El aislamiento es como una droga, uno no se da cuenta de su propia
decadencia, y empieza a distorsionar el concepto que tiene de los demás y
de uno mismo hasta hacerse irreconocible. Llegaba de trabajar en un
jardín y quería relajarme dando un buen paseo y escuchando música. Y
entonces me la encuentro, hará diez años que no la veo, una cara triste,
con una expresión dada de sí. Me dice sin contemplaciones que si hago
el favor de desconectar mis auriculares. Ya los había desconectado le
digo, lo cual es cierto. No soy tan desconsiderado. Y me pregunta así
sin mas si me he vacunado. Me huelo la tostada y le digo que me han
avisado pero que me lo pensaría. Me ordena que ni se me ocurra, y
entonces comienza la perorata conspiranoica. El resumen sería un complot
planeado hace trescientos años por grupos masónicos y demás morralla,
comunistas no porque por aquel entonces solo eran unos embriones, pero
judíos sí. Que hace cien años, por la gripe española, solo murieron los
que fueron vacunados. No se mucho de eso, pero no recuerdo que hubiera
siquiera vacuna para esa gripe. Luego me cuenta que las vacunas
introducen un inmunodepresor en el cuerpo que te mata unos años después,
cuando el magnate de turno aprieta el mando a distancia del 5g. Como no
quiero ofenderme elijo reírme, a lo que ella reacciona tan arisca que
decido que hasta aquí hemos llegado. Al primer cruce me despido
interrumpiéndola, le digo que me ha encantado verla pero que me tengo
que volver. Le cambia la cara. Me dice que no quería ofenderme, que no
me enfade. Manda besos y abrazos a todos, nos nombra uno a uno,
se acuerda y nos quiere, eso se nota.
Me siento cada vez peor. Me suplica que no me vacune, que me lo piense mil
veces, y realmente cree que lo hace por mi bien porque me conoce casi
desde niño y quiere protegerme, para ella sigo siendo un niño. Le digo
que probablemente no lo haga, no puedo decirle otra cosa. Me pongo los
auriculares, suena una balada que ya no me relaja. Ella solo quería
hablar, pienso. Necesitaba a alguien con quien hablar y yo me lo he
vuelto a tomar como algo personal. Me paro en el camino, miro como se
aleja, pienso en alcanzarla y seguir escuchándola, pero no me atrevo. No
la he reconocido en ningún momento, es otra persona la que me estaba
hablando, que se disuelve pálida por un camino que no estoy dispuesto
volver a tomar.
OPINIONES Y COMENTARIOS