Carta a una niña

Quisiera poder decirte que ser mujer es fácil, pero no lo es. Quisiera poder prevenirte del dolor implicado por ser del “sexo débil”. Por desgracia no puedo, solo puedo trasmitirte la experiencia propia y la de muchas mujeres a lo largo de la historia. Con el fin de lograr transformar el dolor en aliento para la lucha en contra de la desigualdad y la condena que se nos dio por nacer siendo mujeres. Desearía que el ser mujer no conllevara tanto esfuerzo ni culpas. Quisiera evitarte la mirada de los hombres, esas que te desnudan el cuerpo y te convierten en su presa, haciéndote sentir incapaz e insegura, creando culpa hacia tu sexo, cuando tú nunca eres ni será la culpable de esto. Porque no importa que traigas puesto o hagas, la mayoría de ellos te verán como inferior y no solo eso, sino como un objeto sexual, lo cual es mil veces peor. Quisiera que pudieras expresar libremente tus emociones sin ser cuestionadas o minimizadas con frases tales como “de seguro anda en sus días”.

Solo decirte; el mundo siempre espera un poco más de ti, es decir, todo el tiempo estarás a prueba demostrando tu capacidad y tu inteligencia se verá tendiendo de un hilo, siempre existirá un hombre que busque sobajarte en el mas mínimo error, cuestionado tu capacidad. La sociedad va esperar perfección en todo lo que hagas por el simple hecho de ser mujer y cuidado con cometer un error porque te repudian diciendo “es vieja”. Desde niña se te pondrán reglas y códigos de comportamientos, limitándote a volar, pero resiste. Resiste y lucha contra lo no deseado, contra lo que no quieras. No te limites a jugar con ciertos juguetes, tu sal y avienta tierra, ensúciate, anda en pans y lo más importante no restrinjas tu imaginación ni dejes de soñar en grande. No permitas que los comentarios te encierren en alguien que no eres. No caigas en los estereotipos que han mantenido presas a muchas mujeres.

Ser mujer no debería ser una carga ni una prisión, ni tener predestinada nuestra vida. Ser mujer no tendría que ser un miedo constante ser violentada o temer por ser abusas sexualmente. No deberíamos cansarnos en demostrar nuestra capacidad una y otra vez, ni mucho menos ser una simple sombre en la historia de la humanidad, una historia de hombres. Tendríamos que tener nuestra propia luz, nuestra propia voz en las páginas escritas por siglos, pero la han silenciado y aniquilado, con el argumento de que no somos lo suficiente importantes para formar parte de ello, de nuestra historia.

Si bien la famosa frase “no se nace mujer, se llega a serlo” tiene razón, pues ser del sexo femenino conlleva con cumplir expectativas imposibles de lograr, todo con el afán de que te sientas miserable y vacía al no lograrlas. Querida niña, se libre de tomar el control de tu destino. Cambia el ser mujer, no le des reglas ni códigos, simplemente construye tú la imagen deseada por ti, donde no te sientas atrapada, donde puedas volar. Y comparte tu historia una y otra vez, porque al hacerlo la mujer se transforma y se libera de la prisión de sentirse sola.

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