HISTORIAS CORTAS

HISTORIAS CORTAS

Anysofía

27/02/2018

HISTORIAS CORTAS

Gesto de Amor

Allí estaba, cubierto por los años, sentado en una silla de ruedas vieja y casi sin llantas, en el andén de un parque; con el rostro mojado por la tristeza y la melancolía del afecto. Su estómago gritando auxilio y sus manos buscando un refugio.

Miraba a cada rostro que pasaba junto a él, parecían no verlo, talvez, miraban a otro sitio para evitar ver su futuro, que posiblemente sería igual.

La noche caía, y Mario esperaba, esperaba un amor perdido que recordara que fue parte de su vida. Entonces para jugarle una broma a su dolor, decidió viajar en su memoria.

Mario, vivió en un hermoso pueblo junto al mar, tenía un próspero negocio, un lugar rodeado de árboles, palmeras y playas abrazadas de aguas cristalinas y tonos verdes azules.

Siempre estaba dando la bienvenida a lugareños y extranjeros, su esposa le ayudaba en las labores propias del hostal. Sus hijos un par de adolescentes que estudiaban en el colegio cercano a la ciudad, al terminar la secundaria viajaron a la ciudad para formarse como profesionales. Los años pasaron y su esposa Rita, su gran amor enfermó y murió.

Entristecido por la pérdida de su amada esposa, también enfermó y es internado en el hospital del pueblo, por su gran amigo y empleado Jesús, que lo cuidó. Jesús era un hombre fuerte, joven aún, que le ayudaba administrando el lugar, había llegado allí hacía nos años, acogido por el cariño de Rita y Mario como un hijo más.

Durante aquellos meses, Jesús informa del estado de salud de Mario, a sus hijos Karla y Marlo, pero no hubo visitas, tampoco llamadas por parte de ellos. Estaba muy ocupados e decía a Jesús, esos son achaques del viejo, ya se le pasaran.

Al retornar a su casa llama a sus hijos, pero ellos han decidido irse a otro país. Llega un momento importante para Jesús, quien se casa y aunque agradecido, se va a vivir a la capital, con su esposa. Mario que solo tratando de mantener el hostal, pero ya sin fuerzas, sin motivos y con los años abrazándolo.

Pasan los días, los años, y las fuerzas de Mario, se agotan, sus hijos nunca volvieron a visitarlo, Jesús lo llamaba a veces cuando podía. La plata se le acaba a y un día, el gobierno desaloja a Mario de su casa, dejándolo solo y en la calle.

Por eso hoy está allí, abandonado como paria en un mundo indolente y sin amor, en un parque.

En ese ese remolino de recuerdos estaba, cuando sintió una mano apretando su brazo, no mira, simplemente espera, una voz cálida y madura le dice, ¿Es Usted don Mario? ¿Es Usted don Mario?, alza la mirada y no reconoce a la persona que le habla, con voz entrecortada, le responde, si me llamo Mario – Soy Jesús ¿se acuerda de mí? – sí, Jesús su hijo adoptivo.

¿Qué hace aquí abandonado? ¿Qué le pasó don Mario? Por Dios Santo.

-Jesús, me estoy muriendo de hambre, estoy enfermo. Me botaron a la calle, me sacaron de mi casa, ya no soy una persona para muchos, mis hijos se olvidaron de mí.

-No puede ser, venga, vamos para que lo atiendan, pero antes venga como algo. –hijo, gracias.

-No me dé las gracias, soy yo quien está agradecido con Usted y su esposa, Ustedes me dieron un hogar e hicieron de mi lo que soy hoy.-No soy su hijo, pero me crió como un hijo, perdóneme por olvidarme de usted. Pensé que estaría con sus hijos.

Jesús, agarra la silla de ruedas y la empuja hacia un restaurante, allí alimenta a Mario. Luego, le conversa sobre cómo se convirtió en un próspero empresario.-Don Mario lo voy a llevar una clínica para que lo revise un médico amigo. Usted acaba de encontrar a su hijo, que no lo va a desamparar, porque desde ahora lo voy a cuidar, junto a mi familia, mis hijos lo trataran como su abuelo, porque eso es usted para nosotros.

Pasan los días, Mario han cambiado, Su rostro cansado y triste, ahora se ve más joven y sonriente. Su ropa luce impecable. Jesús como un hijo consentidor, le brinda su brazo de apoyo para caminar por el jardín de su casa. Sus hijos lo reconocen como abuelo y lo tratan con amor y respeto.

Han pasado unos años, hoy es un día muy importante, Jesús ha comprado la casa de playa que años atrás, fuera de Mario; será la sede de uno de sus negocios, en ella se ofrecerá una elegante recepción para un alto funcionario del gobierno.

Cuando Mario ingresa a su antigua casa, no puede creer que se vea como en aquellos años de prosperidad vividos junto a su amada esposa. Jesús le dice: Mira padre, tu casa. Las lágrimas y un abrazo unen a Jesús y a Mario. –Hijo mío, gracias por tanto amor. – Esto no es nada, comparado con el amor con que me criaron tú y mama. Responde Jesús.

Los hijos de Mario volvieron, no preguntaron cómo estaba Mario a sus años, tampoco les interesó su salud, lo único que deseaban saber era a cuánto ascendía la herencia para cada uno. Jesús les contó la realidad.

Mario envejeció, cuidado y rodeado por la familia de Jesús. De sus hijos nunca más se supo.

