría.
Y el silencio, mis cadenas
Te traspasaría.
VII
Es más grande, el retumbar de mis pasos
Que
La dirección que sigo.
Es más desenfrenado el rugido
De mi corazón,
Que
Su capacidad de perdonar.
Es más desmesurado el caos
Que impera en mí
En mis profundidades,
Que la calma aparente
La máscara perfecta
Con la que, día a día
Me rijo.
Es más grande
Todo es más grande,
Que
Las palabras impresas en papel.
VIII
Concédeme un último baile
Princesa,
Pues, así como Romeo y Julieta
El final se acerca.
IX
Dormí en un rayo de esperanza,
Incauto
A tu espera, un viejo violín se aqueja.
Placer culposo
Ruina de todos,
Escalar tus blancas colinas, yegua mía;
Escuchar tu risa al medio día.
Donde antaño jurábamos amor,
Junto a mi lápida,
Rogando a las diosas y musas
Pronunciaran en un suspiro tu nombre.
Pecado letal, para un ateo inmortal.
X
De la baraja, tú eres la reina
De mí vida, la diosa misma.
¡Alma mía, llévame al cielo con tu sonrisa!
XI
De padre carecía,
Aun estando unidos por un nexo de sangre,
Apellido también;
Renegó de la niña, al nacer.
De padre carecía,
Mendigando migajas de amor,
De la sombra del ser que nunca conoció
Ella,
Tras su sombra se dirigía.
De padre carecía,
Mas fueron, un día
Unas temblorosas manos
Que firme la sostenían.
De padre carecía,
Mas fue su abuelo,
El único hombre en su vida.
XII
Reconozco tu hermosura,
E infinita dulzura.
Reconozco y temo a la tormenta
Que, agazapada, en tu interior se cierne.
En tus entrañas,
Creaturas extraordinarias
Guardan con ferviente celo, todos tus secretos.
Son los recuerdos ajenos
Los que te conforman.
Vienes y vas, con tu manto inmaculado
infinita novia.
He aprendido que di ti,
No solo los marinos se enamoran.
XIII
Era sólo un número,
El número impreso en una pared de metal,
Que dispara plata y fuego,
Y duerme envuelto en un tahalí revestido de dorado y carmín.
XIV
Con un toque transmutas el dolor,
Con una balada
Calientas el alma;
Y con un beso
Con un beso
Fe mía, que tatuada en mi pecho te llevo.
XV
Detuviste el telar de tu memoria.
La gran obra;
El tapiz del gran salón
Con parches quedó.
Detuviste el telar de tu memoria.
Dejando entrever
Tu perdida de ideologías,
Escondida en un arrebato
De intrincados patrones y colores.
Detuviste el telar de tu memoria.
Para tejer en el hijo de la historia;
Esposa,
Madre,
Abuela.
Es tiempo de empezar.
XVI
Secretos a flor de piel,
Melodías a media noche
Vorágine nocturna,
A lado de mi amadísima luna.
XVII
No sé si seguir,
No sé si renunciar.
¿Qué es lo que he hecho mal?
No sé si correr,
No sé si volar.
La mentira una huida triunfal.
No sé si reír,
No sé si llorar.
¿Quién soy yo en realidad?
XVIII
De traje bajaba la luna
De rosa se pintaba el sol,
Entre perlas las nubes jugaban
A las faldas de la gran montaña.
XIX
En diciembre se vive
En diciembre se muere.
Un maleficio inmerecido;
Por cubrir de blanco tu destino.
XX
Muchos te temen
Amada dama de negro;
La muerte es tu hijo
Padre y amante.
Estar al lado tuyo
Después de cada beso que te di
¡Ah, bella dama!
Es mi forma favorita de morir.
Dama elegante,
Dama de negro,
Acepta mi oda:
Hincado y de rodillas
Sobre ésta lapida mía.
XXI
Nuevamente termino perdiendo,
Nuevamente termino callando todo aquello
Que mi boca hace arder.
Las palabras que callo
Veneno son,
Mas para la sociedad mero laxante son.
Nuevamente,
La historia se repite.
Con mi cuerpo lacerado,
Casi mutilado
Siendo guiado al abismo del odio y la desesperación.
Un tugurio de mala reputación:
Dándome la bienvenida,
Hermanos asesinos
Esta noche es mía.
XXII
Hay tanto de lo que quiero hablar
Pero las palabras,
En una enredada
A mi boca apedrearán.
