Blaze! Capítulo 95

Capítulo 95 – Falso enfrentamiento.

Así que este es el llamado confín del universo –dijo Bhasenomot, tocando lo que parecía ser el borde del universo, habiendo dejado atrás a todas las estrellas, planetas y galaxias que conformaban al cosmos, rodeado de la más profunda, silenciosa y fría oscuridad.

El falso demonio palpaba lo que parecía ser una eterna, rugosa y fría pared, cansado después de haber viajado una distancia que en un momento se le antojaba como ilimitada, habiendo gastado gran cantidad de su poder en el largo recorrido, debiendo detenerse varias veces para engullir estrellas enteras para poder alimentarse y continuar con su viaje. Intentaba percibir la naturaleza de la última frontera del universo con sus relampagueantes manos, incapaz de saber que era lo que estaba tocando, pasando a lanzarle poderosos ataques para comprobar su fortaleza, notando una extensa y larga línea divisoria que parecía separar en cierto punto a la pared en dos partes, percibiéndolo unos segundos antes de que se apagara el destello de la última embestida que lanzó al infinito y oscuro muro.

Esto parece ser una apertura, ¿será verdad lo que creo que hay del otro lado? –se preguntó Bhasenomot, metiendo sus manos en la línea, intentando separar las supuestas dos partes, presionando con todo su poder.

La intervención de Bhasenomot hizo temblar literalmente a todo el universo por unos segundos, todo sacudiéndose al mismo tiempo, moviéndose la Tierra de igual manera. Toda la gente del mundo pensó que se trataba de un temblor, desconociendo la masividad del movimiento universal y su causa. Bhasenomot se percató de esto y dejó de introducir sus centelleantes manos entremedio de las líneas, percatándose de su error y recordando la verdad que Knightless Armor le había develado tiempo atrás, presintiendo problemas en la Tierra.

Ella va a necesitarme, debo volver… –murmuró Bhasenomot, con el cuerpo entumecido por el terror que le produjo el recordar lo que vivenció a través de los recuerdos de la antigua sombra, ahora Knightless Armor, esperando que la frontera del universo continuara cerrada como lo había hecho estos últimos miles de millones de años.

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Starmancer no volvió a despertarse por la noche, roncando junto a Blaze en la cama matrimonial que les cedieron junto con una casa para que pudieran quedarse los días que quisieran en la ciudad, emitiendo la maga también sonoros resoplidos que en conjunto molestaban a los vecinos de las casas aledañas. Se despertaron temprano, despidiéndose de todos los guerreros con los cuales enfrentaron a las huestes del falso dios encadenado, pasando por la casa de Ephraim.

¡Permiso! –dijo Blaze, entrando en la casa del hombre, anunciándose—. Vinimos a despedirnos.

¡Blaze, Astar! –exclamó Ephraim, censurándose de inmediato, bajando la voz—. Perdón, no quiero despertar a mi hija.

¿Astar? –pensó Blaze con cara de incredulidad, no sabiendo que tenía tal confianza con el dueño de la casa y padre de Ephraima.

Starmancer abrazó al hombre con jovialidad, descolocando mucho más a su amiga, pasando los tres a hablar un momento antes de despedirse de forma definitiva. Salieron de la casa y la joven interrogó de inmediato al larguirucho mago.

¿Qué fue eso?, ¿No que sólo Cami podía llamarte así?, ¿y ese abrazo?, ¿despertaste sentimental hoy? –preguntó Blaze, ametrallando al joven con sus dudas, mirándolo con cara de extrañeza bien fundada.

Uno busca lo que no tiene donde se lo pueden dar… –se limitó a decir Starmancer mientras desviaba la mirada, evitando el contacto visual, sabiendo que esas palabras no iban a caer bien en la muchacha.