Reflexión: Cuando una persona llega a su etapa de adulto mayor, se le debe rodear de amor, cuidados y respeto, porque hemos dado todo, por nuestras familias. Durante esta etapa de la vida experimentamos cambios en la personalidad y costumbres, como un joven en su etapa adolescente. A veces a los hijos se les olvida, quien los cuido cuando estaban pequeños, quien trabajó duro para que nada les faltara, quien les preparó sus alimentos a tiempo. Quien los arreglaba par que lucieran bellos. Quien les ayudo hacer la tarea, quien los llevó por primera vez a la escuela y al parque.

Lo adecuado sería que cuando ya no podemos trabajar y valernos por nosotros mismos, nuestros hijos nos cuiden por amor y no por compromiso, nos llamen con interés sincero para preguntar cómo estamos.

Las personas deberíamos tener presente que todos llegamos a ese momento, así seamos los reyes del mundo.

El regreso de un sueño

Reunidas como todas las tardes, en las bancas del parque, Melisa y sus amigas, conversaban y hacían planes, al terminar estudios de secundaria aquel año.

Escondido en la cordillera, el pueblo estaba formado por calles empedradas, casas de barro pisado y teja española, con balcones adornados de flores.

Al centro, el parque, centro obligatorio de tertulias y risas, hermosamente adornado de geranios multicolores, seis palmas y una gigante ceiba milenaria. Un lugar donde lugareños y extraños tejían la vida.

Creando sueños y esperanzas, llegó el gran día, los grados del colegio municipal. Los jóvenes, padres y profesores organizaban uno de los más importantes eventos del municipio. Todos se alistaban para asistir con sus mejores galas.

Los padres de Paola, encargaron su vestido a un reconocido almacén de la capital, a María, su abuela le diseñó el vestido y a Anastasia, doña Jacinta, la modista del pueblo le confeccione el vestido.

El día de los grados, los padres orgullosos, pasearon con sus hijos, por las calles del pueblo, se tomaron muchas fotos en el colegio y en el parque. Todos compartieron felices el gran evento.

Llegó enero, mes de descanso y paseos, los jóvenes graduados alistaron maletas para viajar, los padres afanados buscaban apoyar a sus hijos en sus nuevas metas. Paola y María emprendieron el camino trazado.La madre de Anastasia, sin muchos recursos, le pide a un familiar en la capital que la reciba, para cumplir con sus sueños tandrá que trabajar en la capital.

Anastasia se traslada a la capital donde es recibida en el hogar formado por Tebascano y su esposa Rosmira, personas poco amables. Desde el primer momento, siente que el lugar transpira controversia; Rosmira la lleva a un cuarto pequeño y maloliente, al abrir la puerta puede ver una cama, cubierta por una cobija que perdió el color hace tiempo, junto a ella una vieja mesa a punto de caerse.

Ese día, Anastasia pensó que debía trabajar muy duro para salir adelante. Ernestina, su mamá era una mujer trabajadora, al quedar viuda, la crió con gran esfuerzo, pero con mucho amor.

Al siguiente día, se levantó dispuesta, sabía que tenía que encontrar un empleo pronto. Su tía, Rosmira, le dice que debe traer agua para bañarse de la llave comunal y que si desea desayunar compre lo que necesita. Mira su bolso, hace cuentas, unos billetes y moneda son su capital.

Anastasia se da ánimo, se levanta y se organiza. Revisa sus documentos, unas hojas de vida que trae, busca un periódico, subraya los posibles empleos y sale de la casa.

Inicia su recorrido, buscando el transporte, que la lleve al primer sitio marcado en el periódico, pregunta en el camino la dirección y encuentra personas poco amables. Pasan los días y no encuentra un empleo.

Aquel día, ha visitado varias empresas, es media tarde, se encuentra agotada, esta es su última oportunidad de hallar trabajo, es una discoteca, ingresa al lugar, pregunta por la vacante de mesera, una mujer tosca, le pídela hoja de vida, con mirada desconfiada, le dice que siga y espere a que la llamen.

Pasan unas dos horas, cuando la llaman, – Anastasia Moreros, dice una voz masculina. Es don Eder, el dueño del negocio. -Siga señorita Anastasia Moreros.-Gracias Señor. El hombre la observa admirado y es una joven linda y esbelta.- Mi nombre es Eder, propietario de la discoteca. -Mucho gusto don Eder, responde ella.

-Cuénteme Señorita Anastasia ¿qué experiencia tiene como mesera? -Don Eder como puede ver en mi hoja vida, la cual entregue a su secretaria, la experiencia que tengo es muy poca, pero deseo trabajar, soy honesta y aprendo rápido.

-La verdad busco personas con experiencia, pero veo que tiene buena actitud.

Hagamos una cosa, le voy a dar una oportunidad, una semana, si le va bien , la contrato por una temporada. ¿Le parece?

-Gracias, gracias, don Eder no lo voy a defraudar. -Inicia mañana mismo, el horario es de cinco de la tarde hasta la madrugada. – Si señor.

Aquel día Anastasia regresa cansada, pero feliz a la casa de su tía.

Pasan dos semanas, Carmen se ha ganado la confianza de don Eder, la ha contratado. Una de tantas noches se enferma la cantante del show, ella le dice a don Eder que también canta, que le puede colaborar. Se sube a la tarima su presentación es aplaudida.

