«Vomitando encima de la mesa»RelatosincorteParte3

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MALO CHINARRO

28/06/2021

«ME SIENTO SUCIO, VIEJO Y BASTARDO» JACMAN

-Cuál es el diagnóstico doctor?

-tiene cáncer terminal…

-No me joda doctor, tengo una familia. Hay alguna salida?

-En su estado y le voy a ser franco: tiene un tiempo estimado de vida de unos 6 meses.

-Mecagüen Dios y la puta virgen…no me joda doctor.- se le cayó la primera lágrima de muchas.

Rafa, salió del hospital Miguel Servet, miró a la Romareda y se dijo:” que le den por culo a todos. Otro año en segunda, mis hijos cuando más me necesitan y mi mujer, la dejo sola.”

Se encendió un cigarro. Con la primera calada empezó a toser, le dio igual. “ahora más que nunca te necesito”. Se cogió el tranvía, entró y miro a la gente: los jóvenes estaban riendo, las señoras mayores sentadas. “ todo en orden”. Había en ese vagón unos Latinos mezclados con nativos, un subsahariano con ropa del trabajo, un par de Rumanos que hablaban en voz alta y gente aislada como esperando algo o era él quien esperaba algo. Se sentó, y rompió a llorar. Un niño le señaló mientras le decía a su madre:

-Está llorando mamá, tiene pupa.

– Niño!! no te han enseñado que señalar es de mala educación.- le regañó la madre.

Se dirigió hasta el final de Cesar Augusto con el tranvía. En silencio, helado, nervioso y muy cabreado. Bajo del tranvía y fue por el Paseo Echegaray a ver a su amigo el osteópata.

-Joder Rafa, qué mala cara llevas.

-Me acaban de decir que tengo cáncer terminal. A tomar por culo todo.

-Espera, que cierro la tienda.

-Mejor, así me fumo un petardo.

-Hoy, la última vez. Ya son las 2 de la tarde. Voy a cerrar la tienda.

-Y tanto que va a ser la última vez. Me la suda todo, la verdad, Mariano. Pienso en mis hijos, pienso en mi mujer, en la vida que hemos construido y en la vida que se va a perder.

Se terminó de liar el porro de hachis. Se lo hizo bien cargado. Le dio una calada, una segunda y una tercera hasta que empezó a toser.

-Quieres? Mariano.

-Yo ya sabes que hace muchos años que no fumo.

-Ni por un día vas a fumar, con tu amigo, ni para celebrar que este cabrón la va a palmar.

– No eres un cabrón. Y nos puede pasar a todos. Se lo has dicho Maria-José?

– No sé cómo decírselo.. No sé qué decirle a los hijos. No sé que decirle a mi madre. – Apretó los puños y dio un puñetazo a la puerta del baño.

-Rafa, coño! Me vas a reventar el local!

– Lo necesito. Mi vida se acaba en unos meses!!! Mi vida!!, Mariano!! Mi puta vida!!Y qué he hecho? Trabajar, ir a la playa, tener dos hijos, casarme, pagar una hipoteca…-volvió a entrar en un estado de toses contínuas. Mariano le trajo un vaso de agua.- No tienes una cerveza?

-Yo no bebo, ya lo sabes.

-Joder, es que no fumas porros, ni bebes, haces ejercicio y te cuidas. Menuda mierda de vida!- Se le cayeron unas lágrimas.

– Tranquilo amigo.

– Abrázame hostia. En mi vida he estado tan solo y en mi vida he estado tan rodeado.

Se terminó el porro y se marchó por donde había entrado. No sin antes despedirse de su amigo, le volvió a dar otro abrazo. –Llama a tu mujer.-le dijo Mariano. –No me atrevo, todavía no estoy preparado.-le respondió. Se le cayó otra lágrima y se fue a un bar que conocía. Al entrar el camarero le saludó como siempre y él se sentó en la barra: pidió una jarra de cerveza, un chupito de orujo y un vaso de agua. Mientras el camarero se lo ponía se fumó un cigarro en la puerta. “ tengo que llamar a mi mujer, pero qué cojones le digo. Lo normal sería que estos últimos días los compartiese con ella y mis hijos. Pero para hacerles sufrir… Para qué? Porque no me tiro de algún lado. Joder, Rafa, tranquilo…que te han dado mucho. Entra dentro y bebe.” Sus pensamientos hilaban en una fina cordura. Por fin, terminó su cigarro y entró. Empezó por el chupito, se bebió el agua y acabó por la jarra. Todo esto pasó en 10 minutos. Él y la barra. La historia de tantos días y tantas alegrías. También había penas en Rafa como en todas las vidas. Le dijo a su Mariajo que no contase nada a sus hijos de aquella cita con el doctor. La mayor estaba esperando un hijo. El pequeño se había comprado piso hace poco. “todos son felices y yo me marcho, qué cojones Rafa!! Mariajo y yo hemos levantado una familia! Qué cojones…”se repetía en su mente. Se levantó del taburete. Salió del bar y se dirigió a la plaza del Portillo. Se sentó en un banco. Miró a su alrededor. “ cómo ha cambiado el barrio: de la gente currante a los yonkis, gitanos y prostitutas para más tarde a los negros, moros, panchitos, unos pocos gitanos y putas. Quién se lo iba a decir a mis padres cuando me criaron aquí. Pero qué dices Rafa!!Le dan vida al barrio, por el día tiene su encanto, por la noche no pases. Trata a las personas como te gustaría que te tratasen, como siempre decía mi madre. Tú no eres como el resto. Pero el resto no la va palmar!!” Se encendió otro cigarro. Y llamo a su Mariajo.