¿Qué es lo que quieres decir?, ¿ah?, ¿acaso insinúas que…? –volvió a ametrallar Blaze, quedándose callada de repente después de ver pasar frente a ellos a la viva imagen de quien podría ser el hijo que ella recordaba que Ephraim tenía, sobándose los ojos como si estuviera somnolienta, mirando a Starmancer con cara de confusión.

¿Y qué te pasó ahora? –preguntó Starmancer, casi adoptando una postura defensiva, no sabiendo si la había cagado nuevamente o era otra cosa la que tenía a su amiga así.

No, nada, sólo creí ver a alguien que conocí tiempo atrás –dijo Blaze, comenzando a caminar a la salida de la ciudad, siendo seguida por el hombre de larga cabellera blanca sin chistar.

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Una vez muy lejos de la ciudad, ya entre los pocos árboles que se podían hallar en las proximidades, se detuvieron a descansar y a formular su plan de acción.

No sabemos dónde está Cami y Ed, o sólo su cuerpo, debe andar no muy lejos después de nuestro enfrentamiento. Creo que es la opción más obvia, buscarlo a él primero e intentar liberarlo o darle eterno descanso –dijo Blaze, sentándose bajo la sombra de un árbol, apoyándose contra el tronco—. ¿Qué es lo que crees?

Siendo bien realista, son las dos únicas opciones que nos deja Ed, no podemos dejarlo andar por allí destruyendo ciudades y matando gente porque sí –dijo Starmancer, sentándose al lado de Blaze, saliendo una esfera de energía fucsia del ojo del mago—. Esto me lo enseñó Cami años atrás, y antes de que me digas que por qué no lo ocupé para hallarla, te diré cómo funciona exactamente… Préstame tu espada de hueso.

Blaze le pasó su espada, ya reparada y saludable, a Starmancer, quien procedió a agitarla para hacer que cayera un poco de veneno en la esfera mágica, devolviéndosela a la muchacha.

Si hubiera sabido que todo iba a terminar como terminó dentro de El Durmiente, le habría pedido algo a Camellie para poder rastrearla, pero como no tengo nada de ella… –explicó Starmancer, observando la esfera de brillante color—. Excepto su aroma, su rico aroma, que está aquí solamente, en mi nariz.

Eso sonó tan depravado, asqueroso –reclamó Blaze mientras miraba desde lejos el procedimiento, burlándose de su amigo.

Bueno, en este caso tengo el veneno que echaste sobre el cuerpo de Ed, que es más asqueroso y peligroso que lo que acabo de decir, por lo tanto puedo buscar dónde se encuentra en otras partes, obviamente aparte de en tu espada, así podremos saber su ubicación.

¡Wow, eso es muy útil, tendrás que enseñármelo después! –exclamó Blaze, acercándose más para ver de cerca la bola mágica, incapaz de captar algo en ella—. Y tenías razón, si no hubieses explicado cómo se usa, te habría reclamado por no usarlo antes.

Je, je… –murmuró Starmancer para rellenar sin muchas ganas, concentrado en la bola, haciéndole señas a Blaze para que no le interrumpiera y se mantuviera en silencio—. Espera… Creo que ya sé… ¡Sí! ¡Tenemos que ir al oeste!

La esfera perdió su forma, estirándose e introduciéndose nuevamente al ojo del mago, dejando atrás el veneno, cayendo este al piso. Starmancer se paró del suelo al igual que la hechicera, retomando ambos su camino. Por su parte, el cuerpo poseído de Ed estaba terminando de sanar por el poderoso veneno que la muchacha le había lanzado, acostumbrándose a este; por lo tanto, un nuevo ataque con este veneno ya no le causaría problemas otra vez. El falso Chained God se estaba dirigiendo hacia el territorio de su amo, la versión verdadera de él mismo, desconociendo que era seguido por sus antiguos amigos, que avanzaban y acortaban la distancia que los estaba separando.

Blaze estaba preocupada por Starmancer, dudando que pudiese tomar la decisión correcta con respecto a Ed en el momento de enfrentarlo, deteniéndose antes de que siguieran acortando la distancia, dejando uno de sus talismanes teletransportadores escondido entre unas rocas del camino que estaban transitando.