A partir de ese momento don Eder, le permite cantar. Una madrugada, sale de la discoteca un taxi se acerca a ella, al volante un hombre mal encarado, le ofrece el servicio, sube como siempre lo hace, le indica la dirección, pasan unos minutos y se da cuenta que va en la dirección contraria, se asusta y grita, el hombre se voltea la agarra , detiene su vehículo, se baja, tapa su boca con un trapo y la arrastra a un paraje solitario, allí lo esperaban dos hombres, que la golpean, mientras ella grita.

Han pasado tal vez semanas, despierta, mira a su alrededor, observa, mujeres y hombres vestidos de blanco, mira su brazo, conectado al suero, siente un fuerte dolor en la cabeza y el cuerpo maltratado. Pregunta que ha pasado y la enfermera le cuenta que fue atacada, encontrada por unas personas y traslada por una patrulla al hospital. -¿Cómo te llamas? No tienes documentos. – No, recuerdo, no sé. Pasan semanas nadie pregunta por ella, le dan la salida del hospital.

Camina sin rumbo, sin documentos, sin recuerdos, se detiene en el parque Verde, se sienta en la banca más cercana, busca un recuerdo que la devuelva al camino de la vida.

El tiempo corre veloz, poco a poco se hunde sin recuerdos, pide comida a los transeúntes y su vientre crece. La gente la mira al pasar con lastima por su embarazo, y comentan -Pobre muchacha, hasta tendrá familia. Una mañana pasan junta ella, dos policías, al aproximarse, se dan cuenta que la joven está en trabajo de parto.

La auxilian y es llevada al hospital universitario. Al llegar a urgencias es recibida por estudiantes, allí encuentra a su amiga Paola, estudiante de enfermería, quien la reconoce, al verla, no puede evitar las lágrimas. – Anastasia¿qué paso contigo, amiga? -Vamos chicos, esta mujer está a punto de dar a luz, ayúdenme vamos a llevarla a la sala de partos, dice la médica.

Nace una bebé, es llevada a la sala de cuidados especiales, allí Paola la visita a partir de ese momento. Carmen, se recupera del parto, a los pocos días de nuevo va a la calle.

La bebé recobra su salud y es registrada como Saraí, a los pocos meses es dada en adopción a padres extranjeros, quienes la llaman Suyai.

Pasan los años, en el parque se sigue viendo a una hermosa mujer que perdió sus sueños, la memoria y juventud, que deambula por las calles, tratando de encontrar el camino a casa.

En tanto, Suyai, se convirtió una joven y bella cantante, reconocida en Europa. Desde muy joven, sus padres le contaron que era adoptada, le dijeron que provenía de un país latino. Por lo cual contrató a un investigador para buscar a su madre biológica.

AL terminar una de sus unas apoteósicas presentaciones, el investigador la llama y le dice que ha identificado el lugar de nacimiento y posiblemente a su mamá.

Sin esperar más, decide viajar a Suramerica, junto a sus padres, a la ciudad donde se supone encontrara a su madre. Al llegar a la ciudad de destino, no puede evitar la emoción que la embarga. Se pone en contacto enfermera Paola, quien reconoció a Anastasia por esos días y la atendió cuando era bebé.

Al llegar a la casa de Paola, indaga sobre su origen, ella le cuenta la triste historia de Anastasia como se convirtió en una persona sin memoria. Su único familiar cercano, era su mamá, Ernestina, que murió al no saber más sobre Anastasia

L e dice a Suyai, que ha visto a Anastasia deambular en un parque llamado Verde, que la llaman por un apodo, la mendiga cantante.

Suyai no quiere esperar más, – por favor, acompáñeme señora Paola. se dirige al mencionado parque junto a sus dos empleados. Al llegar al lugar, la buscan, preguntan por la mendiga cantante. Han pasado unos minutos cuando le dice Paola, – mire señorita, es ella. Al lado opuesto del parque observa a una mujer adulta, trapajosa, descalza, con el rostro oscuro, tapado por el cabello sucio. -No se preocupe ella es tranquila, le dicen. Canta por las tardes y la gente le bota una moneda, a veces busca comida en las canecas del parque, así ha permanecido hace años, recorriendo el parque.

-Vamos muchachos hablemos con ella, dice Suyai, con su acento europeo.

Se acercan a ella, – hola Anastasia, le dice Paola. Soy tu amiga Paola, ¿me recuerdas? -Amiga Paola, responde Anastasia, con voz entrecortada. -Si, mira estas personas quieren ayudarte, ¿quieres comer? -Si, quiero comer. Vamos a un lugar a comer, si quero comida.

Así la convencen de ir a otro sitio, al llegar una enfermera la espera, le da de comer y luego la baña, la cambia y corta su cabello. – Aquí se la traigo, jefa. Suyai, no puede creer junto a ella,su madre Anastasia, una mujer aún joven con la mirada perdida y tímida. Que buen trabajo, muchachos, gracias, dice Suyai.

-Anastasia, que bonita estás. Suyai, decide buscar un sitio especializado para dejar internada a Anastasia y regresa a Europa. Pasan los meses y Suyai regresa a ver su madre biológica Anastasia.

Se encuentra con una mujer totalmente cambiada, que recuerda su infancia y parte de su vida; Anastasia ,ha recobrado sus recuerdos. Ella le cuenta, que es su hija, que desea compartir su vida, que quiere que se vaya con ella a Europa. La mira, encantada, – Hija mía, soy una mujer sencilla, no te he visto crecer y aún quieres tenerme junto a ti.-Si madre, le doy gracias a Dios porque te pude recuperar, y eso es lo que cuenta.

