Después de meses sin ese oscuro pensamiento rondando en mi cabeza aún no me atrevía a quedarme a oscuras a extrañas horas y poner la canción que acompañaba a mis lágrimas en aquellas noches fatídicas. Porque una vez pensé, hace años, cuando hoy lo sé, había empezado a romperme, escuchaba todas letras que decían que si quería entenderlas tendría que pasarme noches enteras en la esquina de mi habitación derramando un mar de lágrimas, y me preguntaba ¿cómo es que entiendo sus palabras si no ha caído una sola lágrima en la esquina de mi habitación?
Ahora ha pasado el tiempo y, durante éste me he atrevido a hablar varios días con aquello a lo que tememos todos, pero que mantendría conmigo un afecto extraño, pues era la que me liberaría de todos esos pensamientos y la que se ocuparía de que mis mejillas permanecieran secas. Ahora veo por todo lo que he pasado, ahora logro flotar en el mar en el que antes me ahogaba y, pese a que sé que aún no estoy lista para nadar, por fin entiendo esas palabras de hace años sin tener que preguntarme por qué no las sentía como el que las escribió. Aún después de la tormenta tengo dudas de cómo afrontar la lluvia que aún sigue mojando, ya no tanto, y si me dejará los pies mojados por mucho tiempo.
Si ese miedo que todos tenemos a la que fue mi amiga durante el ahogamiento ha desaparecido en mi cabeza, pues nunca he temido por mí, aunque deteste el dolor nunca temí por el final, la única cosa que me mantenía a flote eran los que me rodeaban, pues haberme ido con la que pienso que era mi salvadora los habría destrozado y tenía más miedo de eso que de darle la mano a la muerte.
Hoy pienso que sigo teniendo miedo pero no por lo que me pueda hacer ella, sino, por lo que le haga a los demás. Y me pregunto, ¿fue desde el primer momento, cuando quise entender esas letras que me rompí? ¿o fue sólo el momento en el que abrí los ojos y me di cuenta de que ese miedo racional nunca existió en mí como individuo, sino que para/con los demás?
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