¿Ser cortés no siempre fue bien visto?

¿Ser cortés no siempre fue bien visto?

Edna Gallo

16/12/2021

Las abuelas mexicanas tienen varios dichos entretenidos, para reflexionar y picosos, ¿y quién no ha tenido que pensar más allá de la risa espontánea después de escucharlos? Hay uno que versaba algo parecido a “se fue de noche de picos pardos” ¿qué querían decir nuestras abuelas con esto y de dónde vienen tales palabras rimbombantes?

Irse de picos pardos, tiene una relación con la juerga de tiempo de la colonia o también de la bien conocida edad media, picos pardos o de color marrón eran los que llevaban bajo sus faldas aquellas mujeres que se dedicaban a la prostitución, la iglesia en ésta época trato de regular la situación de las violaciones por medio de la regularización de los prostíbulos, se dice que ésta intencionalidad comenzó en la época del rey Carlos II de España para el siglo XVIII, que las obligaba a utilizar este símbolo bajo sus faldas.

Si bien es conocido que los prostíbulos son visitados por hombres con una tarea específica, la realidad es que para la época medieval, había quienes sucumbían ante las tentaciones de las mujeres, no precisamente las del cuerpo, sino las tentaciones del corazón; a estos cortesanos o corteses se les comenzó a conocer por sus delicadas acciones e intenciones que tenían no solo con las picos pardos si no con cualquier mujer y aunque pareciera dulce y romántico, tratar románticamente a una mujer en la época era visto con bastante desdén.

En una época donde las mujeres no tendrían más que el irrestricto derecho de parir y de existir (si es que esto fuere de interés o de conveniencia de un hombre), las mujeres no eran poseedoras de ninguna verdad, conocimiento o merecedoras de un mínimo de intención emocional, mucho menos de admiración, por lo que en la época era bastante común el homosexualismo entre los soldados y regentes en las guerras, los amoríos taciturnos, casi ilegales por conceder al amor como primer puesto en lugar a solo el servilismo corporal de las mujeres, comenzó a generar bajas dentro de la guerra, bajas por amor.

Tanto la iglesia como la corona comenzó a darse cuenta que muchas de las bajas de los soldados se debían al encantador romance que los corteses le veneraban a alguna mujer, por lo que, para evitar más bajas, comenzaron a popularizar el matrimonio entre la población y no solo en las altas esferas del poder, hasta ese momento, ser cortés, era símbolo de debilidad.

La procuradora, Dirck van Baburen. 1622

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