Se abrazan, y ambas lloran. Anastasia ha recobrado sus recuerdos, le pide a su hija que la lleve a su pueblo, a despedirse de su mamá. Luego viajan a Europa las dos.

Reflexión: Las personas correctas siempre encuentran el camino de regreso.

UNA ESPERANZA

Se pueden oír los cantos de grillos y lechuzas en la oscuridad, ramas rotas, voces murmurando pasos que avanzan rápido, hasta llegar al río.

La luna perezosa, deja ver sombras grandes y pequeñas en la playa, las mismas abordan un bote y se deslizan río abajo, por horas. Los reflejos del sol sobre el espejo de agua, despierta al grupo, junto un pequeño puerto. El bote es llevado a la orilla y amarrado a unas viejas estacas metálicas corridas por el tiempo, de él descienden dos adultos y dos niños, portando tan solo un bolso viejo cuyo color un día fue verde.

Se bajan del bote, se dirigen por un sendero de lodo y ladrillos, que los lleva a una calle de arena, se detienen frente un cercado de bambú y púas, un portillo abierto los conduce a un encerrado de cuatro palos y techo de paja, adornado por un letrero que dice: El desayunadero de Pocho. Un hombre curtido por el sol y vestido de una raída camiseta los atiende, se supone que es el dueño del negocio, Pocho. Los adultos saludan y se presentan como Mary y Leo. Piden café y pan, para ellos y los niños. Al rato aparece del fondo del patio, una joven mujer, que se presenta como Ana, esposa de Pocho.

Leo indaga, sobre la ciudad más cercana, Ana le cuenta que la más cercana está a dos horas, por el río y que precisamente a esa hora viene llegando una lancha.

Mary comenta que no tienen casi dinero, al oír esto, Ana mira a Leo, le dice que trate de acordar con el lanchero un precio económico, para que les alcance el dinero.

Al rato se oye un fuerte pito, a lo lejos se divisa una lancha, que a los pocos minutos llega a estacionarse al puerto. De ella desciende un fornido hombre, moreno y muy alto, con mirada fría y ademanes toscos, camina firme al desayunadero de Pocho, saluda a Ana y a los presentes.

Ana, le recuerda a Leo que negocie los pasajes. Leo se acerca a Mario, el lanchero, le comenta que necesitan llegar a la ciudad más cercana, pero que no tiene lo suficiente dinero,para pagar los cuatro pasajes.

Mario frunce el ceño, mira al puerto y luego a Leo, quien lo mira esperando la anhelada respuesta. Finalmente, el lanchero le propone un precio razonable. Mary, Leo y los niños abordan la lancha, despidiéndose de Ana y Pocho.

Mario enciende los motores de su lancha, que navega río abajo, en busca de la bullanguera ciudad.

El sol brilla más que otros días, el calor es insoportable al llegar al puerto, ubicado en la margen izquierda del gran río, Mario orilla su lancha, mientras un hombre le da instrucciones al acercarse a la gran estructura de hormigón, amarran la lancha y descienden los pasajeros, entre ellos Mary, Leo y los niños.

Se alejan del puerto, caminado por las calles asoleadas a esta hora del día, la fuerte brisa levanta hojas de almendro, a su paso gente amable y espontánea.

Se detienen, a sombrear bajo un imponente almendro, los niños le dicen al abuelo que tiene sed, él y Mary también tienen sed. Por lo cual empieza a buscar una refresquería, pasos abajo de la calle, un joven en un carrito vende agua de piña. Leo saca un billete y se dirige a comprar cuatro vasos de este refresco, mientras Mary acaricia los niños.

Leo, le pregunta al vendedor, sobre un transporte que lo lleve a Subará, el joven le dice que que se encuentra a treinta minutos de la gran ciudad. Les indica una parada a cinco cuadras a la derecha, ahí puede esperar el transporte que tiene la ruta a esa vereda.

Se despiden del vendedor y sigue las indicaciones dadas, cuando llegan a la demarcada parada de buses, Mary ve una distribuidora de víveres y decide comprar algunos alimentos, para consumir mientras viajan.

A lo lejos, Leo observa el bus, ahí está la ruta Subará. Le hace la señal al conductor para que se detenga, suben, buscan sillas y una vez sentados, Mary reparte las meriendas.

Al ir viajando contemplan el paisaje, laderas de bosques, inmensos cultivos de plátano y palmas de coco; caseríos, gasolineras y hermosas casas. Han transcurridos unos treinta minutos, cuando el ayudante del bus les avisa a los pasajeros, que han llegado a la Subará.

El bus se estaciona y descienden los pasajeros, Leo y su familia, se dirigen a un supermercado, ubicado al borde de la carretera, le preguntan al tendero por el hostal de doña Libia, este le indica que camine a la gasolinera del puente, y que baje cinco cuadras y ahí encontrara el hostal.

Así lo hacen, caminan por las arenosas calles hasta encontrar el hostal, tiene un aviso que dice: Hostal de Libia. Una entrada amplia, les muestra un sendero empedrado bordeado de cayenas, que conduce al interior del lugar campestre, ingresan y preguntan por doña Libia, aparece una mujer mayor , que los saluda al verlos, los abraza y los invita a sentarse, les ofrece limonada de coco, pregunta por su visita.