-Mariajo, cariño. Tengo cáncer terminal.- pegó un puñetazo al banco. Los presentes se alarmaron y lo miraron. “qué estoy haciendo”. Algunos recogieron sus cosas y otros se quedaron como una estampa más del día.

-Rafa, amor. Donde estás? Vente a casa. La medicina no es 100% fiable. Vamos a otro médico.

-No, no y no. La voy a palmar. No les digas nada a los chicos. No quiero que lo sepan. Por lo menos hasta que Maricarmen tenga el hijo.

Desde el otro lado del teléfono oía cómo su mujer estaba sollozando.

-Lo que tú quieras, pero ven a casa. A nuestro hijo José no se lo vas a decir?

-Sí, tienes razón. Se ha hecho un hombre. Te acuerdas cuando le di unas buenas hostias con 14 años por hablar delante de sus padres en voz baja? Como una putilla, respondiendo y soltando gilipolleces contra sus padres en voz baja. Si no le llego a meter esas hostias no sé qué clase de hombre se hubiese convertido, mira la cantidad de putas que hay por todos los lados, de mi hijo será lo que quiera ser, pero nunca se dirá que es un putilla. Mira a la cara, habla en voz alta y di las cosas claras. A tú manera, pero claras. Como me dijo mi padre en su día. Es lo único de ese cabrón que aprendí.-Tosió fuertemente y se puso la mano al pecho.

-Ehh, estás bien? Ahí mi Rafita.

– Rehaz tu vida, Mariajo.

– No digas eso, Rafa. Has sido un gran padre. Y el mejor marido que he podido tener.- entre lágrimas y sollozos respondía su mujer.

– Necesito unos días. Sólo te pido unos días.

– pero qué vas a hacer? A dónde vas a ir?

– Dame tres días. Solo pido tres días de 30 años casados.

– Dios mío, virgencica del Pilar dame fuerzas.

– Mariajo, entiéndeme. Volveré a estar a tu lado en tres días. Te quiero más que a mi vida.

– Rafa, no digas eso por Dios!

– Tres días Mariajo. Te quiero.

– Siempre has sido un cabezón y harás lo que quieras. Pero por favor, por los santos, solo tres días.

-Te quiero Mariajo.- se le volvieron a caer una lágrimas y pego otro puñetazo al banco. Colgó el teléfono cuando su mujer terminó de decir te quiero.

Se quedo exhausto, como si hubiese dicho todo o a la persona que más le importaba. Tenía tres días y no sabía qué hacer: beber, fumar y hablar. Al final es lo que más le gustaba. Así que caminó por Conde Aranda fijándose en los edificios, en las diferentes personas, en los coches, en las motos, percatándose una vez más de su barrio. Siguió por el Coso y se metió por Paseo Independencia. Se le ocurrían muchas cosas en la cabeza. No tenía ni idea de a cuál seguir, pero siguió caminando y pensando: “ Puta vida, si existe un Dios que le dé buena vida a mi mujer e hijos, si existe un Dios; Bueno, ese cabrón si existiese no me haría esto. Esto solo lo puede hacer un desgraciado como yo. Por paseo independencia paseé durante muchos años pero en su última reforma, ayy como se pusieron los cabrones de los arqueólogos o como se diga, pero la han dejado bien bonita, qué cojones: la palmo yo, mando yo.” Llegó a plaza Paraíso. “ antigua facultad de medicina, muchos querían salir con una médica menos mal que encontré a Mariajo”. Se sentó en un banco de la plaza porque estaba muy cansado, se sacó un petardo de la camisa que se había hecho en plaza del Portillo y se dijo: “que me vengan a joder esos cabrones, que los reviento. Putos grises, la de hostias que me han dado cuando era más joven. Eso sí eran manifestaciones y no la mierda de los sindicatos de hoy en día. Hasta en puestos de Bankia estaban los muy cabrones y mas de 6 millones de euros de cursos y demás mierda. Hijos de puta.” Se terminó el petardo tosiendo y escupiendo sangre. Bajó por constitución y encauzó por camino las Torres hacia el parque Pignatelli. Acabó en el restaurante Torres de la misma calle. Muy buenas paellas y cuando está el dueño original le da cierto aire de misticismo a ese lugar con su foto del Real Zaragoza y varios de Los Magnificos entregando la copa a “La espada más limpia de Occidente”. Entró y se presentó, se pidió una jarra fría y una paella para dos de arroz negro. No tenía hambre pero cuándo la iba a tener si en unos meses ya no la tendría jamás.

