Blaze! Capítulo 98

Capítulo 98 – Inesperado reencuentro.

Echleón…
–masculló con tenebrosa voz Chained God, con su delgada y añosa
rodilla apoyada en el suelo, saliendo miasma de color violáceo por
sus cuencas oculares como si agua se estuviera evaporando desde una
tetera, hirviendo de odio en su interior.

Ahora
haré lo que debí hacer en aquella ocasión –dijo con vehemencia
Echleón, imponiendo sus manos sobre el demonio, recitando palabras
inentendibles para su discípula, quién veía como se desvanecía
frente a sus ojos la posibilidad de unirse a Chained God para
enfrentar a su viejo y traidor maestro—. Te purgaré y no quedará
ni el recuerdo de tu existencia.

No
respondiste mi pregunta, Echleón, ¿cómo
está tu familia? –volvió a consultar el demonio, sacudiendo su
mandíbula sin producir sonidos, como si
fuera una
carcajada muda y burlesca, recibiendo una patada en el rostro por
parte del enfurecido mago.

¡Muerta,
por tu propia mano! –gritó Echleón, vapuleando al descubierto
Chained God, quién estaba completamente apoyado sobre el piso,
recibiendo toda clase de ataques mágicos, puñetazos y patadas del
mago.

Echleón
golpeó a Chained God de todas las formas que se le ocurrió, sin
recibir ningún contraataque ni petición de misericordia,
arrastrándose el demonio de forma penosa sobre el piso, apoyando
ambas manos sobre este mientras miraba el polvo que manchaba sus
manos.

Chica,
¿sabes como inició todo esto? –preguntó Chained God, levantando
la cabeza sin dejar de tener apoyados los brazos en el piso, cayendo
nuevamente como si una inmensa roca lo hubiera aplastado, bajo la
mano de Echleón que lo miraba con los ojos enrojecidos por el odio—.
¿Qué?, ¿no quieres decirle por temor a que te vea por quién
realmente eres o porque tendrás que admitir finalmente que todo es
tu culpa? ¡Tú te pusiste en esta situación!

Blaze
miró de forma inquisitiva a Echleón, encontrándose sus miradas
para luego el hombre centrarse en el demonio, quien agarró a Chained
God desde las expuestas costillas y lo levantó al aire, arrojándolo
con fuerza al piso, apoyando su pie sobre su media mandíbula.

¿Crees
que puedes callarme con solo poner tu bota sobre mi rostro? –preguntó
Chained God, intentando poner sus manos sobre la pantorrilla de
Echleón, recibiendo rápidos cortes de la espada astral del mago
para evitar el agarre.

¡Basta,
Ileana lo sabrá todo cuando sea el tiempo indicado! –gritó
Echleón con furia—. Pero tu tiempo llegó a su fin, esto se acaba
ahora…

Blaze
pensó en reclamar por el nombramiento directo, pero Echleón la miró
con el ceño fruncido, sabiendo que reaccionaría así por llamarla
por su verdadero nombre, imponiendo nuevamente sus manos sobre
Chained God mientras recitaba nuevamente el hechizo que había dejado
a medias rato atrás.

Chained
God comenzó a ser rodeado por una opaca luz que se depositó sobre
su dañado cuerpo, concentrándose y condensándose, no permitiendo
que se viera al demonio que se encontraba en el interior,
desvaneciéndose aparentemente las cadenas que lo ataban a la
lejanía, cortando su interacción con el exterior.

En
serio, Echleón, ¿cómo está tu familia? –dijo Chained God,
carcajeando sonoramente esta vez desde el interior de la luz,
intentando moverse dentro de la luminosa prisión que lo rodeaba—.
¿Estás seguro de que están muertos?

No
juegues conmigo, bastardo –dijo Echleón, agregando más poder a su
hechizo, encogiéndose la prisión que rodeaba a Chained God,
escuchándose como algunos de los huesos comenzaban a impactar unos
con los otros, crujiendo sonoramente.

Blaze
no conocía el hechizo que Echleón estaba aplicando, pero con el
paso del tiempo notó como la luz se comprimía más y más,
resquebrajándose los huesos del demonio al interior de la lumínica
prisión, carcajeando como si todo se tratara de una broma. Echleón
estaba furioso, sabiendo que le causaba daño al cuerpo de Chained
God, aunque este estuviese respondiendo con una reacción contraria e
indeseada, enojándose aún más.

¿Qué
es lo que pasa, Echleón?, ¿no es lo que esperabas?, ¿querías que
rogara por mi vida, que pidiera misericordia, al menos que me
quejara? –preguntó Chained God, soltando carcajadas entremedio,
metiéndose de nuevo con el mago—. ¿Cómo está tu familia, mago
altanero?, ¿en serio creíste que podías controlar mi poder y
utilizarme para todo lo que quisieras sin consecuencias indeseadas,
ah?