Hay tanto de lo que quiero hablar
Pero las palabras,
Con su yugo
Mis fuerzas extinguirán.
Hay tanto de lo que quisiera hablar,
Pero el tiempo se ha agotado
Y las palabras,
¡Oh, las palabras!
Han ganado ya.
XXIII
De lo mismo escribo,
De lo mismo hablo.
Esperando,
Aguardando
No un cambio.
Esperando,
Aguardando
El retorno de lo que algún día fui.
XXIV
Háblame más del amor
Aquel extraño ser
Que se empeña es esquivar mis pasos.
Háblame más del amor
Aquel extraño ser
Que huye de mi compañía.
Háblame más del amor
Aquél extraño ser
Que sólo en sueños anhelo.
Háblame más del amor
Aquel extraño ser
Que en ti encontré.
XXV
Carmín era la senda que
Se presentaba delante de mí.
Yo provenía del blanco impoluto;
Así que no tan fácil iba a caer en el engaño.
Mas mis pasos fueron traicionados.
Voces que se apagaban,
Canticos ancestrales, olvidados:
Plegarias que al cielo era elevadas.
En la lejanía,
Tu figura;
En la senda carmín
Poco a poco se desvanecía.
Carmín era
Tan gallardo, enigmático y estoico.
Carmín era,
Como el recuerdo de tu paso.
¡Oh, Jerusalén! Sé que aún no lo has olvidado.
Sí, en efecto, carmín era.
Octubre,
¡Maldito octubre!
Has tomado toda una vida
Octubre, no se olvida.
XXVI
No era un puñado de tierra,
Tan solo un trago celestial
He aquí tu manto estelar.
Breve fue el tiempo,
Tus días contados
Callejero, amigo mío
No tomes ese trago.
Dios fue fiel,
Tu amor por ella resguardó
Y en una carta
El día de tu sepultura, te entregó.
Caminante errante
Sepa bien,
No suplantaste.
Al abandonado, adoptaste.
Al solitario, del pozo rescataste.
Callejero, amigo mío,
Brindemos, pues.
Brindemos una última vez
Por los recuerdos vividos.
Pues,
No era un puñado de tierra,
Tan solo un trago celestial
He aquí tu manto estelar.
XXVII
Escuchen todos
Y escuchen bien;
Que el día de hoy, me despido
De una gran mujer.
Ella era mi amiga,
Mi compañera fiel.
Mi espada y escudo era
Y es todo mi ser.
¡Dios! De tus cielos
A ella
Cede el camino; de
Tus puertas de oro,
San Pedro,
Con alfombra roja, trompetas
Y flores su llegada
Haz anunciar.
Pues sólo ella sabe el dolor,
Tan grande
Que no lo dicen las cosas
Ni lo explican las palabras.
Que me cala hasta los huesos
Y mi alma llora
¡Llora al recordarla!
A ella,
Siempre valiente
Y sonriente.
Descansa ya, mi rayo de sol.
Duerme tranquila
En la inmensidad,
Omnipresente.
Ya no como un rayo
Que despunta el alba
En el horizonte más lejano y
En mí corazón.
No.
Ahora, como el mismo sol.
Es tanto lo que siento
Que las palabras se me escapan;
En tropel de mi boca
Sin sentido alguno,
Te llaman.
Mas leves suspiros
Son emitidos.
Pero ahí estas
A mi lado
Como siempre.
Dándome coraje, la fuerza
Perdida y el valor olvidado.
Tu calor, tus besos
Y abrazos
Nunca lo olvidaré.
Porque te amo
Y siempre lo haré.
XXVIII
De una pesadilla la evocaste
Ahora,
Eres su amante.
Descuida,
Tu alma conservarás
Sólo,
Que la hagas enfadar.
De la negrura infinita la invocaste,
A la hija del diablo
Desposaste.
XXIX
¡Madre mía, socorre a mis hijos!
De garganta desgarrada,
Grito, petición de un viejo corazón
Entregado en el altar mayor.
¡Oh María!
Se la custodia de ellos.
Llévalos de la mano ha
Llevar lores y pleitesía;
Que las alturas derramen vida.
¡Madre mía, socorre a mis hijos!
Del camino del mal apártales
De las garras del demonio
Adviérteles.
Revístelos con tu armadura,
Que incluso
Al estar en la prueba más dura,
Ante tu vista
Sigan siendo las inocencias perdidas.
¡Madre mía, socorre a tus hijos!
