Bajo la piedra, pequeños nidos abiertos como sepulcros de barro. Nidos que alejan tempestades. Túmulos que anuncian agua, asientos que curan dudas. Que tranquilizan úteros. Refugios de los que brotan castas de obreras estériles. Sin alas. Despojadas de sus vestidos nupciales de plata. Ritos de paso en cuerpos desnudos, sostenidas por la propia voluntad de existir. Sin esqueleto.Un escarabajo armado de gloria junto a esa suma de material vivo: la colonia revienta bajo el sol. Su caparazón fúnebre es devorado por la inteligencia del enjambre. Devorarlo es una emergencia global. Junto a él, defeca la paloma en arrullo suave.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS