La Insólita aparición de un Dios ante mí

Azotes de existencialismos vendrán en fila para enseñarme una vez mas que soy valido para este mundo. Ya escuché a su coro, que con voces duras y verdaderas estallan en mi conciencia. Me veo sometido ante la presencia de Caprinio. ¿Cómo me podré justificar? ¿Tendré que justificarme o solo decir la verdad de mi renuncia? No sé lo que realmente quiere un dios de un hombre. Pero a pesar de estar en serios problemas no deseo perder este juicio. He perdido mucho antes de mi escape, y ahora puedo contar las estrellas que iluminan mis pasos. El ayer solo es venganza y el futuro se corona como posibilidad.

Caprinio:

—Un optimista más se presenta enfrente de mí, culpable ante todos los ojos de los herederos. No tendrás escapatoria de cada una de los cuestionamientos que se te procederán. Versa todo lo que quieras no hay escapatoria.

Telofonte:

—Su majestad, es el momento que nuestro sentenciado se enfrente a los primeros cuestionamientos de su desgraciada acción.

Caprinio:

—Que así sea. Responde entonces ¿Por qué escapar de mi magnifica creación?

No hay una sola respuesta. He tratado de ser fiel a mis expectativas y mis sueños. Comprendí que este mundo que me fue otorgado ha sido mancillado por las manos duras y las frustraciones de otros. Solo me recuerdo en estructuras creadas por mentiras. Éxito les llamaron a ciertos sectores donde se premiaban a los adecuados pisadores de la sociedad, de cuando en cuando, su poder y repeticiones se hicieron para muchos verdaderas. Se sumaron los detalles económicos, le pusieron precio al éxito, y le llamaron fracaso a quien no encajara con las reglas. Llegaron a vender sus cuerpos, y aún peor, los vi vender sus almas. Nuestras virtudes ya no tenían valor. Quizás sea el origen de mi trágico porvenir. Y te diré, yo fui en su momento uno de ellos, y juzgué, apunté con mi dedo para posicionarme encima de cuerpos y almas inocentes.

Telofonte:

—Te ves como una victima más del sistema, esa no es una excusa, debes probarte una vez más. Solo mencionas los obstáculos que se aproximaron ante ti. Hablas de las situaciones externas que te afectan, pero ¿qué sucede con tu situación interna? Debes acercarte más. Recuerda aquel momento donde el espacio y tiempo se juntaron porque así lo quisiste. Regresa a ese momento donde te conectaste con la naturaleza, y no titubeaste en encontrarte. Y también, procede a pensar que tus propias acciones a pesar de ser pequeñas, es parte de un todo.

Caprinio:

—No más excusas desertor, quiero que te muestres desnudo ante mí, prepara un mejor discurso y conquista.

Coro:

Alabado sea el ser que por su valentía garantice encontrar su propio camino. La excusa ha generado cobardes por miles de años, tiene la posibilidad de escucharte una vez más. No hay nada, solo el dios Caprinio y tú. Muéstrate peón, y hasta el final corónate como la mejor pieza del tablero.

No tengo miedo, que así sea.

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