XXX
Heme aquí
Triste y desolado.
Escuchado el débil
Latir de un corazón ya olvidado.
Helo aquí
Junto a su amigo el tiempo,
En su transcurso
Apenas perceptible.
Él espera ansioso
El regreso del tuyo,
Su igual;
Gritando a voces un nombre
Que nunca volverá.
Pero por más que
Grite y pelee
Tu no lo llamarás.
Deambulando por la calle,
Se reencontrarán;
Lo saludaras
E incluso lo verás marchar:
Mas no lo llamarás.
XXXI
Tal vez estos versos te suenen tristes
Pero es que ellos,
Que, por voluntad propia
Penden sobre el abismo
Sujetos a gotas de agua salina.
No juzgues estos pobres versos
Por su falta de ortografía,
Ni por todas
Aquellas suaves melodías
Que el alma emanará y
En la lejanía se perderán.
No destroces más este destajo
Desecho de corazón, vida mía.
Todo lo contrario,
Tómalo y estréchalo
Entre tus finos y delicados
Brazos, con tu amor repáralo.
Tal vez estos versos te suenen tristes
Son el resultado de un
Mal amor.
Dolor y amargura
Son alguno de los guardianes
Que custodian estos versos.
Por eso se la princesa que
Doma al fiero dragón
Y le enseña el significado
Del amor.
Muéstrame la espera
De un mejor porvenir.
XXXII
Aunque el camino que recorra
Esté lleno de espinas
Que, con cada paso titubeante
Se me incrustan
Y clavan profundo
En la carne,
En mi ser:
Lo he de cruzar
¡Es el camino!
Me digo.
Aire puro y cristalino
Pero a la vez quemante y
Tajante,
Me ha sellado;
Me ha marcado.
¡Es el camino!
Me repito.
Ese mismo sello que
Más que alas para volar,
Son cadenas para torturar y
Atar.
¡Es el camino!
Grito.
XXXIII
Tal parece que es un día más,
Tan sólo otro día más.
Calles desiertas,
Incluso repletas.
Soledad absoluta
En plena justa.
El viento silbante,
El reclamo de las gaitas
Al usarse.
Es un día más,
Tan sólo un día más
Para vivir,
Para morir.
XXXIV
Baja de tu profundo y dulce ensueño
Baja, con un certero y frío golpe
Es la realidad.
Pobre pequeña, tus alas
Te han cortado ya:
Es la realidad.
Y ese niño que llora
No, no es por reprimendas
O engaños;
Sino por añoranza a sus sueños
Ya alejados.
Con un solo golpe,
La pesadumbre no se hace esperar.
A los niños de sus fantasías hace bajar
Para llevarlos al lugar sin salida ni retorno.
Con un tan solo golpe,
Cruel realidad.
XXXV
Y de la inmensidad de la noche
Resurgirás,
Mi alma te llevaras y
Al mismo infierno
Me guiarás.
Infierno o Paraíso,
Qué más da,
Si la eternidad contigo
He de pasar;
Sólo tú sabes
Lo que
El destino deparará.
XXXVI
El mismo tiempo se ha detenido
Desconozco ya, si los días cambian;
O si me he establecido en un momento fijo
Que el destino quiso.
El mismo tiempo se ha paralizado
Monotonía y tedio
Van perdiendo su color.
Es curioso, me cuestiono
¿Alguna vez lo llegaron a poseer?
Es diferente el tenor,
Lo sé
Hoy, en tu vida
No fue la excepción.
Lo sé,
El tiempo mismo se paró.
XXXVII
Sobre la faz su reinado ha caído,
El negro carbón se ha extendido:
No existe resguardo, ni refugio
Donde encuentres sosiego
A tus pensamientos,
Ninguno.
Raciocinio suicida,
Toca una despedida
Donde en vertiginosa rapidez
Va perdiendo su poder.
Palabras sin sentido
Que, grabadas en su ser,
Inscrita esta
La verdad universal.
Diré que es lo de siempre,
Al fin de cuentas;
El circulo tiende a decaer
Cuando éste más asciende.
XXXVIII
Aunque nada memorable
Ni remarcable ha pasado,
Desde tu partida en la playa
Aquella tarde de verano.
Mi amor, mi corazón
Siento la cruel necesidad
De documentar.
Aunque nada memorable
Ni remarcable ha pasado.
Voy perdiendo el hilo negro.
Siento,
Pienso,
Observo que así el tiempo va pasando.
