Últimamente noto bastante irritable a mi hermano, cada vez que abro la boca para decirle algo, se pira murmurando a lo bajito, a veces pienso que esta enfurecido con la vida, pero vete tú a saber, es tan rarito… Le encanta el rap se puede pasar horas y horas encerrado en su habitación con la música a tope y fumando marihuana. Mi madre está desesperada dice que entre los dos le vamos a quitar las ganas de vivir. Hoy he querido hacerla feliz, me he levantado temprano y después de desayunar le he dado un par de besos en la mejilla. – Voy a buscar trabajo mami. – Le susurro a lo bajito, intentando mostrarme ilusionada, esas palabras han sido como campanas celestiales para sus oídos, Claro que solo voy a buscar trabajo, luego será cuestión de suerte encontrarlo y decidir si me apetece ir o no. Voy a buscar a Gio tiene la absurda idea de que quiere trabajar, cuestión de carácteres.

– No creo que encontremos nada ¿y si nos vamos a dar una vuelta?- Le digo como el que no quiere la cosa.

– ¿Tú estás loca? Así seguro que no encontraremos nada, yo necesito pasta, quiero independizarme, estoy harta de ver discutir siempre a mis padres, no los aguanto más-Su expresión es algo enajenada.

– ¿Tan mal están las cosas?- le pregunto con curiosidad, me encanta enterarme de todo, soy cotilla por naturaleza.

– ¡Puaf! Mi padre se pasa el día en el bar cuando llega a casa esta tan borracho que no sabe ni en qué portal vivimos. –

Es triste pero a veces la realidad puede ser así de cruel, pienso para mis adentros.

-El otro día estaba golpeando la puerta del vecino y gritando porque no le abríamos – La miro incrédula porque pienso que por muy borracho que esté una persona debería recordar dónde vive.– ¿Y qué pasó?- pregunto mientras rebusco en el bolso un par de manzanas.

– Pues que el vecino se cabreó, y le abrió la puerta como mi padre quería pero para ponerle el ojo morado. – Intento contener la risa.

– ¿¡Le pegó!?- Gio me coge la manzana que le ofrezco.

– ¿Si le pego? Le metió una paliza que ha estado tres días sin probar el alcohol. -¡Madre de dios hermoso! Y yo que pienso que tengo un hermano rarito…

– Bueno por lo menos ha servido de algo, ha estado tres días sin beber – le digo mordiendo mi manzana, Gio mira hacia una gran nave.

– ¿Qué será esto? –Me pregunta como si yo tuviese que saberlo todo.

– No lo sé, pero yo no entraría es demasiado grande y seguro que nos dan trabajo – Gio me pega una colleja.

– ¿Y a qué hemos venido gilipollas?-

Bueno yo no lo tengo tan claro cuando veo la posibilidad de un trabajo, pienso en esas mañanas tranquilas en las que me levanto a desayunar sin prisas, buscando un pedazo de sol, y la verdad no es desagradable.

– Vale entramos, pero me da a mí que no es muy buena idea – En la entrada hay una especie de mostrador, un señor algo entradito en años nos pregunta que es lo que queremos.

– Trabajo- Dice Gio que es una mete patas hasta el cuello, ya ves la necesidad que tengo yo de trabajar, nos hacen esperar un momento y luego pasamos a un despacho, por lo visto es el director de personal, nos hace una pequeña entrevista y rellenamos una ficha cada una, nos explica en qué consiste el trabajo y se despide diciéndonos que ya nos llamara en caso de necesitar gente, con un gracias hasta luego salimos de esa inmensa nave.

-¿Pero cómo pretendes que trabajemos en una fábrica de enchufes? A ti se te va la olla guapa – Estoy enfadada porque no me gusta para nada estar ocho horas haciendo algo que para mí es completamente desconocido ¿Y si no sirvo? ¿Y si resulta ser muy estresante? Mi cabeza va a estallar y le ordeno que se calle.

– Jana no te alteres, lo más seguro es que ni siquiera nos llamen. – Eso me gusta más, si ¡uff! Ya comenzaba a rayarme.

– ¿Bueno nos vamos para casa?- No sé si es por lo que he dicho pero Gio me mira raro, me da otra colleja y me dice que sigamos buscando que nos queda toda una mañana por delante para poder echar unas cuantas solicitudes, me armo de paciencia y saco un par de manzanas más.

– ¿Pero esto qué es? – Me dice con cara de asquito.

