Estamos conversando, y de repente duele,
te herí y tu lente empañado se restriega
con un suspiro que todo lo suspira
y nada a mi lado se queda.
Se sienta, conversamos y siento
como un puñal en todo lo mío,
aún tu voz se quiebra
y cuando te vas, lloras por fin
en el vestíbulo negro, escondiéndote de La Luna.
Se siente la amargura del aire y las paredes suscitan la pena
que solo vemos nosotros, en secreto
en secreto te busco y no te encuentro
ni la noche ara tus lagrimas
y pienso que haces lo de siempre
pero la verdad es que muero.
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