XXXIX
Más que un encuentro fortuito
Designio divino:
Que en beneficio o maleficio
No sabría catalogar.
XL
Si mi querido creador,
No decide terminar con mi existencia;
Yo mismo de nueva cuenta
Le pondré fin a lo que llamo presencia.
XLI
Soy el perro
De pelea callejera
A la cual no fue invitado.
En la espera,
Soy el sarcasmo
Vía de escape barato.
Es la incongruencia
La que acelera tu paso:
El abismo te está aguardando.
Ya no puedes rezar
Pero tampoco
Estas en condiciones de pensar.
Ellos son los de la compostura
Nosotros,
La parte humana que pugna por poder vivir.
XLII
Renuncio.
Total, siempre haré
Lo mínimo que se espera de mí.
Renuncio.
Total, siempre pondré
Mi mejor cara mientras me hundo.
Renuncio.
Total, siempre estaré
Sirviendo al juez, rey y verdugo.
Renuncio.
No veo motivos ni razones
Como para seguir
Intentando evitar que esta presa
Llamada existencia se desborde.
XLIII
Que sean otros
Quienes me releven.
Sus decisiones
No me atañen más.
Yo sólo cumpliría
Con el hecho
De darles algo donde habitar y moverse.
Para qué buscar
Incentivos y motivadores,
Si todo lo va
A terminar absorbiendo el caos
Y la nada.
Para qué seguir
Si el mundo
Sigue dando vueltas
Sin ti.
XLIV
Tiempo ya,
Recuerdos en medio de la oscuridad;
Devastado y desolado
Ante las esquirlas
De un sueño olvidado.
Tiempo ya,
Entre lamentaciones y llantos
Mi sangre en el suelo
Se va derramando.
Tiempo ya,
De estar arrodillado ante el altar:
Ahora en campo santo
Mis restos reposan ya.
XLV
Tan solo eran letras;
Tinta negra contra el papel.
Formalidades estipuladas
En tales circunstancias.
Tan solo eran brechas y caminos
Sin un cometido fijo.
En una habitación, viciado
De tabaco, sexo y ron.
Dos individuos,
Queriendo resguardarse
En la ilusión de seguridad,
Inopia.
Tan sólo era el alma
Que se partía en dos.
Y un cuerpo
Pudriéndose en la habitación.
XLVI
Fui el pagano convertido
Fui el pagano conscripto
Recalco, lo fui.
De mis tiempos puritanos
En valde fui proclamando
A oídos sordos,
La buenaventura.
Y que el cielo me había salvado.
Fui el pagano convertido
Fui el pagano conscripto
Recalco, lo fui.
De mis tiempos puritanos
En valde fui proclamando
A ciegos y mudos
Los milagros que me habías dado.
Fui el pagano convertido
Fui el pagano conscripto
Recalco, lo fui.
Pues fue bajo la luna llena carmesí
Cuando todo lo perdí.
No lo entiendo,
No lo comprendo
¿Por qué apartas tu vista de mí?
Yo era un buen cristiano
Era tu creatura y tu hermano;
Pero de tu lado me has vetado.
Ahora bailo con el diablo
Porque sí,
He vuelto a ser pagano.
XLVII
Será el simple hecho de verte
Un capricho o una continua obsesión:
Que no me deja descansar
Mucho menos respirar.
Aun no te conozco lo suficiente
Sin embargo ¿acaso importa?
Me despido de toda lógica
Y razón, amor.
Pues parte de ti soy.
¿Es esto acaso normal?
El simple hecho de pensarte
Y mirarte sin parar,
Que mi boca no te deje de amar.
Quizá todo esto sea
Un capricho vuelto obsesión.
De este difunto corazón.
XLVIII
Cuando un hombre mira a una mujer
Se siente volar;
En el mar del deseo entrará y de allí
Jamás podrá escapar.
Ya no hay más que hacer
Cuando un hombre mira a una mujer,
Entre su silueta de perderá
Y a la demencia se entregará.
No hay rastros de salvación
Querida mía,
Cuando él te mira.
Dichoso aquel que mira a una mujer
Entre su piel de Chanel
Mil caricias ejercer.
Cuando un hombre mira a una mujer,
Solo una cosa puede profesar
Lealtad, amor y una fidelidad incondicional.
XLIX
Como las profundidades del océano
Eres inalcanzable,
Tan lejana e inexistente
Como Caronte a la gente.
Eres la perfecta locura
Arraigada a mis instintos
Esenciales:
Eres inalcanzable.
