Llora sobre ese sauce, en un banco triste y cansado, donde todo es gris porque los colores en este cielo no existen.
Y luego la señora de las guirnaldas, esa decrépita señora
“¿Por qué lloras? Dice, mientras coloca las guirnaldas llenas de alegría, a mi alrededor
Y le respondo, con las manos sobre mi cara mojada
“Porque soy muy estúpida”
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