EL peor día de mi vida.
Quería despejarme, respirar por un momento. En mi casa las cosas no andaban nada bien, todos los días era un infierno, mi hermana siempre buscaba la manera de hacerme la vida imposible.
Decidí salir por un par de cigarros, pensaba que me hacían sentir mejor y que me ayudarían a calmarme. Mientras caminaba de lejos miré a un chico cerca de un parque, estaba sentado debajo de un árbol se veía triste, así que decidí a acercarme y preguntarle que tenía. Él muy amable me invitó a sentarme a su lado, él levantó la cabeza haciendo que reconociera su cara, era mi vecino, aunque nunca conversé con él, me contó que había pasado la noche en el cementerio, durmiendo junto a la lápida de su madre, ella había fallecido hace unos meses y la extrañaba mucho, no estaba durmiendo ni comiendo nada bien, me confesó que no era un buen hijo cuando ella aún vivía y que se arrepentía mucho el no haberlo hecho, peleaba con ella todos casi todos los días, también me comentó que su hermano menor al que tampoco trataba muy bien, la estaba pasando muy mal y no sabía como ayudarlo o estar cerca de él ya que no cruzaban palabras, por lo mal que había sido en el pasado. Me dijo que lo ayudara a reconciliar la relación que tenía con su hermano, que no sabía que más podía hacer para que lo perdonara.
Yo apenas lo conocía personalmente, había escuchado mucho de él y lo había visto un par de veces, pero nunca me relacioné. Lo que me había contado era terrible y me removió mucho el corazón, entonces decidí ayudarlo, por lo menos lo haría sentirse mejor. Le dije que me explicara qué podría hacer o cómo podía servir.
Él se levantó y extendió su mano para levantarme, me dijo que lo acompañara a casa donde se encontraba su hermano. Lo dudé unos segundos, pero terminé aceptando con la condición de que esperaría fuera de su casa. Llegamos y tocó la puerta muy fuerte esperando que alguien la abriera, pero por más grande que fuera su insistencia no había respuesta, subió por el portón dirigiéndose al balcón de la casa, luego de unos minutos bajó desesperado y abrió la puerta casi a golpes, me dijo que entrara de inmediato, se veía tenso, muy nervioso. Yo corrí detrás de él sin dejar de pensar en que podría haber ocurrido, preocupada por si le había ocurrido algo a su hermano, lo seguí hasta un cuarto que estaba al final con la puerta entre abierta.
Me agarró el brazo hacia su interior y cerró la puerta con candado. Yo estaba llena de miedo y le pedía que por favor me dejara salir, él dijo que no era nada malo que quisiera un poco de privacidad conmigo para poder hablar con más calma. Estaba muy nerviosa y tenía muchas ganas de llorar. Antes de poder gritar, él me puso su mano en mi boca y la otra en mi cadera, se acercó a mi oído por detrás y susurró «esta será la mejor manera de ayudar a sentirme mejor».
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