Mary la mira, y no puede evitar que las lágrimas rueden por su rostro. Leo con un nudo en la garganta, intenta hablar con la sorprendida Libia, toma aire y un trago de limonada, como para tomar fuerzas. Libia, pariente lejana de Leo, había dejado el pueblo, por sus hijos, ante la violencia del lugar, con el anhelo de buscar una mejor vida para ellos, al parecer lo consiguió, porque allí estaba, viviendo de su negocio.

Leo le relata, que su hijo mayor, había fallecido por la violencia que vivía el pueblo y su hija Tulia, semanas atrás, junto a su esposo, fue sacada de la finca de forma violenta por un grupo armado y no había vuelto a saber de ellos. Sus nietos, se encontraban esos días en la casa del pueblo, con ellos, por eso se habían salvado

Mary llora profusamente, por el relato de su esposo, Libia afable, la abraza, Leo se detiene un instante las mira y toma de nuevo un trago de limonada, para continuar.

Tuvieron que abandonar su casa y su negocio, dejando todo lo que habían construido durante años, solo pudieron sacar un bolso, con lo elemental. El día anterior de su salida, una vecina amiga de años, les aviso que los violentos iban a buscarlo, porque había vacunado el ganado de un tal finquero.

Esa misma vecina, les facilitó un dinero y se comprometió en ayudarlos a vender su casa y la veterinaria. Lo urgente era salir del pueblo esa noche, había que huir por sus vidas; les facilitó un carro, que los transportó hasta dejarlos cerca del camino que llevaba el río, donde les había dejado un bote para poder escapar.

La buscaron, como su única posibilidad de reiniciar sus vidas junto a sus nietos Dana y Santiago.

Al terminar el relato, Leo rompe en llanto, sus palabras dejan ver su rabia, su frustración, le dice a Libia, que esto es un mal sueño, una pesadilla, que no puede creer que perdió a sus hijos.

Leo y su familia ahora se encuentran lejos de su hogar, él a sus sesenta y Mary a sus cincuenta siete años, tienen que empezar de nuevo, por sus nietos de ocho y cinco años, por su amada hija, con la esperanza de volverla.

Libia los abraza y llora con ellos, tiene el corazón oprimido, no puede creer tanta injusticia, a su mente afloran los ¿Por qué?

Libia es una persona muy hospitalaria, les ofrece su apoyo, un techo y comida.

Al pasar los días, Leo y Mary colaboran con los oficios en el hostal, pero no se sienten cómodos, aunque Libia es una mujer generosa, no está bien ser una carga para ella.

Así que Leo animado por unos comentarios, sale a caminar una tarde, y se lleva una sorpresa, a las afueras de la vereda, están vendiendo unos lotes muy baratos. Averigua por la forma de pago y le parece aceptable dadas sus condiciones.

Al regresar al hostal, Leo comenta con Mary sobre la venta de los lotes, ella se acuerda que su vecina Antonia, les dijo que les ayudaría a vender la casa y la veterinaria.

Entonces deciden llamarla. Cuando hablan con ella se enteran que efectivamente, Antonia logró vender las propiedades y que les tiene guardado el dinero, entonces le dan las gracias y le piden el favor para que les envíe el dinero a una cuenta.

Con el dinero deciden comprar uno de los lotes e iniciar la construcción de una vivienda sencilla y cómoda para ellos y sus nietos.

En poco tiempo construyen su vivienda, a la cual se trasladan junto a sus nietos.Instalados en su vivienda, Leo organiza una pequeña tienda. Mary piensa en la educación de sus nietos, formaliza su matrícula en el colegio de la vereda.

Al pasar el tiempo, Mary se da cuenta que no pueden cubrir todos sus gastos, como mujer emprendedora, se le ocurre reciclar en la zona, habla con los vecinos para que ubiquen bolsas colgadas en las cercas con un aviso alusivo al tema, al pasar tanto turistas como personas de la vereda, depositaran botellas y material plástico. De esa manera las calles se mantiene limpias y ella podrá recoger, seleccionar y vender estos reciclables.

Pronto se ve los frutos de esa iniciativa, porque cada tarde Mary y su esposo recorren las calles de la localidad recogiendo una buena cantidad de reciclables.

Leo, ve como una opción reutilizar el material reciclado, a los esposos se les ocurre organizar una huerta utilizando el material reciclado para sembrar.

De esa manera aprovechan el pequeño espacio que tiene en el patio de la casa y obtienen productos para su consumo.

Poco a poco, los esposos retoman sus vidas, tratando de criar con mucho amor a Dana y Santiago, en ausencia de su hija, a quien esperan ver algún día.

Sus vecinos, los admiran por su entusiasmo y valentía. Libia, cada semana los visita y comparte con ellos experiencias.

Han pasado cinco años, Dana ahora es una hermosa señorita que le colabora a sus abuelos y Santiago es un jovencito, estudioso, los dos respetan y aman a sus abuelos.Ellos le han forjado una buena educación.

Mary y Leo, se sienten rejuvenecidos, al paso del tiempo. A pesar de los problemas económicos de cada día, son trabajadores incansables, para darles a sus nietos lo mejor que pueden. Su gran amiga Libia murió hace unos meses y sus hijos, que viven fuera del país, les han vendido el hostal. Leo se siente feliz por esta oportunidad y Mary da gracias a Dios por estas bendiciones.

De su hija, se enteraron que estaba viva y que posiblemente en un futuro la vuelvan a ver, debido al cambio de circunstancias en la política de estado.Su yerno y padre de sus nietos murió.

