El abrazo que salvó mi vida

Estaba una niña caminando en un parque cuando en el piso encuentra a un gato acostado en pleno sol. La niña curiosa se acerca al gato y ve a este inmutado y taciturno; se acerca cautelosamente y se sienta al lado de este. El gato la miró y plañió como nunca lo había hecho; la niña abrazó al gato un tanto embrollada y le manifestó todo su valimieto. El gato se secó sus lagrimas y le agradeció.

¿Qué le pasó a gato? 🙁

Gato sufrió de violiencia física y psicológica por parte de sus padres y de sus amigos, siendo agredido por cada pequeño error que cometía; gato sufrió falta de atención y aprobación, haciendo la autoexigencia a su máxima expresión sin importar el costo que llevara esto; gato sufrió el desamparo de sus seres queridos, teniendo que sobrellevar todos sus pensamientos en la garganta, tragando cada uno de sus problemas; gato vió como todo lo que amaba se estaba desarmando, viendo como el matrimonio de sus padres lo era todo y era nada a la vez, como sus hermanos peleaban a golpes y odiandose el uno con el otro; gato calló en el dialelo de las autolesiones que por cada pequeño suceso se pasara el filo por sus brazos hasta ya no poder respirar del dolor y que la sangre manchara cada corte como si fueran sus problemas los que salieran desde sus adentros; y gato calló en el punto más bajo de la depresión lamentando cada día el haber nacido, el estar  respirando cada segundo y el cuestionarse de por qué todo le pasaba a él, queriendo cada día dormir y no despertar nunca más; gato estaba viviendo con miedo a las personas, donde cada día se alejaba más y más de sus seres más queridos por miedo a que le hicieran daño. Gato quería abondonar el sufrimiento queriendo pagarlo por el costo de su vida.

Gato nunca había sentido un abrazo como un escape del camino del fin de su vida.