Hay personas que repasan su vida sobre una mesa, analizando cuántas situaciones la vista nuestra se pudo abrir, hay personas que cantan y otras que escriben, quien grita y quien llora, pero dime, ¿Qué persona soy yo al quererte como hago ahora?

Es la incógnita que mi propia presión ardiente en el pecho me cuestiona, cuando mi mente se blanquea y mis pies se tambalean, y me pregunta como aguijón entre las sienes, tanto me ha preguntado que hasta olvidome de escribir y hablar.

Hay personas que cantan, que brincan y juegan en teclas, que bailan y acarician cuerdas, que alzan sus voces al cielo sereno, que levantan su puño al suelo húmedo, hay personas que se enamoran de la persona que no entrega y hay personas que se integran en cada curva del alma.

Y la incógnita se adentra entre mis músculos, se contraen sin dejarme tomar aire, me ahoga y aprisiona esta temible caricia, como intrigante bandera, como ruidosa marcha, como quien golpea piedras, como escuchar como se apaga una mirada, como el hierra resuena en una guerra, como se traga el mar la arena y se descubre el tesoro que se escondió.

Soy la persona que te quiere, soy la persona que nunca amó, que deja todo por tenerte, que organiza y sin saber a penas cortas nubes, a besar con pasión, que se alimenta del sol en tus palabras, que en una caricia mucho más puede decir que hablar, que aturde a las masas con notas sensibles, tiembla, tiemblo, que nervios da.

Soy la persona que no cambia ante la avalancha, pero reposa la mejilla sobre el palpitar de otro corazón, que dispone oídos sordos ante sinfonías eternas, soy la persona que recién comienza a querer, a quererte.

Yo no puedo escribirte canciones, tomar la lira entre la yema de mis dedos y comenzar a tocar, mi música adormece al corazón adolorido, no soy más que el reposo del cansado amor, sobre mí recaen las penas, la angustia y el dolor, quisiera decir que puedo darte pasiones hasta materiales, pero se me deshace la arena en la palma sin haber agua.

Yo quisiera decirte que puedo colocar mis manos sobre el piano, que antiguo apenas se escuchan l pasar por los estrechos pasillos, soy como el eterno gemido nocturno, que no acaba pero tampoco acomoda al sueño, soy esa gota que se triplica con los segundos, soy esa persona que no sabe cómo dar.

Pero entre lágrimas de mis palabras te daré unos versos, en el idioma que tú entiendas, francés, español con caricias o besos.

Voy a tocarte con dulzura las penumbras que te acosan, para que sepas que pueden quererte sin mentirte, sin tener que recibir algo a cambio, que tu sola existencia vibre con la voz, voy a tocarte de pies a cabeza para que rías, pero que rías hasta que nos duela el vientre, como aquella vez.

Voy a besarte los labios, se tropiezan mis dientes y lengua para poder hablarte, no puedo comprender porqué se disturban las palabras en mi mente, así que voy a besarte para intentar expresarte que te quiero, que entre el ruido y el sonido intenso tú eres la tranquilidad de la vida, una paz que pretendo darte en cada beso.

Voy a tocarte sin hacerlo, haciendo que te acerques a mi pecho, olerte entre orejas, tocarte con la mirada, para hacer que la tierra se remueva y brote de ellas un montón de raíces que arraigados me tomarán entre tus brazos.

Voy a quererte, sin cantarte y sin leerte, voy a quererte sin tocar y sin besarte, dándote todo, yo no canto ni toco, yo quiero…

y evoco.

-Kristel.

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