Más que suficiente

Solo no hay flores secas,

están el resto de flores del mundo,

con sus adjuntos dioses,

que llegan de sus tabernas.

Traen en la bolsa mis sueños, pétalos suaves,

y el amasijo de los labios que rieron,

los mismos que me llamaron sin saber cuál fue mi queja.

Todos los pájaros  piensan que también traen sus alborotadas hojas,

 encrucijadas de ramas, y orugas secas. 

Creen que los árboles no sienten su febril aleteo, ni sus pequeñas garras que se entierran,

ni sus manías de mostrase y esconderse.

Para ellos todo está en el fondo,

incluso la soledad no los alcanza.

Ellos siempre tendrán el vuelo, en el ámbito irreal que los alude,

en un espacio donde lo irracional son las huellas.

Solo el hermoso flotar y  la imaginación de las nubes,

que nunca quedan saciadas con el último querube.

¡Quién fuera pájaro de largas alas y todo el cielo en mi diestra!

¡Quién fuera cielo y tener todos los ojos soñando!

¡Quién fuera pincel y óleo, y verterme como un azul en el lienzo!

¡Quién fuera cofre y espuma y todo el fondo del mar encerrando mis absurdos!

Que no los desaten nunca,

 que no se escuchen mis quejas

y  quedarme  confinado para siempre bajo el mundo.

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