Podredumbre pensares

Cuadrada figura de pigmentos azules y bordados. Telas de ancestros olvidados.

Sigue siendo el mismo cielo.
Continúa el eco de la melodía.
El aire debería sentirse el mismo.
Los olores no han cambiado.
Intacto quedó todo su mundo.

Las entrañas tienen huecos imperceptibles al principio. Huecos que analizo de donde vendrán.

Este instante el agua no sabe a nada. Desconozco la risa, no apetece el llanto.

Extraño el brillo que iluminaba mi alrededor.
Que dependía de mi ponerlo todo en su puesto.

Una excusa insignificante de desilusión.
No fui valiente, no tuve coraje.
No seguí la encarecida ruta que dibuje en mi mente.

No se que hacer. Por que el suelo me abraza.
Ya pasé por aquí. Ya le saboree.
Ganas de desbordar las letras.
Romper páginas…enfurecerme con ellas.

Orgullo de algo creado por mi intelecto.
Pero nada satisface mi ahora.
Nada llena el espacio geográfico de mis entrañas.

Alimento un cuerpo que no sacia su hambruna. Alimento un hilo que engrosa su espesor.

Alimento un animal herido que refugia su penitencia en banales alivios de momentos.

Vivo a plenitud por un instante en este cuerpo.
Vivo en este cuerpo por un instante de placer.

Un placer que es ocaso en mis mañanas.
Un brillo tibio que cachetea mi desnudez.

Excuso la vida por que mantengo los placeres dominantes dentro de mi.

Controlan mis días…
Mis pensares.
Me sobran instantes de arrepentir, de autocastigarme.

Castigarme por que ? Si mi pecado es ser de carne.

Si mis huesos adelgazan a costilla de podredumbre pensares.

Estoy hastiada de la cobardía que me viste cada día.
Esa que justifica la miseria de voluntad que cargo.

La misma que me maquilla el rostro de risas.
Cuando quiero llorar y desmayar en la parada de mi castigo.

Hastío la incertidumbre de no sentirte cerca. Comunión contigo de una paz que me regalaste.

Odio buscar chimeneas rotas para excusarle.

Me hastias el alma.
No hay halago, caricia o ganas, que hagan de mi un renovado altar de culpas olvidadas.