Y entonces aquellas cartas,

trucados cartones de cabezas invertidas.

Extrañas posturas,

las miradas veladas, muerte inexpresiva.

Barajar continuo del orden de la vida.

Manos que reparten noches

nunca días.

Oráculo sereno, implacable.

Ingravidez de hojas

flotan sobre la mesa.

Vaticinio

plagas de tristeza,

pocas alegrías se posan.

Sobre el mantel,

sentencia.

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