– ¿Acaso vamos de excursión o algo parecido?- Esta muchacha es algo tonta, pero lo disimula muy bien.

– Tendremos que comer para estar tantas horas buscando… ¿Cómo se llama? – pregunto en plan pitorreo.

– ¡TRABAJO! Me grita, al escucharla noto como un leve sarpullido en mi delicada piel.

–Pues creo que voy a ser alérgica mira.- le enseño las ronchas que me han salido de repente.

– Tranquila que alergia puede ser, pero no precisamente al trabajo, haraganeando no conseguirás nada en esta vida, tienes que madurar, ya te toca. – Habla raro.

– ¿Haraga?… ¿Qué? – No la entiendo – ¿Qué significa eso?- Gio mueve la cabeza de un lado para otro.

– Quiero decirte que vagueando no conseguirás nada.- Lo que yo digo, se le va la olla ¿y esta quiere trabajar? No sabe lo que dice. – Mira en este centro comercial podemos echar unas cuantas solicitudes. – No es por ser aguafiestas pero como le gusta dar por culo, me resigno sin decir lo que pienso de ella y la sigo, todo sea por la gran amistad que le tengo, ¡esto! a otra no se lo aguantaría.

– A mí me parece que ya no nos queda ni un solo sitio donde no hayamos estado, vamos a estar más vista que la serie de dos hombres y medio, tengo los pies tan hinchados que parecen dos morcillas, además tengo hambre.- Gio no se sorprende al escucharme.

– Me he dado cuenta por tu mal humor. – Sonríe. – Siempre que tienes hambre te pones histérica, pero eso no es lo que me molesta de ti, es tu desidia, choca con mi manera de ser.- Otra vez hablando raro.

– ¡Perdona! ¿Desidia?… No entiendo tu lenguaje, eres difícil a la hora de expresarte.- (A lo mejor soy yo que me pierdo ante tanta cultura)

–Desidia significa falta de interés, a ti el colegio no te ha servido de mucho ¿verdad?- La colega me está llamando analfabeta en mi propia cara.

– No me gusta tu soberbia, me resulta repelente.- Yo también sé hablar con finura si me lo propongo ¡chúpate esa! Me mira raro, de pronto siento una colleja en la nuca, lo que le gusta pegar, ojalá que cuando se esté hinchando a patatas fritas se le metan unos kilillos en el trasero, para que sepa lo que es tener que currar en un gimnasio y encima sin cobrar. La mañana ha sido agotadora, no quiero imaginar lo que sería ocho horas haciendo algo en contra de tu voluntad. Lluvia me está esperando en el sirartha (una pequeña cafetería donde nos reunimos para matar las horas) siempre vamos a tomar algo antes de meter caña en el gimnasio, por aquello de entrar con las pilas cargadas, ella se ha propuesto perder cinco kilos, yo no me lo creo es incapaz de hacer una dieta más de dos días, voluntad tiene pero en el pensamiento.

-¿Qué has hecho esta mañana?- Me pregunta con la boca llena de chocolate.

– Algo estresante, buscar trabajo. – Sus labios dibujan una larga y ancha sonrisa. – ¿Qué es lo que te hace gracia? porque yo no se la veo – Vuelve a mordisquear su sabrosa napolitana de chocolate.

– Ya se la veras cuando lo encuentres. – La miro con cara de preocupación.

– ¿Cuándo encuentre el qué? – le digo sin comprender a lo que se refiere, a veces tengo tendencia a perder el hilo en una conversación.

– Eres un poco cortita Jana, pues cuando encuentres trabajo ¿Qué va a ser sino?- Parece que se haya puesto de acuerdo Gio y ella, siempre andan con lo de cortita, sino lo capto a la primera no es porque sea tonta, simplemente distraída, pero si se empeña en molestarme con sus palabras, ahí estoy yo.

– No deberías estar comiéndote esa napo de chocolate, tiene un montón de calorías y es lo que menos necesita tu cuerpo – ¡Zasca! Chúpate esa jeje. – Miro el reloj. – Ya es hora, vamos. – La suerte de Lluvia es que siempre engorda de donde más le gusta a los tíos, las tetas. En los vestuarios Andrea una chica que parece recién salida del escaparate del Hipercor, se me acerca con algo de chulería, ¡no la soporto!

– Como te acerques a Mario te saco los pelos.- Mario es el profe del gim, es guapísimo, con sus músculos, sus tabletillas y esa piel morena, ¡vamos que esta de infarto!

