La semana.

La semana.

Kristel

11/07/2021

Estuve pensándote varios días de la semana, el lunes me atormentaba pensar en lo que hicimos, que traviesos fuimos, pero al final nunca faltó la risa que nos unía un poco más. 

El martes por la tarde, mientras me sentaba en el monte, recordaba cuando me decías que me amabas, mientras me tomabas de las manos y con tu ligereza me hacías dar vueltas, solo nos veíamos volar.

Miércoles por la noche, sin poder dormir, recordaba tus abrazos, nos recostábamos en el sillón mientras en nuestras tragedias pensamos, pero con un solo beso nocturno podíamos minimizar ese dolor.

Jueves y la semana me agotaba en las ideas, no podía dejar de pensarte, ni de sentir casi ilógico tus besos sobre mi pecho, sentir tu aliento sobre mi espalda, sentir tu nariz sobre la mía, sentirte una vez más. 

Viernes tan peligroso ya llegaba, yo seguía escalando como la primera vez que me llevaste al cielo, tocando la espesura de las nubes, sintiendo tu fragancia en mi cuello, teniéndote casi de frente y sin verte, sentía que ahí estabas, y preocupada bajé corriendo.

Sábado y no soportaba ya más el no tenerte, que importa si el amor no existe, te tengo aquí, aquí en mi mente, y aunque me fallaste, y aunque me decepcioné de esas acciones, no pude evitar volverte a amar en este recuerdo tan amargo.

Y hoy domingo caminando por la plaza, pensando en qué desgracia podía pasar, no diré que fue bendición el que hubieses pasado, me miraste y mi nombre te escuché gritar. Pero yo no quería verte, pero con tan solo observar que tu cuerpo corría tras el mío, no me quedó más que de «amor» y de «ansias» correr tras el tuyo para poderte encontrar.

Entre la tierra y mis piernas cansadas, tenía demasiado miedo de amarte, pero en ese momento lo hice, solo caímos al suelo como aquellos niños de quince. 

Me abrazabas como si nunca hubieses tenido un cariño, me comían tus brazos sometiéndome a tu latir, y el sol en nuestras frentes se llegaba sigiloso, yo no esperaba lo que en este día llegó a ocurrir. Sin pensarlo lloraste, sin dudarlo lloré, y nos mirábamos tan tristes y desolados, tan hechos pedazos y cenizas, que no evitamos el momento en el que te besé.

O me besaste.

O lo hicimos ambos, que más da.

Y tu tan entregado a tu trabajo, solo llegaba este día y no se podía creer, me cargabas entre tus brazos, eres único, y no he podido olvidarte. Que curioso, de ti acabando de escribir soltaba lo que me ataba, y ahora parece que al cielo te he invocado, y me tienes, y por fin te tengo a ti.

Te perdono por haberte marchado, me perdono por haberlo hecho. Y ahora que te sigo amando, que me abrazas y contigo me sujetas, es momento de despedirse del mundo que me rodea.

Y me amas como yo te amo, y por fin eres para mí, no te pido nada, no suplico por el viento. Soy feliz cuando te veo, soy feliz ahora que me besas. Déjame escribir amor mío, de tanto pensarte y tu pensarme, por fin estamos juntos.

Si fue coincidencia o fue la vida, si fue atracción o fue la pasada perfidia. Te sigo queriendo. Me sigues amando. Lo seguimos haciendo y ahora, creo que no podré seguir escribiendo.

-Kristel.

-Fluyendo como río, como mis ríos.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS