Ella despertó en un día como cualquier otro ,triste, rota, sin ganas de sonreír con ganas de salir de su casa ;los domingos su única distracción y su única salida.

Se arregló, se perfumó pero no se maquilló no tenía ganas de brillar ese día, ni siquiera tenia luz para encandilar. Salió de casa y pasó por su amiga, y salieron riendo y se dirigieron al parque sin saber lo que pasaría ni que cosas se encontrarían.

Mientras tanto él, no planeaba salir ese día planeaba quedarse a jugar videojuegos, sus amigos llegaron por el susodicho, se vistió con lo primero que encontró en su armario y salió en su bici sin predecir lo que conocería en aquel alba.

Llegaron al mismo tiempo, al mismo parque y en el mismo día.

Aún creo que es el destino el que hizo lo que hizo, después de unas cuantas horas, pasó lo que pasó…

Ella se encontraba jugando en una resbaladilla rota y amarilla, fría y pequeña, no importaba realmente pues eso la distrajo un rato de sus malos pensamientos que la atormentaban. Cuando el volteó hacia su izquierda se dio cuenta de su presencia, la vio y quedó deslumbrado miró a una joven de cabello corto y café rojizo con mirada regia y clara como madera recién cortada, de cara redonda como el sol y nariz chata y labios besucones de cuello grueso y elegante, de dientes blancos queriendo escapar de cejas delgadas y manos y pies torpes con piernas robustas que lo enloquecieron de inmediato, la contempló un rato hasta que ella se percató de que alguien la miraba ,se sentó en una banca a relajar el pecho agitado cuando se dio cuenta que alguien caminaba hacia ella ,se giro para encontrar a su amiga que se alejo de ella, sin éxito alguno volteo al frente y ahí estaban parados frente a ella tres chicos -Oye amiga ¿Puedes pasarle tu número a mis amigos ?- Dijo en voz alta el chico delgado y alto, de piel morena como la canela, cabellos oscuros como la noche eterna de personalidad amable y simpática un poco tonto dirían otros y muy agradable para ella, su mirada penetrante y ojos avellana iluminaron su sonrisa tímida -¿Yo?- preguntó ella -Si, tú- repitió él con una risa muy suave.

La chica tomo sus teléfonos y anoto su numero de  celular con excepción del de aquel chico de sonrisa tímida 

-¿Como te llamas? – preguntó uno de los otros chicos.

– Sury- menciono la chica .

-Bueno te mandó mensaje al rato- a lo que se retiraron en las bicis…

                                                                                                                 Continua…

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