Febrero, de esos meses que están acompañados de un sol implacable, que solo busca cambiar la tonalidad de nuestra piel. De camino a casa, Jason camina tan rápido como puede; quiere evitar el sol sobre su blanca piel, mientras piensa en la ultima gran pelea que tuvo con Caroline, su novia, aquella con la que últimamente no encontraba motivos para sonreír, solo para discutir.

En medio de su caminata paso por un parque, con un aspecto un poco sombrío para su ciudad, pues estaba lleno de césped sin podar, arboles gigantes, que, a pesar de la gran iluminación de ese caluroso día, lo hacían ver oscuro, solo y algo tenebroso. Jason al fijarse en el árbol más grande, pero también el más envejecido observo algo brillante que cautivaba su atención, con dificultad y pasando sobre la maleza, se acerca a este objeto y lo observa detenidamente; es una llave, una diferente, una antigua, pesada y de aspecto parecido al oro. Lo primero que pasa por su mente, es a quien pertenecerá esa llave y que tesoros resguardará, quizás dinero, oro o quizás no un tesoro, podría ser la llave que guarda un secreto, uno no tan bueno.

Con la llave en mano, Jason, decide que hacer con esta y concluye en dos alternativas: olvida que la encontró y sigue su camino o intenta encontrar el secreto que alberga esa misteriosa llave. Quizás por la mente curiosa que siempre lo caracterizó, este se decidió por la segunda opción y asumió el rol de detective y se propuso resolver el misterio de la antigua llave.

Dentro de sus pensamientos, que se movían más rápido de lo habitual, decidió recorrer y observar la zona cerca al parque, en búsqueda de cofres, cajas, candados, puertas, casas que pudieran acoplarse a la forma de la llave, pero su búsqueda fue infructuosa, cada objeto que encontraba estaba resguardado con chapas de llaves modernas e inclusive electrónicas, pero ninguna de llaves antiguas.

Así que decidió ir a casa, pensando y decidiendo el recorrido que seguiría al día siguiente para continuar con la búsqueda de ese objeto que podía ser abierto con la misteriosa llave. Al llegar a casa, ve que sus padres no están, aun no regresan del trabajo. Solo esta su abuela, quien, debido a la edad y a sus frecuentes perdidas de la memoria, se había alejado un poco de Jason.

En tiempo pasado, eran muy unidos, el adoraba pasar tiempo con su abuela y escuchar sus historias de guerras, conflictos, amor, familia, pero en el momento que empezaron las pérdidas de memoria, estas historias se volvieron repetitivas y poco verisímiles. Jason, se acercó a su abuela, a saludarla como de costumbre, cuando esta vio la misteriosa lleva en su mano y lo primero que le dijo fue:

Oye chiquillo –como acostumbro a decirle– ¿qué haces con la llave de mi baúl? ¿tú la tomaste? Hace mucho tiempo no la veía.

Jason sorprendido, acerco la llave a su abuela y solo pudo pronunciar:

¿Qué dices abuela? ¿Esta llave es tuya? No lo creo, acabe de encontrarla en aquel parque tenebroso que esta a tres manzanas. ¿Por qué crees que es tuya? ¿Y que yo la tome?

A lo que su abuela responde: Jason, sabes que mi memoria no es muy buena, pero hace mucho tiempo tenia una llave muy parecida a esa, una llave que me regalo tu abuelo. Era la llave de un baúl, el cual debía abrir solo cuando el faltará. Lamentablemente la perdí y nunca supe lo que el preparo para mí. Lo que me dejo para sobrellevar su ausencia.

    Abuela, que te parece si probamos la llave en tu baúl, nada perderemos. Contesto Jason con los ojos llenos de ilusión.

    Jason, con fuerza ayudo a levantar a su abuela de la mecedora y emprendieron el camino a la segunda planta. De camino a la habitación de su abuela, recordó con angustia los buenos momentos que compartió con ella y que lamentablemente no volverían, pues no era la persona que solía ser.

    Chiquillo, saca el pequeño baúl que esta debajo de mi cama. Dijo la abuela al llegar a su pequeña habitación.

    Jason se agacho, hasta que observo al final del oscuro y pequeño espacio un baúl de madera envejecida, el cual estaba protegido con un pequeño candado dorado, uno extraño para la época, pero en el cual la llave calzaba perfectamente. No quiso abrir el baúl, sintió que debía hacerlo su abuela, al final ese era un obsequio para ella; uno de su abuelo, el cual ya no recordaba muy bien.

    Al ver la cara de su abuela, cuando abrió el baúl y ella vio el contenido de este, se le arrugo el corazón; de una manera que nunca había sentido, ver a su abuela con los ojos encharcados en lagrimas y una tierna sonrisita en la cara, lo conmovió sobremanera.

    Jason vio que su abuela saco del baúl, tres objetos, una foto de ellos en su matrimonio; la única foto que retrataba ese momento, el momento más feliz de su vida. El segundo objeto, era una pequeña libreta llena de dibujos, eran los dibujos que, hacia el abuelo con su madre, un dibujo por cada hoja parecía una historieta, dibujo de abuelo, dibujo de mamá, siguiendo la tierna secuencia de las aventuras de padre e hija. El ultimo objeto que Jason vio e inmediatamente reconoció; a pesar de no recordar a su abuelo, era una pequeña flauta, una flauta de madera que le hizo recordar, tardes felices, tardes llenas de risas y juegos en compañía de su abuelo. Ese extraño objeto le hizo recordar el amor que sintió de niño por la música, como pasaba horas y horas con esa flauta en sus labios y como su abuelo lo animaba a que la tocará, aunque no lo hiciera tan bien.

    Después de compartir con su abuela, anécdotas de dichos objetos, Jason se fue a su cuarto, sintiendo un vacío un su interior, pues la música, era un sueño que había olvidado, una semilla que sembró su abuelo, pero que finalmente no cultivo y de la cual no recogió frutos.

    En esa noche solo pensaba, en que momento se perdió, en que momento olvido que la música movía su vida y le pareció recordarlo, tenía vagos recuerdo de el en casa, tocando la flauta y de su padre; tapándose los oídos y sugiriéndole que buscará otro pasatiempo, uno que le sirviera en un futuro, como, por ejemplo, los deportes. Después de la insistencia de su padre, decidió tomar clases de futbol, las cuales no le gustaban mucho, pero si le gustaba ver a su padre lucir orgulloso de él, y se perdió, Jason se perdió en la rutina de las clases y de los deportes y olvido su pasión, olvido como se sentía la música en su vida. Lleno de tristeza, pero a la vez esperanza, decidió que retomaría esa pasión que lo domino en su niñez, la cual podría llenar el vacío que sentía en la actualidad.

    Decidido a retomar su pasión, Jason toco la flauta cada noche, inclusive hasta la madrugada, recordando sus habilidades y a la vez perfeccionándolas, tenía un talento innato y el era consciente de eso. Así que un día, decidió lanzarse y postularse a la filarmónica de su escuela.

    En la audición, a la cual asistió su abuela y mientras estaba en el escenario por primera vez, recordó a su abuelo y en como lo animo y lo enamoro de la música, ese recuerdo siempre permanecería en su mente, inclusive 20 años después, cuando era reconocido como el mejor flautista de su país quien podía dominar el mundo y conseguir lo que quisiera tan solo con expulsar viento de sus labios hacia su instrumento. Cada día de su vida, recuerda con gran gratitud y amor, ese parque y la misteriosa llave que abrió sus recuerdos y trajo de nuevo a su vida, una pasión perdida.

    URL de esta publicación:

    OPINIONES Y COMENTARIOS