Hoja y lapicero

Otra vez lo intenté
y fallé como siempre,
otra vez…

Solo lo veo en mi mente o cuando estoy frente al espejo,
maldito joven de ojos cafés, que ganas de matar a mi reflejo.

Y ya sé como hacerlo, pero
para que muera él, debo matarme a mí primero.

A veces sirve para atormentarme y repetir los errores que cometo,
sus gritos resuenan en mi cerebro y cuando quiere pelear en público trato de ser discreto.

A veces sirve para calmarme y decir que soy bueno,
y aunque seguidamente lo odio, también lo amo, porque un abrazo suyo me deja lleno.

Esta situación me hace acordar a algo que alguna vez leí;
«A veces se mata por piedad» y yo tengo piedad de mí.

Es tan bipolar que me hace borrar y escribir desde cero,
tal vez la solución no sea matarlo, sino aprender a convivir como la hoja y el lapicero.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS