La hormiga se levanta todos los días a la misma hora, porque prefiere relajarse un poco antes de empezar a trabajar.
No es de hormiga dejar los platos sucios para el otro día pero a veces les pasa. Hoy no se levantó a la misma hora de siempre así que no solo no pudo relajarse si no que tampoco lavó los platos de anoche.
A veces siente que falla como hormiga pero está aprendiendo a aceptar que no siempre tiene ganas de hacer el trabajo de hormiga. Porque prefiere quedarse durmiendo un poco más. Quizás las otras hormigas la juzguen pero la verdad es que también está aprendiendo a qué no le importe tanto lo que piensan en el hormiguero porque al fin de cuenta solo ella está sobre sus patas.
Nació y creció en un hormiguero pequeño, estudió en un colegio público y hasta que no fue grande pensó que siempre iba a vivir en ese hormiguero. No estaba interesado en conocer otros hormigueros y menos que estén en lugares alejados..
De hecho le costaba creer que hubiera hormigueros tan distintos, ya de grande descubrió que los había debajo de la tierra, detrás de piedras e incluso en árboles. Los hay en bosques y en desiertos.
Solo una sola vez se mudó de hormiguero y si bien al principio fue difícil se terminó adaptando. La vida en un hormiguero grande es más ordenada, todas las hormigas cumplen una función sin molestar ni fijarse en la otra.
A veces tiene ganas de hormiguear con otras pero eso solamente será posible luego de cumplir con sus obligaciones porque bien sabe que de sus tareas depende la colonia.
Ella se siente bien siendo obrera, no sueña con poner huevos. Al menos por ahora.
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