¡No
cometeré ese error nuevamente! –gritó Echleón, reduciendo aún
más el tamaño de la prisión de luz, quebrándose varios huesos del
demonio, arrancándole al fin un dolorido gemido—. ¡Esta vez te
destruiré!

¿De
verdad lo harás?, ¿sabiendo que todavía tengo a tu familia?
– preguntó Chained God, apareciendo Ed a unos metros del mago que
estaba sometiendo al demonio, haciendo aparecer un portal hacia otra
dimensión que se comunicaba y separaba del mundo humano por una
especie de pared irregular de color ámbar, parecida a los cristales
que cuando se rompen forman largas y delgadas láminas transparentes,
golpeando con sus manos a través del muro una mujer de largo cabello
oscuro y un joven de mediana edad de cabello corto y de color
parecido al de la miel—. Después de todo este tiempo, no sabes la
cantidad de poder que me ha tomado mantenerlos así como los ves.

¡Papá!
–gritó el joven a través del muro de cristal, escuchándose a
duras penas sus palabras, mientras que la mujer lo llamaba por su
nombre—. ¡Echleón, salvanos por favor!

Blaze
estaba confundida, mirando a los dos recién llegados, mientras que
Echleón había quedado paralizado viendo a su esposa e hijo después
de tantos años, habiendo perdido ya la esperanza de verlos con vida,
solamente pensando en vengarse del demonio que los había separado
y
supuestamente matado
.

Edna…
Misael… –dijo Echleón, sin soltar al demonio del hechizo con el
cual lo tenía apresado, corriéndole lágrimas por las
mejillas,
algo que su discípula nunca había visto en su vida.

Y
ahora me tienes apresado aquí, a punto de destruirme, a un paso de
salvarlos –dijo Chained God, sabiendo
lo que ocurría en el exterior—.
¿Pero serás tan rápido como para salvarlos mientras me tienes
atrapado y mi nuevo esbirro los tiene en su poder? No es tan
poderoso, puedes con él, pero no sé si puedas hacer ambas cosas al
mismo tiempo…

Echleón
miró a Blaze con desesperación, respirando con agitación, sin
mediar ninguna palabra, esperando recibir ayuda de su discípula,
sabiendo que lo más seguro era que la respuesta fuera negativa
debido a lo que le había hecho, intentando no mediar palabras para
no darle pistas al aprisionado Chained God. La maga estaba pasmada.
Creía estar entendiendo lo que pasaba, pero tampoco podía olvidar
lo que Echleón le había hecho, el hombre le estaba implorando que
salvara a su familia después de haber acabado con la vida de Albert,
aunque no sabía si él se había enterado de que eso había
sucedido. Su primer impulso fue negarse rotundamente, esperando que
pagara por lo que le había hecho, pero se imaginó a su escudero
corriendo heroicamente hacia la familia para golpear
con
todas sus fuerzas el cristal
y
así romperlo
para salvarlos, segura que sería eso lo que él consideraría
correcto. Lo único que pudo hacer fue bajar su cabeza, hundiéndose
en sus pensamientos por varios segundos.

¡Blaze!
–gritó Echleón para espabilar a la muchacha con los ojos casi
saliéndose de sus orbitas, logrando que mirara hacia el frente. Ed
estaba inmóvil y calmado, apoyado al lado derecho de la pared de
cristal, moviéndose la maga de forma sigilosa y lenta frente al
falso demonio—. Sé que es tu amigo, no te pido que lo mates, pero
aléjalo de mi familia mientras acabo con este malnacido…

Blaze
casi se abalanzó impulsivamente sobre Ed, habiendo olvidado que se
trataba del cuerpo de su amigo, deteniéndose en seco después de
escuchar las palabras de Echleón. Chained God estaba en silencio,
aunque no por mucho.

Basta,
acabemos con este juego –dijo Chained God desde el interior de su
prisión, resquebrajándola desde el interior, saliendo expulsados
los trozos de luz condensada, desvaneciéndose como pequeños
corpúsculos en el aire.

El
cuerpo del demonio comenzó a rearmarse, uniéndose y reacomodándose
en sus respectivos lugares sus huesos y miembros, parándose del
suelo mientras se sacudía el polvo de su seca piel al mismo tiempo
que se quebraba el cristal que separaba la dimensión demoníaca del
mundo humano, cayendo al piso Edna y Misael, dejando ambos de moverse
y de hablar.