Reflexión: El amor a Dios y la familia, la fe, el esfuerzo, la valentía y el trabajo honesto, siempre producen resultados.

El viaje a una nueva vida


Con paso seguro y rápido la enfermera camina por un pasillo de baldosas antiguas con estampados que se repiten, se detiene al ver el cuarto marcado con el número 120, el llamado cuarto de los desahuciados, abre la puerta e ingresa hasta situarse frente a una cama, en el lecho se puede ver el cuerpo de una mujer, yace agonizante con cáncer, mira al frente y puede leer el nombre de la paciente, Berta Campos, edad 26 años. Hace unas anotaciones y le pregunta si desea beber un jugo que está en la mesa junto a su cama, la paciente la mira, con el rostro descompuesto por la enfermedad y con la voz entrecortada, le pide el favor de acercarse más.

La enfermera se acerca lo suficiente para oírla, Berta le cuenta que se vino a trabajar como de costumbre, pero sufrió un fuerte dolor y se desmayó, la trajeron al hospital hace una semana y la dejaron internada, tiene tres hijos pequeños, no sabe cómo se encuentran. Ellos viven en la vereda el Mosquito, en un rancho ubicado en el paraje Buena Vista.

Entre sollozos, le pide el favor de ir a ver a sus niños o que dé aviso a las autoridades para que se hagan cargo de ellos, los médicos le dictaminaron una enfermedad terminal y se está muriendo.

La enfermera trata de tranquilizarla, le promete que va a dar aviso a las autoridades y mientras tanto, ella misma se desplazará a la vereda en busca de los niños.

Esperanza sostiene una una de sus manos, ella es mamá de dos hijos, sabe lo que se siente cuando los hijos corren peligro,le prome resolver esta situación inmediatamente.Se despide de ella y le promete traer noticias más tarde.

Esperanza sale en busca del jefe médico, a quien le cuenta sobre el abandono de los niños, se organiza una comisión para salir en una ambulancia rumbo a la vereda.

La comisión llega a Buena vista, es un aviso que indica el nombre de una de la fincas cercanas.Según el relato de Berta deben buscar un rancho en la parte alta de la montaña, inician el ascenso por un camino intransitable y peligroso por la maleza que ha crecido por las lluvias.

Al llegar a la parte semi plana, pueden divisar un rancho hecho de tabla y paja, continúan por un camino menos faldudo, al fin llegan e ingresan al humilde cuarto con pisos de tierra; buscan los niños, al primero que ven es a Manuel, es el mayor, tiene diez años,el niño con la ropa rasgada y sucia, sostiene en sus manos unas frutas, con las que intenta alimentar a su hermanito de unos meses, que llora.

El médico al verlo lo abraza y le dice que han venido por ellos, le ofrece unas galletas y agua, el niño devora las galletas.

Se acercan a un camastro viejo, la escena es espantosa,el bebé cubierto de hormigas,tiene heridas en sus brazos y cara, Esperanza angustiada grita, de inmediato el médico y otro enfermero lo atienden. Esperanza temblando aún por la escena, busca a la otra niña, en un rincón la encuentra dormida en el suelo, la pequeña tiene por lo menos cuatro años, solo está vestida con unos calzoncitos.La levanta en sus brazos, su cuerpo es muy liviano, se encuentra deshidratada y le avisa a su jefe para salir del lugar.

La comisión inicia un descenso peligroso, Manuel es sostenido por el enfermero, el médico lleva en sus brazos al bebé, Esperanza lleva a la pequeña. Al llegar a la ambulancia, se hacen los procedimientos médicos adecuados con los tres niños e inician el viaje al pueblo.

La ambulancia llega al hospital, los niños son bajados y llevados a la sala infantil, donde dos pediatras,los examinan y ordenan cuidados especiales. El estado de los pequeños es lamentable, especialmente el de Sebastián el bebé, por lo que se procede a dejarlos en observación.

Pasan unas horas, Esperanza vuelve a visitar Berta, le cuenta que han rescatado a su hijos, que se encuentran en el hospital con buenos cuidados.Le informa que las autoridades ya conocen su caso. La joven moribunda, llora profusamente,Esperanza no puede evitar los ojos aguados.Lamenta profundamente esta situación, sabe que no hay nada que se pueda hacer con la salud de esta joven mujer, se encuentra en su últimas horas o días.

Berta le suplica, que le ayude a encontrar un hogar para sus muchachos, donde no los separen. Esperanza le dice que hará todo lo posible.

Terminado el turno ese día en el hospital, Berta se dirige a su hogar a ver a sus gemelos de ocho años.Le cuenta la triste historia a su esposo, quien le cuenta que en el pueblo está de visita Sofía,la amiga de su mamá, que se casó con un italiano y hace 20 años vive en Europa. Ella no tiene hijos,sería buscarla y comentarle de los niños, para mirar si ella puede adoptarlos.Dos días después, Esperanza visita a su suegra y le comenta sobre el caso de Berta. Doña Francisca, le parece bien hacer una obra de caridad, llama a su amiga, Merari y le cuenta la historia.

Merari es una mujer que no supera los cuarenta años, trabaja en un hospital en un hospital europeo, su esposo es un hombre de negocios y viven muy bien. Cada año viajan a su tierra en busca de emociones y a visitar a la familia de ella. Su gran anhelo es ser mamá, pero a pesar de múltiples tratamientos, no ha podido tener hijos, y al oír la historia de Berta, le llama la atención.

