Tú, brillas como ninguna, aún así dices que no tienes luz.
Tú, caminas en el espacio, aún así nunca pasas por lado.
Tú, mágica alegría y nostalgia, prueba de que me das alegría con soledad.
Tú, mujer como ninguna, aún que digas que no tengas nada en especial.
Tú sabes quién eres, sabes que esto tuyo, te veo descalza, caminando hacía mí, con una camisa mía sobre puesta rozando tu tez pura y desnuda.
Te veo, claro que te veo, ahora solo debo tenerte y dejar de imaginarte.
Tú, el ser que he cuidado, sin que lo sepas, pero ahí estoy, y estaré.
Si tan solo lo supieras, supieras que las noches son más frías desde tu partida, son más largas desde tu huída, son más solitarias desde que se fue tu presencia.
Adiós…
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