A veces solo tienes que hacer lo que quieres hacer, sin pensarlo tanto. Simplemente decidir hacerlo aunque lo que quede después de ello sea solo un desierto o fuego puro.

Hay tiempos en los cuales ser estratégicos y planear cada detalle, pero también  hay tiempos en los que debes actuar con arrojo y jugártelas aunque tengas miedo y no exista nada garantizado.

En la vida no todo es planificado, existen momentos para ser espontáneos, porque esas oportunidades únicas de desafiar lo conocido, no llegan siempre.

Dar ciertos saltos de fe no es cualquier cosa, pero a menudo todo lo que se necesita para alcanzar nuevas esferas, en todos los órdenes de nuestra vida, es dar un salto de fe… Es subir esa melodía que compusiste, ese escrito que desarrollaste con pasión, o salir del anonimato y compartir con otros esos talentos y dones que guardas con tanto recelo.

Un salto de fe puede implicar una gran diferencia…

Sí, da miedo fracasar, duele escuchar esas frases de “no eres suficiente”, “te falta más”. No obstante debes considerar que para lograr ciertos sueños y metas es necesario fallar. Considera el caso de Thomas Alba Edison, no alcanzó grandes resultados al primer intento, trabajo mil veces y mil veces falló, sin embargo el continuo hasta alcanzar lo que quería. ¿Cuántas veces lo has intentado tú?

Desplega tus alas, sé atrevido, atrevida, cree en ti y en lo que sabes hacer y sé consecuente.

Sigue tocando puertas y ventanas, sé agresivo para llegar hasta las últimas consecuencias.

Como dijo la madre Teresa de Calcuta:

Si no puedes correr, camina…

Si no puedes caminar, gatea…

Si no puedes gatear, arrástrate…

Solo haz lo que tienes que hacer, para vivir la vida que quieres vivir.

No tiene sentido si estas subiendo la escalera del edificio equivocado.

Toma ciertos desafíos y rómpete de vez en cuando y vuelve a construirte, tal vez que algo termine, tan solo te esté anunciando que puedes encontrar un nuevo favorito, un nuevo camino, nuevas personas… No te cierres, puedes llorar, gritar, cansarte, estar triste, permítete eso. Sin embargo no te cierres, no te bloquees a vivir lo nuevo que hay para ti.

Si crees que hay algo más para hacer, no te quedes con las ganas y hazlo.

Si crees que ya todo está hecho, comienza a construir lo nuevo.

Si la vida te golpea mil veces, estas hecho con fuerza para levantarte mil veces y fortalecerte. Porque eres un diamante, no un carbón. Estas hecho para soportar altas temperaturas y salir reluciente, con un valor que no se puede calcular.

Ten la fe de que Dios te ayudará a lograr eso que hoy ves imposible. Alimenta tu fe y no tu temor. Comienza a inspirarte, a preguntarte qué puedes hacer.

Haz algo con tu dolor, crear algo con tu situación difícil.

No te quedes en el ayer, vive los días nuevos del presente. Patea con fuerza la depresión, límpiate el sucio del fracaso y las malas experiencias y vuelve a nutrirte para producir nuevos frutos.

Recuerda que es más fácil mover un barco que está en movimiento a mover un barco que esta encallado en la arena. No permitas que ninguna situación o persona te arrebate tu oportunidad de vivir, de sentir, de alegrarte, de lograr objetivos y tener nuevas experiencias. Vive tu vida con plenitud.

Defiende tu derecho a no ser lastimado.

Tu derecho a vivir según tu criterio y no según lo que dicta la mayoría.

Sé el cambio que quieres ver…

Yuliangelene…

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