Los primero que hace Merari es consultar con un abogado la posibilidad de adoptar los niños, pero le dicen que debe hacer una solicitud a la institución de Infancia del país.Algo que le molesta porque ellos deben viajar en quince días.

Ante esta situación acude al hospital, para ver los niños, el bebé sigue en cuidados y parece que no sobrevivirá, su condición es delicada.Salomé, la niña se encuentra bien, igual que Manuel.

Cuando los ve, se conmueve.Decide hablar con Berta, el abogado le aconsejó, que legalmente la joven le puede ceder la adopción de los niños y sería lo mejor.

Berta animada ante la propuesta de Merari, le dice que haga la documentación que sea necesaria y ella la firma.

Días después muere el bebé. Los otros dos niños ya se encuentran bien y el hospital solicita la autoridad competente para que los reciba, pero no se han hecho presentes, por lo cual Esperanza se lleva a Salomé a su casa, pero Manuel, no quiere separarse de Berta, se queda junto a ella.

Cierto día, Manuel sale del hospital a buscar un tío, nadie se da cuenta de la salida del muchacho, no regresa. Se da la alerta para buscarlo en el pueblo, pero no lo hallan.

Mientras tanto Merari, ha logrado organizar los documentos de Salomé y Manuel en la embajada y regresa a hospital para que Berta firme la adopción y salida de los pequeños.

Se sorprende, ante la noticia sobre Manuel,en cinco días debe regresar a su país y le preocupa que el niño quede desamparado.

La salud de Berta empeora con el pasar de los días, ha tenido dos crisis y el médico que la atiende, dice que posiblemente no pase una tercera.Esperanza la visita con frecuencia y la anima sobre la decisión tomada, le asegura que sus hijos van ha estar bien con Merari, porque es una buena persona.

Horas antes de salir Merari del pueblo, Esperanza la llama para contarle que Berta murió, nadie acudió para preguntar por ella cuando estuvo en el hospital, de manera que Merari quiso encargarse de las honras fúnebres de la joven madre, que le dio la oportunidad de ser mamá.

Antes de regresar a Europa,Merari y su esposo, preocupados por el futuro del niño, recomiendan a Esperanza su búsqueda.

La pareja europea,una vez llegan a su villa, deciden cambiar de residencia, de manera que buscan una ciudad mediterránea, junto a su pequeña Antonella.

Al paso de los años, Esperanza se entera sobre la muerte de un grupo de jóvenes, vinculados a grupos al margen de la ley, al leer el periódico local, vio la foto de Manuel.Entristecida, le comunicó a Merari la noticia.Fue un triste final para un niño que pudo tener una mejor vida.

Han pasado 20 años, Merari y su esposo la han criado con mucho amor y llegado el momento le contaron la verdad sobre sobre sus orígenes a Antonella. Ella agradece el amor de sus padres y siente que debe retornar todos esos cuidados y amor a personas necesitadas.

Junto con sus padres, decide que al terminar sus estudios de medicina, viajará por el mundo ayudando a familias pobres.

Reflexión: Un gesto de amor, unas palabras amables, le puede cambiar la vida a una persona, incluso salvarle la vida.Personalmente, he vivido muchas situaciones como docente, por ejemplo, hace unos 20 años, en cierta ocasión en clase,me acerque una estudiante, a quien vi deprimida,coloque la mano sobre su hombro y la encomie por su trabajo, días después, me invitó a la cafetería, me comento, que ese gesto que había mostrado hacia ella, le salvó la vida, porque estaba tan triste en ese momentos por problemas personales,que sentía que nadie la necesitaba, ese día le iba a poner fin a su vida.Realmente me sentí conmovida.

La mujer que nace de nuevo

Corría la década de los 20´s, Elvia se preparaba para cumplir su mayoría de edad. Era una jovencita alegre, soñadora, soñaba en convertirse en veterinaria y viajar, su padres pensaban que era muy independiente para las mujeres de su época. Vivía en la hacienda El Trapiche, junto a sus tres hermanos; ellos como los hombres de la familia,estudiaron en una prestigiosa institución, de la capital.

Sus padres pensaban que sus ideas liberales, se le pasarían cuando se casara, para ello planearon un buen matrimonio, la comprometieron con Rogelio, un abogado, hijo de un importante empresario de textiles del pueblo vecino.

Por aquellos años, el papel de la mujer estaba orientado a las labores del hogar, por lo cual su educación, fortalecía su papel de esposa y madre.Sus conocimientos eran en costura, lectura y religión.

Cuando Elvia cumplió los dieciocho años,sus padres, Ana y Gilberto, pensaron que había llegado el momento de casar a su única hija.Para ello organizaron una fiesta, para fijar la fecha de tan magno evento.

Rogelio y su familia fueron invitados a la hacienda,los padres de la pareja acordaron celebrar el matrimonio en enero, ante los compromisos de Rogelio en la capital.

El día siguiente del compromiso, Elvia se encontraba deprimida así que salió en su caballo Apolonio a recorrer la finca, sentía la necesidad de despedir su amada libertad. Tomó el camino al río, desmontó su caballo y caminó lentamente sobre las rocas, se acostó sobre ellas con el rostro al cielo,quería gritar al viento y lo hizo durante un buen rato, arrojó piedras al río, finalmente rompió en sollozos.

Secó sus lágrimas, subió de nuevo al caballo y veloz cruzó la llanura hasta llegar a la entrada de la casa,se apeó del caballo y corrió a su cuarto, se encerró el resto de la tarde.

