Puntero intermitente sobre el papel electrónico, a lo lejos las voces de vecinos, gritos de los niños y ruidos locales de máquinas que pernoctan pero de día taladran la arena compactada que genera los edificios y calles.

¿Por qué escribir? 

Ahi estaba de nuevo, el auto sabotaje de cada momento de lo que todos llaman una pasión o algo que hacer.

Escribir por un fin o para un fin,¿pero cuál? A los seres no les interesa realmente, muchos ha son más elocuentes; más estudiosos en la materia. 

Me distraigo de mi pensamiento y recupero el estado famelico que tengo en la realidad por medio de una canción odiosa de alguno de mis vecinos del edificio, lo cual me refleja que su diversión consiste en alcohol y alguna droga para pasar el rato. Y ahí otra miserable vida apagándose con una micra más de segundo que algunos otros.

He perdido la capacidad de generar algo decente para recordar, salvo fragmentos pequeños de texto impulsivos con letras rebuscadas pero para nada profundas.

Tu, periodista, haz perdido lo que es una característica demasiado importante para los de tu clase…

En silencio, el puntero borra todo el texto y sigue así, parpadeando sobre el papel electrónico…

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