Es
increíble lo que hace la esperanza en ustedes, humanos… ¿de
verdad creías que los iba a mantener con vida todo este tiempo solo
para que vieras un poco de luz al
final del túnel y
pensaras que podías derrotarme, retomar tu vida y ser feliz junto a
tu familia? –preguntó retóricamente Chained God, comenzando a
desaparecer las cadenas y grilletes que lo tenían apresado,
sublimándose, comenzando a crecer y
extenderse los músculos
sobre sus respectivos huesos, cubriéndose estos de turgente y nueva
carne—. La verdad es que consumí sus almas el mismo día que te
los arrebaté.

Los
cuerpos inanimados de los familiares de Echleón comenzaron a
descomponerse de inmediato, convirtiéndose en unas masas
sanguinolentas y pútridas, hediendo como si llevaran años muertos
ante la desesperación y griterío de Echleón que se abalanzó en
vano sobre ellos, intentando detener el irreversible proceso,
gritando desaforadamente mientras el cuerpo de Chained God comenzaba
a ganar volumen y fuerza, terminando de cubrirse de músculos y piel
todos los lugares que había permanecido aprisionados por años.

¿Crees
que me hago llamar Chained God porque alguien más me encadenó y no
me puedo liberar de estas ataduras? –dijo el demonio de piel de
color violeta grisáceo, esta vez con su mandíbula completa,
mostrando su cabeza como un cráneo del mismo color, con las orbitas
oculares vacías al igual que su ausente nariz, con los dientes al
aire sin labios que los cubrieran. Ahora los cachos a los lados de su
cabeza resplandecían como afiladas y rectas espadas, habiendo
desaparecido la corrosión de estas—. Cuando intentaste atraparme
la otra vez no alcanzaste a ver mi forma original, solo me bastó con
expulsar un poco más de mi poder para liberarme de tu defectuoso
hechizo; de otra forma no habrías sobrevivido y no estarías aquí.
En
esta forma no puedo contenerme, el hambre me consume, me
carcome por dentro y lo
único que veo son miles de deliciosas bolsas de carne moviéndose a
mi alrededor… Encadenarme es la única forma que tengo para no
acabar con todo lo que se me ponga al frente. Ahora por tu culpa
estoy hambriento y todas las personas de las ciudades cercanas
pagarán por tu insensatez, comenzando contigo…

Echleón
estaba en el suelo, al lado del líquido negro que quedó de la
descomposición de los cuerpos de Edna y Misael, con las puntas de
los dedos de sus manos quemadas por haber tocado el tóxico desecho,
llorando desconsoladamente antes de recibir una gran patada en su
torso, la que lo envío lejos del lugar. Blaze se encontraba sin
aliento, sofocada por la presión espiritual de Chained God, que era
cientos de veces mayor a la que había mostrado rato atrás, incapaz
de articular palabras y/o movimientos.

Bla…
ze… –murmuró Echleón mientras yacía sobre el suelo, con el
cuello quebrado, incapaz de moverse, habiéndose cortado la
comunicación entre su cabeza y el resto de su cuerpo.

Chica,
les daré un último momento, pero no te dejaré matarlo, ese será
un placer que no pienso compartir con nadie, menos con uno de mis
esbirros. Además, para mi regocijo, su alma se quedará para siempre
conmigo para poder torturarlo eternamente –dijo Chained God,
ocultando un poco de su poder para permitirle reaccionar a la
muchacha, que estaba aplastada por su inmensa energía demoníaca.

Blaze
gateó como pudo al lado de Echleón, sintiendo como
la
energía mágica
del
hombre
se iba
desvaneciendo, apurándose lo que más pudo, sentándose a su lado,
mirándolo como balbuceaba mientras daba sus últimos respiros.

La
botella… la botella, búscala –dijo Echleón, incapaz de
moverse—. Ponla en mi mano… Siempre fue… tu poder… nunca
pude… dominarlo… Perdón, Bla…

La
vida de Echleón se apagó con un solo golpe del demonio mientras
Blaze tocaba su mano después de depositar la botella que encontró
entre los ropajes del mago, apareciendo una esfera transparente en
torno a ella, comenzando esta a elevarse en el cielo mientras se
volvía cada vez más oscura, siendo rodead
o
el orbe con

centenares de haces de luz que
giraban
alrededor suyo en
movimiento orbital, como si se tratara de veloces estrellas fugaces
rodeando un agujero negro.

¿Qué
es lo que está sucediendo…? –alcanzó a decir Blaze antes de ser
rodeada por candentes llamas, gritando de dolor al interior de la
negra esfera que flotaba en el aire.

NOTA: Receso hasta febrero de 2022, que tengan bonitas fiestas, saludos!

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