Los meses volaron y llegó enero, la hacienda se engalanó para la fiesta de bodas, se decoró al gran salón, dispuesto para la recepción, se vistió de azucenas y gladiolos y el camino de entrada a la casa estaba decorado con rosas y cintas blancas.

En tanto, Elvia en su cuarto, era maquillada por Melisa, su gran amiga de infancia y Ana su mamá, alistaba su ajuar para vestirla.La joven se mostraba resignada a su suerte, ya no habían quejas, ni llanto, estaba tranquila. Sus sueños los había guardado en el pequeño cofre que Ana le había regalado.

Llegó la hora y la hermosa novia luce su traje blanco de organza y faldón de seda, el velo largo y un ramo rosas frescas, su mamá le avisa que debe dirigirse al lugar preparado para la ceremonia,su padre la espera para entregarla al novio.

Ese día Rogelio y Elvia se unión en el vinculo sagrado del matrimonio, todo fue felicidad y alegrías para las dos familias.

Ha pasado un año desde el matrimonio y espera su primer hijo, para la joven su vida de casada no ha sido fácil, su esposo es un hombre duro, poco afectivo y continuamente la maltrata, no le permite tener amistades y ella solo visita a sus padres. Así, transcurren los años y al llegar a sus veintisiete años, Elvia recibe su cuarto hijo, Rogelio al igual que con sus tres anteriores hijos, es quien escoge el nombre del bebé.

Pasan unos meses desde el nacimiento de Elías y al pueblo llega Natalia, la cuñada de Ester, gran amiga de Elvia.

Natalia es una cantante español, así que Ester aprovecha la ausencia de Rogelio, que se encontraba en la capital en viaje de negocios, para llevar a su cuñada a casa de Elvia.

Esa tarde Elvia y Ester,escuchan felices los relatos de Natalia sobre sus viajes y le comparten su sueños que tenían antes de casarse.

La cantante empieza a frecuentar a Elvia y le habla de su estilo de vida,como su esposo la valora, la quiere y respeta.Las charlas que sostiene con frecuencia con Natalia, le van dejando una profunda reflexión sobre su papel de esposa y madre, siente que retoma un camino olvidado.

Le cuenta a la cantante, sobre su vida durante los últimos años al lado de Rogelio, de él solo recibe palabras desobligadas, maltratos y a veces abusos; nunca ha oído por parte de él un elogio desde que se casaron.

Pensó que al pasar el tiempo lo amaría, pero su esposo, nunca ha tenido un gesto cariñoso, es un hombre frío y autoritario, a veces siente que lo detesta.

Natalia se da cuenta que está frente a una mujer maltratada en todos los sentidos, peor aún, su familia piensa que ella tiene la culpa y Rogelio tiene que tratarla así porque se lo merece.

Natalia la consuela y le dice que ella es una excelente mujer y excelente madre, que merece lo mejor, intenta por todos los medios que ella recobre su autoestima. Así pasan unos meses y Natalia debe regresar con su esposo a Europa, se siente preocupada por buena amiga, a quien le gustaria ayudar.

Pero Elvia, para ese momento se encuentra en desventaja con su esposo,si abandona a Rogelio, el impediría que viera a su niños, siendo este tan agresivo, tal vez podría atentar contra su vida,sería deshonrada en su grupo social.No tiene salida.

Natalia se juega su última carta antes de irse, le facilita un dinero para que lo tenga para una posible necesidad.

Cierto fin de semana, Rogelio llega a casa y empieza a golpear a Elvia, lo hace de tal manera que Ester oye los gritos de auxilio y tiene que intervenir, la lleva al hospital del pueblo, donde la joven permanece unas semanas.

Recuperada Elvia regresa a su casa, junto a sus pequeños, Ester la visita, la insta para que no permita que este señor la siga maltratando. Ella le dice que tiene razón, pero la única forma es abandonandolo,de manera que desde ese momento apoyada por su amiga y vecina, planean cuando se ira y a donde.

Ester tiene familia en un lugar lejano, de manera que organiza la huida de Elavia a ese lugar, donde nunca pueda Rogelio encontrarla y mucho menos su familia.

Llega el ansiado día, Rogelio viajó a la capital como acostumbra cada mes, Elvia y sus pequeños se despiden de Ester y suben a un camión que transporta mercancía y piden al conductor los lleve a un determinado al vecino pueblo, de allí toman un tren que los llevara a un lejano lugar.

Al llegar a Bocas del Salto, Elvia es recibida por Gertrudis la familiar de Ester. A partir de ese momento, Elvia cambia de identidad y se instala en una casa de campo junto a sus hijos como la viuda Castellanos.

Elvia sabe de cuentas y con el dinero que le dejó su amiga Natalia, empieza a comercializar víveres por los pueblos donde pasa el tren, de esa manera se vuelve una reconocida comerciante.El tiempo transcurre, sus hijos crecen y ella nunca les cuenta su origen, no se vuelve a comunicar con sus padres y hermanos.

Su vida transcurre tranquila, lejos del maltrato y logra organizar un buen negocio al que se une el mayor de sus hijos.Con su gran amiga Ester no vuelve a comunicarse y a Natalia llama a veces.Al cumplir cincuenta años murió por la llamada peste y sus descendientes nunca se enteraron sobre sus orígenes.

Reflexión: El maltrato de la mujer deja consecuencias funestas y a veces pérdidas irreparables.

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