– Perdona guapa el que se acerca es él, no pretenderás que me de las clases a distancia, y ahórrate las amenazas que yo también sé repartir – Sus dedos me hacen la V acercándoselos a los ojos, intenta intimidarme, pero no lo va a conseguir, le levanto el dedo en señal de vete a la mierda y me voy tan flamenca porque yo lo valgo. Mario nos saluda a las tres con una sonrisa, Andrea babeaba nada más verle, con su carita de cordero degollado se le acerca para decirle algo en el oído ¡ojala se quedara pegada en el suelo con sus propias babitas! Mario sonríe.

– Comencemos la clase con unos estiramientos para entrar en calor. – En calor hace rato que he entrado yo, ese culito de torero respingón y esos brazos fuertes hacen que a más de una le suba la adrenalina. Lluvia se para nada más comenzar.

– ¿Qué te pasa?- Le pregunto algo extrañada.

– Me ha dado un flato, tengo que descansar – ¡Descansar dice! si acabábamos de comenzar, lo que yo decía la voluntad la tiene en el pensamiento.

-¿Qué sucede Lluvia?- Pregunta el profe viendo que no está siguiendo el ritmo de las demás.

– Nada es solo un flato, descanso un momento y luego continúo. – La miro, ¡que morro tiene! – De acuerdo – Le contesta Mario con una sonrisa agradable. Quien lo pillara… Pienso para mis adentros. A la salida del gim esta Pol y Lucas, se tienen que aburrir mucho para estar esperándonos.

– Hola chicas. – Nos dice Pol con una sonrisa que empalaga.

– ¿Qué pasa, no sabéis que hacer y como último recurso estamos nosotras o qué?- Dice Lluvia harta de quedar siempre como el segundo plato, yo diría que le mola Lucas pero lo niega rotundamente, creo que lo hace para despistar.

– Esta noche hay concierto hemos pensado que podríamos ir todos juntos. – Contesta Lucas observando los melones de Lluvia.

– Los ojos los tengo más arriba. – Le reprocha molesta.

– Perdona es que es lo que más sobresale de ti. – Pongo cara de sorprendida, dibujando una “O” con mis labios.

– ¡Cállate que cada vez que hablas la cagas!- Le digo antes de que entren en discusión. – Bueno ¿qué decidís?- Pol tan impaciente como siempre.

– No sé, tenemos que comentarlo con Gio –

– ¿Qué pasa es ella la que decide por vosotras?- Comenta Pol, a veces resulta tan desagradable…

– No exactamente, pero somos amigas y nos gusta pensar entre las tres lo que vamos hacer – ¡pringado, engreído! Pienso en voz alta, cada día me cae peor. Mientras hablamos pasa Andrea con esa soberbia de niña pija, ¡es que la hinchaba a hostias!

– Hola Pol a ver cuándo quedamos para tomar algo – Sus ojos son lujuriosos, ¡para tomar algo dice!

– ¿Tienes algún problema a parte de esos kilos de más?- Se pasa siete pueblos, no sabe con quién se la está jugando. Lluvia no se anda con rodeos, la coge de la cola obligándole a echar la cabeza hacia atrás.

– La próxima vez te quedas sin dientes, mucho ojo conmigo ¡zorra!- La suelta dándole un empujón. Así de clara es Lluvia, parece que Andrea lo ha entendido porque se aleja sin decir palabra. Lucas le mira embobado.

– Eres la mejor- Me acerco a él.

– Cierra la boca que se te va a caer la baba bonito. –

Cuando llego a casa veo la cena preparada en la mesa.

– Cada día vienes más tarde Jana, necesitas un cambio en tu vida con urgencia- Mi madre siempre pensando en voz alta.

– Es que nos hemos encontrado con unos amigos y se me ha pasado la hora hablando- Mi padre desde el sofá murmura. –…Mientras solo sea hablando…- El que faltaba, mejor me callo porque si no habrá bronca, pienso para mis adentros, porque hay cosas que no se deben compartir y esta es una de ellas.

– Esta noche voy a un concierto, llegaré tarde, lo digo para que no me esperéis despiertos como acostumbráis hacer-

¿Y que malo hay en ello?- Dice mi madre con una inocencia que no se la cree ni ella.

– No me gusta que perdáis el sueño por mí, me siento…Egoísta. – Yo también sé salir bien ante situaciones incómodas.

-¿Y tu hermano irá a ese concierto?- ¡uff! Cómo me estresa mi padre cuando comienza con su interrogatorio.

