UN GRITO EN SILENCIO

UN GRITO EN SILENCIO

karen camargo

10/05/2021

Me encuentro entre una habitación, con muy poca luz, una luz tenue con un olor a soledad, con un olor a amargura, con apariencia a muerte.

No se cuanto tiempo llevo aca, siento mucho frio, tengo sed.

No se cuanto tiempo llevo, acabo de despertar, mi visión es algo borrosa.

Siento el miedo de no saber qué ha sucedido.

Siento la incertidumbre de no saber donde me encuentro.

Dirijo mi vista hacia cada rincón y orilla de este cuadrado que me encierra y me doy cuenta que no tiene puerta.

Tengo taquicardia, el corazón late aprisa, como si fuera abandonar mi pecho, mis manos están sudorosas, mi mente no se calla, no razona.

¡Basta!

¡Detente!

  • Es un grito silencioso que le digo a mi mente-

Me pongo de pie, y comienza a lo que yo le podría llamar una caminata, pero no lo es, hay 4 pasos de ancho, 4 pasos de largo.

Se vuelve más caótica, agobiante y frustrante la situación.

Pienso, pienso y nada me resulta, solo que cada vez duele un poco más la cabeza, el pecho.

Tengo la sensación de que bajara sangre por mi nariz.

Tengo esa impresión del sabor a sangre.

¿Qué está sucediendo?

Percibo un dolor que recorre todo mi cuerpo.

Este desasosiego de no tener el control de la situación.

Se va poco a poco el aire, se congelan mis manos, el miedo es cada vez más profundo, empiezo por creer que es solo un sueño.

No, esto no es un sueño, estoy sintiendo cada sensación, cada sentimiento abruma mi pecho.

Entran de a poco pensamientos miserables y ahogantes que desvanecen mis ganas de querer salir y luchar, de continuar manteniendo mis pensamientos en cordura, de tener un buen juicio ante la situación.

Pero esto no es una buena situación.

Pasa el tiempo, no tengo cómo calcularlo pues el reloj que traía en mi mano derecha no está,

El tiempo me ha brindado resignación ante lo que estoy viviendo , surgen preguntas.

¿ Dónde estoy?

¿Quién me trajo aquí?

¿Qué es este espacio?

Sigue mis pensamientos incesantes y solo quiero acomodarlos a mi favor por una vez en la vida.

Quiero de este momento, el momento sublime para mi compañía, mi única compañia, es mi presencia.

Comienza por los recuerdos de una hermosa y a su vez caótica infancia.

Una infancia llena de juegos, de imaginación, exploración, una etapa donde soñaba hasta ser lo imaginable, donde los pensamientos estaban llenos de ingenuidad, donde la vida no era tan vulnerable para mi.

Solo quiero recordar lo que me haga sentir plena.

Recuerdo lo mas hermoso y apacible de mi vida.

Recuerdos que en este instante me hacen saber quién soy.

Pasa y pasa el tiempo…

El tiempo se deriva en una constante intranquilidad.

Se convierte en un falso espejismo para poder encontrar la salida.

¿Cuánto tiempo más pasará?

Caigo sobre mis lágrimas, me derrumbo sobre la incertidumbre.

Duermo incesantemente.

No sé si han pasado horas, días, meses o años, no concibo el lapso del tiempo.

En medio de oscuridad que me proporcionan mis ojos al tenerlos cerrados, en medio de la fragilidad que embarga a mí mente, comenzar por escuchar voces, voces entrecortadas por el llanto, voces que suplican y ruegan por mi bienestar.

¡No entiendo!

Es sentir el cuerpo adormecido.

Es sentir la mente en un enredo de nudos.

Es sentir ese grito en silencio.

Sentir que no te escuchan por más que se grite.

Comienzo por recordar el porqué estoy acá.

Fueron y han sido días de fragilidad, han sido días de quebrantarse sin que nadie lo vea, han sido de aguantar , de aguantar el llanto, de aguantar el dolor y el cansancio que siente el alma.

Han sido días de aguantar ese noseque que viene y va sin razón alguna.

De aguantar días como hoy..

De aguantar el ser egoísta conmigo misma y brindar mi compañía a ellos, ellos los que no me ven, pero yo ya no quiero mi compañía.

Me veo sobre esa azotea,son varios pisos de alto, veo el suelo a lo lejos de mis pies. .

Mis manos tienen mucho frío, el día era gris, helado.

Un día como yo opaco y caótico en la existencia.

Miro el reloj marcan las 1:11 de la tarde.

tres pensamientos con cada número.
1 dar el paso sin dudar

1 caer y que no duela

1 dejar de sentir el dolor del alma

Tengo un suéter rojo que llega a mis rodillas, un pantalón negro, tenis blancos.

Cómo duele el alma.

Cómo duele la existencia.

Siento como el aire roza mi rostro.

Siento como el aire le da el suspiro al paso hacia el vacío.

Caigo sobre el concreto que recibe mi cuerpo entre su áspero y tosco cimiento.

siento un golpe demasiado fuerte en la cabeza y como cruje todo mi cuerpo..

Es cuando despierto y ….

Me encuentro entre una habitación, con muy poca luz, una luz tenue con un olor a soledad, con un olor a amargura, con apariencia a muerte.

Es volver al inicio y ver que me encuentro en una cama de un hospital sin poder mover mi cuerpo, sin poder tener la conciencia despierta.

Al poder entender lo que he hecho me veo.

Veo mi cabeza cubierta por varios paños blancos

Veo que mi brazos y piernas están cubiertos

Me veo postrada en una cama, conectada al respirador.

Ahora me quedo en un grito en silencio

Ahora estoy muerta en vida.

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