Hay personas en la vida que prefieren el lujo y la fama, la gloria y la falsa virtud, el dinero, las estética y la humildad de cartón. Muchos de ellos ignoran ese sentimiento que les recorre el cuerpo, ese constante anhelo de abarcar lo inabarcable, como un cuervo no puede apartar sus ojos del tesoro más brillante.

Y son estos los que mudan de piel y se amoldan para encajar en el entorno, sea cual sea. Son capaces de aceptar y amoldarse a un mundo en ansias de satisfacer sus más primarios intereses con tal de no perder su estatus, y así, permanecer en esa situación de poder.

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