– ¿Quién?¿Marcos? – Coge un cigarrillo, mientras lo enciende me mira con ojos sagaces.

– Que yo sepa no tienes más hermanos.- Que chistoso el señor.

– No creo, a mí no me ha dicho nada, de todas maneras papi sé cuidarme yo sólita. –Mi madre enfadada de ver a mi padre fumando en el comedor le dice que salga al balcón, no soporta el olor a tabaco.

– Permítete que lo ponga en duda, la última vez que fuiste a un concierto te tuvieron que traer en brazos de la borrachera que traías.- Que rabia me da que siempre estén recordándome todo lo que hago mal.

– No te preocupes que no voy a beber. – Le digo mientras me voy a mi habitación. Llamo por teléfono a Gio para decirle que hemos quedado con los chicos para ir a un concierto, ella me pregunta porque diablos tenemos que ir con ellos y yo le contesto que han sido ellos los que nos han dicho de ir todos juntos, silencio… pasan segundos… – ¿Sigues ahí Gio?- Tarda unos segundos más en contestar, pero al final se apunta. ¡Yujuuu esta noche fiestuki! Me pego un bailecito loca de alegría y me dirijo al armario dónde guardo toda mi inspiración.

Todos nos miran preguntándose qué hacen en un concierto de rap tres pijas, Lluvia enfadada se dirige hacia Pol.

– Podrías ver avisado que el concierto era de rap, nos hubiéramos puesto unos tejanos, ¡gilipollas! – Lucas se adelanta a contestar.

– No te quejes por lo menos os miran, no pasareis desapercibidas como suele suceder.- Gio la loca de las collejas lo mira raro, por un momento sonrío imaginando lo que va a suceder. ¡Zasca! Jaja es que lo sabía.

-¿Por qué me pegas? – Su rostro es de resignación.

– ¿Qué esperabas que te besara el culo? – Nos reímos todos menos él, claro. Un chico apoyado en una de las barandas me mira insistentemente, intento ignorarlo, me molesta sentirme acosada por un desconocido, al final me acerco hasta él y le pregunto si quiere una fotografía.

– ¿Perdona? – Pregunta haciéndose el distraído. – ¿Una fotografía de quién? – Mira que es cínico, ahora se hace el tonto.

– ¿De quién va a ser? Mía, llevas más de media hora mirándome, me estás molestando con tu insistencia. – Con una sonrisa se me acerca y me susurra al oído.

– Perdona pero no es a ti a quién miro- Tierra tragame.

– ¿No? ¿Entonces se puede saber a quién estas mirando? – ¿Por qué no me callo y me doy media vuelta? Sería lo normal.

– Observo las cámaras que han puesto en el recinto, soy el encargado de que todo funcione a la perfección. – Vaya manera de cagarla ¿Y ahora que le digo yo?

– ¡Ups! Mejor me voy- Le digo mientras intento desaparecer del mundo. -Por cierto me llamo Jana.- Sus ojos se clavan en los míos haciéndome sentir algo extraño.

– Bonito nombre. – Grita, mientras me alejo.

Dios mío, cómo puedo ser tan tonta…

– ¿Quién era ese? Pregunta Lluvia.

– Un amigo – Le contesto ¿Para qué dar tantas explicaciones? Si ni yo misma sé quién es.

No bebí mucho pero la falta de costumbre me hizo ver las cosas doble, cuando llegué a casa ¡ahí estaban los dos! Como dos cromos pegados en el sofá, sin hacer ruido me fui a mi habitación, me tumbé en la cama y miré como todo a mí alrededor giraba y giraba sin parar. Mi hermano entró despacio para no asustarme, al intentar apagar la luz me caí de la cama y me dio la risa tonta.

-¿Has bebido verdad?- Pobre Marcos, últimamente está de lo más aburrido.

– Un poquitín – Le contesto intentando meterme en la cama sin caerme.

– Como te pille papá te vas a flipar tu sólita. – Ya está haciendo el papel que no le corresponde.

– Vale buenas noches aguafiestas que eres un cansino! Jopeta con él chaval!

SINOPSIS

Jana es una adolescente con una vida normal, hasta que de repente todo cambia. Debe aprender a tomar decisiones y comprender que no todo es perfecto. Su familia se derrumba y solo ella puede levantar los pilares de un hogar roto.

Una historia rural, con expresiones de calle y con la dureza de las drogas.

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