Star… ¿estás seguro de lo que vamos a hacer? –preguntó Blaze a su amigo después de esconder el talismán, abalanzándose rápidamente para pararlo en seco, depositando su mano sobre el pecho del hombre, no permitiéndole seguir avanzando.

¿Sabes? Creo entender por qué Ed nunca nos mencionó sobre sus poderes… –comentó Starmancer, girándose—. No creo que fuera por vergüenza, eso es muy soso, más bien creo, y conociéndolo, fue porque no lo consideraba correcto. Su poder es muy grande, pudo con el alma de un gran demonio y nos salvó a todos, pero utilizar su poder para controlar los cuerpos de personas muertas no va con su forma de ser. Simplemente no creo que le gustara hacer eso y tampoco creo que él quisiera que otros hicieran lo mismo con él y… y…

El mago se quebró frente a la hechicera, abrazándose los dos en medio de un vacío camino, pegándole palmadas la muchacha en la espalda al largo hombre para intentar calmarlo.

Si no podemos recuperarlo, tampoco podemos dejarlo vivir así, va contra su forma de ser y no creo que sea lo que quisiera ni para él ni para otros –remató Starmancer, frunciendo su ceño, iracundo—. Quien sea que te tenga bajo su control, lo destruiré, Ed, y luego iremos juntos a buscar a Cami, te lo prometo.

Después de unos días de persecución y búsqueda mágica con la bola mágica energética, lograron dar con el paradero del cuerpo poseído de Ed, atrincherándose para decidir como atacarlo y evaluar como reducirlo para intentar detener el control que lo tenía aparentemente dominado contra su voluntad.

Este es un lugar completamente abierto –dijo Starmancer, oteando desde detrás de unos arbustos que dividían lo que era un bosque que quedaba después de una poblada villa y lo que era un vasto terreno rocoso y baldío, expuesto directamente al sol—. Uno esperaría ver una guarida o una fortaleza, pero no hay nada.

Pero aún así se puede sentir un poder demoníaco tremendo en el lugar, no es de extrañarse que nada se atreva a crecer o vivir allí, está desolado por esa misma razón –comentó Blaze, viendo el mismo paraje desde más abajo que su alto amigo, mirando entre las ramas y hojas de la verde vegetación que aún sobrevivía a tal cantidad de energía maligna—. Entonces, ¿cómo entraremos?

Una vez caminemos hacia allá, quedaremos al descubierto de inmediato, no hay lugar donde esconderse, las rocas más grandes que se alcanzan a ver están a muchísima distancia como para ir corriendo o volando para esconderse –determinó Starmancer, utilizando el cristal de su ojo para ver las lejanas y gigantescas piedras que le mencionaba a su amiga—. Es completamente llano y no podemos ver a nuestro enemigo, pero lo más seguro es que él o ellos sí a nosotros.

Y apenas entremos, podemos recibir un ataque desde cualquier dirección… –murmuró Blaze, agarrándose la barbilla, sentándose en el piso con su espalda apoyada en el arbusto, intentando pensar en un plan—. ¿Qué podemos…?

De la nada, apareció el poseído Ed al lado de la hechicera, tomando la espada de esta y arrancándosela de la cintura, alejándose con un gran salto hacia el terreno abierto al que estaban intentando entrar de la forma más cuidadosa posible. La situación pasó tan rápidamente que Blaze solamente atinó a intentar agarrar la espada mientras esta se alejaba en el aire siendo portada por Ed, quedando los dos amigos de pie y paralizados viendo como habían sido abordados sin ningún previo aviso.

¡Hablemos, Blaze! –exclamó el cuerpo de Ed, comenzando a caminar sin mirar atrás con la espada entre sus manos, desenvainándola y arrojando parte del veneno al piso, el que se evaporó de inmediato al contactar el terreno aunque este no tenía la temperatura suficiente para lograr esto, gritando desde la distancia—. ¡Tú también puedes venir si quieres, Starmancer!

