El árbol de la verdad

Hace mucho tiempo, en un reino muy lejano al nuestro, había un árbol. Ese árbol parecía cualquier otro pero en su interior oultaba algo. Nadie conocía su secreto hasta que un día, por accidente, una niña tropezó, se chocó contra el árbol y lo averiguó.

El tronco del árbol se partió por la mitad y en el centro de él encontró un gran pasadizo hasta otro mundo. La niña no tuvo miedo ni temor de lo que veía, así que decidió adentrarse en él. Cuando pasó al otro lado del portal, la niña vio un mundo diferente al suyo.

Había gente en la calle muriéndose de hambre. La niña, aterrorizada, corrió lo más rápido que pudo hasta un cartel donde se veía escrito:”Pasar a cambio de diez monedas”. Más allá del cartel la niña podía observar una gran parcela con varios árboles. Como la niña tenía once monedas y ese lugar se parecía más a su hogar decidió pagar lo debido y pasar. Desde una ventana vio a gente millonaria en un enorme palacete disfrutando de un gran banquete y tirando toda la comida que les sobraba a la basura, sin ningún remordimiento.

Ella se preguntó por qué no se la darían a la gente que había visto antes, la gente hambrienta y que lo estaba pasando realmente mal. Pasó el día y la niña reflexionó sobre sus preguntas y todo lo que fluía por su cabeza. Tenía una gran idea para que la pobreza de esa gente desapareciera. Pero cuando menos se lo esperaba, el mismo árbol por el cual había llegado, la devolvió a su casa.

La niña se sentía triste por no haber podido realizar su fabulosa idea, pero pensó en algo mucho mejor: «Como ya no puedo volver a ese mundo, no podré ayudarles, pero todavía me queda el mío y tendré que ayudar a todo el que pueda con todas mis fuerzas».

Desde entonces, la niña acogió a toda clase de gente, rica o pobre, en su corazón. Abrió las puertas de su corazón a todo aquel que lo necesitaba, se hizo mejor persona y aquel viaje a este reino lejano «mágico» hizo que su vida cambiara para siempre.