-qué tal guapa? Quiénes estáis hoy? Está el cabeza de familia o están los hijos?

– Solo están los hijos. Quieres que les diga algo?

– No, no hace falta. -“ese facha cabrón no va a volver a currar en su vida.”- Dale recuerdos de Rafa el carnicero.

-Se los daré.

Salió a fumarse un cigarro mientras le traían la comida y mientras se bebía la jarra helada de cerveza. “Qué voy a hacer ahora, emborracharme, por qué no te tiras de una vez y dejas de hacer sufrir a tus seres queridos. Pero joder qué dices si está Maricarmen esperando a su hijo”. Volvió a entrar al bar y ya tenía la mesa puesta. Les pidió que comería en la barra, que sería algo rápido. Se sentó a su lado un hombre. “ vaya asqueroso con su camisa nueva y corbata. Otro facha, seguro. Lo que me faltaba, otro cabronazo. Menos mal que hacen buenas las paellas”.

-Cuál es su favorita?

-El qué, perdona?.- Le miraba con cara de pocos amigos Rafa

-Las paellas.

-aaahh, a mí me gusta la de arroz negro. La que más. Aquí la hacen muy buena.

– Yo es que por los niños arroz negro no les gusta, así que siempre cojo arroz amarillo.

– No te preocupes que ya crecerán. Lleva poco viniendo aquí?

-Antes vivía en las Fuentes. Ahora me he mudado a una casa cerca de aquí. Buen sitio este lugar. Es de esta zona?

-No, pero siempre que puedo me acerco. Así saludo al cabronazo del jefe y me como un arroz negro. Tienes hijos, entonces?

Ya le traían el plato de paella y una botella de vino blanco.

-Aquí tiene.-le dijo la camarera.

-Gracias.- respondió él.

Empezó a comer mientras su acompañante esperaba y le contaba la vida de sus hijos. Que tenían 9 y 11 años, y que se había dedicado a hacerles jugar con las operaciones de su colegio desde bien pequeños. Rafa mientras comía le contaba que su mujer jugaba con sus hijos al veo veo en el coche pero que lo que más odiaba era visitar una ciudad que no habían visitado cuando eran más niños porque era todo el día estar viendo museos, iglesias y monumentos. Su mujer siempre se preparaba lo que iban a ver y les hacía como un juego para los niños.

-La verdad que no sé si lo preparaba pero tiene una memoria de olivo. Nunca se le olvida nada y siempre con una paciencia y ganas de ver cosas nuevas. Creo que esa curiosidad se le ha pegado a los críos. Hoy, mis hijos los veo muy vivos con muchas ganas de aprender cosas nuevas y siempre están esperando a tener vacaciones y llevarnos a algún lado. Yo ya estoy jubilado sabe, y lo que más me apetece es estar en la playa o en casa.

Se le escapó una risa al acompañante de Rafa.

-Pero bueno, y usted no les ha inculcado nada? Algo bueno habrá hecho.

-Yo? Trabajar y trabajar. No se me dan bien los críos. Les compré una consola y un ordenador con internet cuando dijeron que era el futuro pero vamos que yo no tengo mucha idea de tecnología aunque siempre me gustó que tuviesen oportunidades, y ya que no pude estar con ellos porque ni me gustaba ni hubiese sido bueno pues qué menos que no estuviesen atrasados.

-Usted ha sido muy buen padre y para no gustarle viajar ha aguantado muy bien a su mujer.

– Es la mejor mujer que uno haya podido tener. Le ha dado a mis hijos la educación que tenían que tener. Alguna hostia les ha caído por mi parte a mis hijos pero te puede asegurar que menos que las que pegaba mi padre a mi familia. Y todas merecidas.

La camarera entregó el paquete de arroz al acompañante de Rafa. Se despidieron y se desearon buenos deseos en la vida. “ si es que ya lo decía mi madre, no prejuzgues y mucho menos juzgues, a menos que lo conozcas ya de sobras.. ya que no sabes quién está detrás de esa máscara”. Terminó su arroz y la botella de vino la había dejado cuando le quedaba un cuarto y estaba a punto de pagar.

-A ver cuando hacéis honra al Supremo capitán de la raza y quemáis esa bandera y lo dejáis tranquilo.

-Eso es cosa del jefe. A mí no me diga nada.

Salió del restaurante y no tenía rumbo.

“ A dónde voy.. donde quiero estar.. con quién quiero estar.. no sé, me voy a fumar un canuto y lo pensaré. Mejor dicho, me meto en el baño, me hago el canuto, me pido el café, me lo fumo por la calle y ya luego si tengo ganas de pensar o pienso en alguien ya iré. Pero te echo de menos Mariajo. A ti y a mis dos hijos”.

FIN

«ASÍ ME VEO CIEGO EN UN PAÍS DE TUERTOS». JACMAN

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