L
Herido, como un animal
Me refugio de la realidad.
Es la fantasía mi mayor alegría.
Amor corrompido,
Mal correspondido
Venda los ojos ocultos
De mi corazón inculto.
LI
Y fue tan mágico ese momento,
La luna acariciando tu recuerdo
En tu mirada me voy perdiendo,
Arrullado con esta canción.
Cántame todos tus sentimientos
Revélame hasta el más ínfimo secreto
De tu ser.
Déjame ser el viento que pasa
Y te estremece.
Esa fragancia para envolverte,
La lluvia al caer
Déjame ser.
No sabes que tu amor me descontrola
Tenerte cerca me desconecta,
Y estar alejado de ti me despedaza.
Tener esos labios que me matan
Ese tacto que me abraza,
Esa voz que me provoca.
Como un barco a la deriva
Estoy perdido.
Ser esa luz que te ilumina
El aire que respiras.
Tu confidente y amigo fiel
Déjame ser.
Y aunque tú me desconozcas
En mi vida presente estas,
Te has vuelto indispensable para mí:
Que sin ti yo me desvanezco.
Eres mi vida y universo.
Susurrarte dulces palabras
Hasta que despunte el alba.
Y al caer la noche tan clara,
Nuestras miradas se encontrarán
Y se fundirán nuestros dos seres en uno
Solo entonando esta canción.
LII
De rodillas en la oscuridad
Clamo a ti
¡oh deidad!
Lo siento.
Entre disculpas en la oscuridad
Me auto flagelo,
Sin que ello reinicie el tiempo.
Lo siento,
Pero no por ello redime mi culpa.
Mi boca reclama, pide, exige
Justicia.
Pero no por ello mengua mi pesar.
Mi boca que reclama, pide, exige
Justicia.
Cruelmente apresada por cadenas errantes, es.
Cadenas que alguna vez yo tomé
Y con las mismas te apresé.
No niego. Nunca lo negué,
El oscuro recuerdo que asecha mi ser.
Encadenado, privado de mi libertad
El tuyo que no me deja,
No me queda más que recordar.
LIII
En un sueño,
Sumergido estas.
Tan inmerso que
Ya no ves la realidad.
En ensoñaciones
Ya no podrás jamás estar.
Las estrellas,
Su luz apagará.
Las pesadillas te rodearan
Pero sueña,
Sueña y libre se.
Cual ave que vuela
Así tú,
Vuela sin parar;
Más allá del horizonte alcanzar.
¿Qué intentas?
Soñar.
Tus sentimientos, ellos no entenderán.
Ese signo que te ata y te da liberta.
Ya es hora, el eslabón se ha desvanecido.
En tu interior una voz clama por salir.
No te mientas, sabes que eres tú.
¿Qué intentas?
Soñar.
Tantos rostros,
Tantos YO.
Uno a uno con una caravana, se despedirán.
En sus más caras,
Dime
¿Los ves llorar?
LIV
No sabía que vivía en la monotonía
Hasta aquel día,
Con el sonido de la campana
Poniendo fin a la jornada.
A través del cristal
Tu mirada angelical,
Perturbada por una
Tristeza que me hizo congelar.
La luna gris lentamente asciende
Su huella en la ciudad se siente.
Desilusionado,
Me despierto en mi habitación insipiente.
No sabía que vivía en la monotonía
Hasta aquel día:
Cuando en mí,
Despierta un oscuro y
Demoniaco sentir.
Nuevamente miraba a través del cristal,
Buscando tu mirar.
Hay tanto por preguntar,
Mas en la inmensidad no te logro encontrar.
No sabía que vivía en la monotonía
Hasta aquel día.
Donde fueron tus palabras abrazadas por el viento
En nuestro primer encuentro.
No sabía que era parte de la monotonía.
Hasta ahora,
Que miro a través del cristal
Un extraño y nuevo mundo.
LV
La lluvia caía con parsimonia
En aquel campo;
Recinto de los muertos.
Una historia cuyo inicio
Fue su final.
Una lagrima que en su tumba
Se evapora.
Una historia que la muerte
Forjo y Creo.
Una flor que en su tumba
Se marchita.
Una historia que
El tiempo olvidó.
Una mano que
Se aferra a la mía.
Un recuerdo que
Evoco.
Una voz que
Rompe el silencio;
El viento que la abraza,
El alma que se levanta.