Blaze y Starmancer comenzaron a avanzar cautelosamente por el terreno, cubriéndose las espaldas el uno al otro, preparados para enfrentarse a lo que se les acercara, intentando no perder de vista a Ed que se alejaba cada vez más. El aire estaba enrarecido, como si estuvieran en un lugar que llevase mucho tiempo cerrado y sin ventilar, picándoles los ojos a ambos, por lo que Blaze utilizó su Air Barrier para evitar caer envenenados por lo que fuera que estaba produciéndoles tales molestias.

Después de unos minutos de lento avance, se decidieron a ir más rápidamente, comenzando a correr por el terreno desierto, avanzando con ligera dificultad, como si algo les interrumpiese el camino, como si caminaran entre una invisible muchedumbre, escuchando incluso unos leves quejidos, bufidos y otras lúgubres vociferaciones directamente sobre sus oídos, como si almas corruptas se pelearan por aferrarse a ellos.

Este lugar está terriblemente cargado de malas energías –dijo Blaze, deteniéndose al ver que Ed los esperaba unos metros más adelante, afectada por el negativo ambiente que los rodeaba.

Efectivamente estamos en su guarida, no hace falta la entrada o el castillo, este es su terreno –dijo Starmancer, también aquejado por la malignidad presente en el lugar, sudando a pesar de no haber corrido por tanto tiempo.

Ed sonreía con los ojos cerrados frente a sus dos “amigos”, mueca que se distorsionaba con el aire viciado que llenaba al terreno baldío, pareciendo una mirada severa y altanera.

Pudieron seguirme el paso sin morirse… –dijo Ed con desdén, abalanzándose Blaze sobre él, atacándolo con Fire Balls directamente en las manos para quitarle su espada, lográndolo sin mucho esfuerzo ni precisión, dejándola caer al piso el falso Chained God—. ¡Hey, te dije que habláramos!

Blaze recogió su espada desde el piso mientras era resguardada desde atrás por Starmancer, quien ya cargaba entre sus manos su guadaña de energía.

¡Quién eres y por qué razón te estás haciendo pasar por Ed! –gritó Starmancer, apuntando desde lejos con su guadaña al cuerpo de su amigo, con el ceño fruncido y los músculos de todo su cuerpo preparados para la lucha—. ¡Responde!

Yo soy Chained God, al menos la versión que ustedes conocen, la que estaba dentro de El Durmiente –dijo Ed sin problemas, sabiendo su verdadera identidad—. Soy un remanente de sus recuerdos y logré liberarme al momento de su muerte, quedándome con este cuerpo, con su mente, con sus habilidades…

¡Maldito hijo de puta! –gritó Starmancer, lanzándose a luchar, blandiendo con celeridad su arma de color fucsia, desapareciendo Ed de enfrente del mago aunque sin dejar de escucharse su voz.

Les dije que habláramos, tengo algo que ofrecerles, podemos hacer un buen equipo, tenemos un enemigo en común, Blaze –se le oyó decir a Ed, quién no se encontraba en ninguna parte, reagrupándose los amigos para cubrirse las espaldas nuevamente.

¡Espera, Star! Déjalo hablar –dijo Blaze sin dejar de estar en guardia y atenta a cualquier cambio en el ambiente, mirando en todas direcciones.

Deberías escuchar a tus mujeres, amigo –dijo el incorpóreo Ed, carcajeando tenebrosamente, retomando la palabra por última vez—. Ahora hagamos un trato.

El ambiente que ya estaba enrarecido ahora se volvía espeso y oscuro, siendo sacudidos los jóvenes por un violento e inesperado vendaval, produciéndose una tormenta de polvo que los envolvió en tinieblas.

El verdadero Chained God acababa de aparecer y estaba frente a ellos.

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