La muerte que
Cuenta una historia sin fin
Para el niño que ansía dormir.
LVI
Ella aún no te ha olvidado
Todavía te espera
Sentada, en medio del rellano
Sabana y oso en mano;
Brujas, fantasmas y espantos
¡Partan, aléjense de aquí!
Ella aún no te ha olvidado
Todavía te espera,
En el patio de la escuela
El festival ha comenzado,
Mas el día del padre ha terminado.
Ella aún no te ha olvidado
Todavía te espera,
En alucinante delirio
Por un resfrío:
Aguarda tu mano para sentir alivio.
Ella aún no te ha olvidado
Todavía te espera,
En su cumpleaños,
En su habitación llorando.
Pero aguardad
Que aún le falta empezar a amar.
Ella aún no te ha olvidado
Todavía te espera,
En el atrio, acabando la carrera.
Tus expectativas han completado,
¿Te sientes orgulloso?
¿A caso lo ha logrado?
Ella aún no te ha olvidado
Pero ha dejado de esperarte.
En su lugar fotos ha dejado;
Recuerdos de la vida a quien
Tuvieras ocasión de llamar hija.
LVII
Que me esperen dos horas
Quiero ver zarpar a las tropas,
Muelle mío,
Muelle del olvido
De ti me despido.
Ya lo escuchaba,
Lo decía la nana:
No hay plazo que no se cumpla
Ni fecha que no llegue.
Cuando las madres los bendicen,
Y los amantes se ponen tristes.
Inocentes, marchan los infantes
A bañarte en tus blancas costas,
Borrando con sus risas y colores
Tus grises dolores.
Hoy los ves partir
Mañana los contemplas venir;
Mas bien lo sabes
Que tus olas un día
Resguardarán sus cuerpos.
Lo siento, mi cielo
Dos horas no bastarán.
Apenas en dos horas todo
Comenzará.
LVIII
Tras la sombra de tu llanto
Me escondí,
Y paisajes encantados
Descubrí.
En el frío de tu soledad
Me aventuré,
Y un paraíso cálido
Encontré.
Con tu dolor y desamor
Abrazados,
Juntos como hermanos
Tomamos camino;
Incluso a tus demonios vimos.
Juntos arrasando con todas las cantinas
Toda la noche estuvimos.
Saque a bailar a tu pasado
Con la pista acabamos,
Los números uno
Nos proclamaron.
He encontrado
La belleza y perfección
Estando a tu lado amor.
LIX
Puedo decir,
Amada torre de marfil
Que, a la muerte
Mi mejor cara di.
Querida torre de marfil
Como caballero,
Hoy perecí.
LX
¡No vuelvo a confiar en ti, Dios!
Gritaba bajo tu furia,
Hecha lluvia.
No pretendas ser mi Dios,
Cuando tus ojos apartas de mí,
Y mis lamentaciones acallas
Con la lira y tu ocarina.
¡Dios! Vuélveme tu espalda
Déjame intentar apuñalarla,
Que tus arcángeles guardianes
Desgarren mi carne.
¡No vuelvo a aclamar a ti, Dios!
De soberbia he pecado
Mas la tierra,
Con mi sangre he limpiado.
LXI
Quisiera ser carente;
Carente del habla,
Como el mudo
Que sólo habla
Palabras de amor,
El lenguaje del corazón.
Quisiera ser mendigo,
Carente del oído;
Como el sordo
Que escucha, goza
Y toca en compañía de la memoria
la armonía del perdón.
Quisiera ser desertor;
Carente de toda visión,
Como el siego,
Que ve los milagros
Que, a la esencia, regocija.
LXII
He fallado,
A cada paso que doy
Voces truenan
Y cimbran mi interior.
¿No me conoces?
Pues me presento:
Soy el descendiente innombrable de Atlas;
Y a mi espalda cargo, las mordaces
Criticas de la humanidad.
Soy humana,
Pero del olimpo de los “humanos”
Me han vetado;
He fallado.
En la vida,
Hice cosas buenas
Mas sólo las malas quedan.
He fallado,
Mas mi legado quedará.
LXIII
No soy el malo de la historia
Pero si de la tuya lo he sido
No me disculpo.
Tampoco muero por
Ser el héroe de leyenda
No cargo mierda a cuestas.
Bueno he sido,
Malo también
Pero no por ello mártir quiero ser.
El ángel caído puedo ser,
También el juez de Caín y Abel
¿Qué rol el día de hoy desempeñaré?
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